EN DEFENSA DE LA MINISTRA YASMIN ESQUIVEL MOSSA

 



Han sido días difíciles para quienes somos orgullosamente egresados de la carrera de Derecho en la FES Aragón. Para quienes conformamos la comunidad universitaria de dicho campus y conocemos de sus historias, aun no contadas. Por eso, lo que escribiré a continuación, puede ser objeto de reproche, de defensa a lo indefendible, de condena anticipada, del prejuicio y otros más que podrán decir, palabras producto de la enajenación. 


¡Nada de eso es cierto¡ Hablaré de la historia de la FES Aragón, de la carrera de Derecho y de sus célebres egresados, aunque algunas de ellas, nos haya llevado de la Gloria, al Infierno de la moralidad.


Esta es mi posición personal al respecto. Replicó y ratificó cada una de las palabras del presente texto. Asumo las respuestas que pueda generar este escrito. 


Advierto también que no soy partidario de la “4T”. He sido siempre crítico, del actuar del Presidente de la República. 


La Doctora Yasmin Esquivel Mossa es la primera egresada de la FES Aragón - escuela de la UNAM - en haber alcanzado un escaño como Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Fue un sueño de la comunidad aragonesa que finalmente pudo haberse alcanzado en los años recientes.


Ella se tituló en 1987, bajo la asesoría de la maestra Martha Rodriguez Ortiz, profesora fundadora de la otrora ENEP Aragón. Cabe mencionar, que la maestra Martha es además, la catedrática en la historia de la Universidad, con más tesis asesoradas en la historia de la Universidad Nacional Autónoma de México. Algo así como 511 tesis asesoradas. 


Hoy las dos - mujeres, tanto Jazmin como Martha - han sido objeto de las peores críticas que he observado en los últimos años tanto de la prensa como de la comentocracia de las redes sociales; y desde luego, esas voces vociferantes lastiman en sus palabras, algunas con mitad verdad, pero también con la suficiente dosis de odio;  que solo sirven para alimentar a esta polarización en el que ha vivido mi país.


La década de los setentas constituyó un parteaguas en la historia de la educación superior de nuestro país, cuando el Gobierno Federal decidió la creación de cinco escuelas nacionales de estudios profesionales dependientes de la Universidad Nacional Autónoma de México, hecho que marcó un indudable avance en el proceso educativo nacional. Una de esas escuelas, fue la ENEP Aragón, fundada en 1976 y que alcanzara el rango de Facultad en el año 2005. 


Cuando llegué a las aulas de la ENEP Aragón, en el año de 1994, condené su carácter de “escuela olvidada”. Comparándola con las bellas islas y las comodidades de la Facultad de Derecho en Ciudad Universitaria, era desde luego obvio descubrir el retraso en el que se encontraba la escuela, en todos los aspectos. 


En mi tercer semestre, allá por el año de 1995, fue que conocí a quien fuera uno de sus profesores fundadores y también, Director de la Escuela. El único de formación jurídica en dirigir el Campus Aragón, su nombre: Sergio Rosas Romero. 


El maestro Sergio Rosas, ante los ojos de los demás podía pasar por un profesor divo, pedante, prepotente, con ínfulas de clasista y superioridad; pero realmente, ante mi presencia, fue mi maestro, además mi “segundo padre”,  a quien le otorgue un grado de superioridad hacia mi, para concederle al día de la fecha, el carácter de ser mi Maestro. 


Me hablaba mucho de la historia de la Universidad; me platicaba sobre sus años de juventud y de aquellos gloriosos días, en que fuera designado por la Junta de Gobierno - a través de la propuesta que hiciera el Rector Guillermo Soberón - para convertirse en el Director de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Aragón. 


Pero la escuela que yo conocí en 1994, no era la que Rosas Romero había administrado en sus años como Director, de 1978 a 1986. 


Sergio Rosas Romero entró a la Universidad, luego de una crisis estudiantil, en el que una huelga había paralizado las actividades escolares, orillando al entonces Director Fundador Pablo Ortiz Macedo a renunciar. 


Sergio Rosas, fue entonces, el constructor de la ENEP Aragón, fue en los años de su administración en que se llevó a cabo la construcción de la mayoría de los edificios que hoy alberga los salones de clases; la ampliación de la Biblioteca, la construcción del Auditorio Jose Vasconcelos, mas conocido como el “Elefante Blanco”, así como también, el que diera identidad a la escuela, con la edificación de las escultura del arquitecto Mathias Goeritz, a través de las famosas y célebres “Torres”.  



Sergio Rosas Romero me enseño, que a diferencia de la hermosa Facultad de Derecho ubicada en césped sagrado de Ciudad Universitaria, que la ENEP Aragón era el verdadero proyecto educativo de la Universidad Nacional. Una Universidad que debía mostrar a las élites universitarias, que como la masificación de la educación, no era deteriorar o denigrar el conocimiento, sino simplemente socializarlo, expanderlo a todos los rincones del Valle de México: “¡A mayor cantidad, mayor calidad¡”


Me hablaba mucho de la generación de los maestros fundadores.  Una escuela creada en el pantano, en el que nadie quería dar clases por su lejanía de la Ciudad; donde su planta docente, se fue conformando prácticamente a base del ruego que éste hacía a sus compañeros colegas también docentes en la Facultad de Derecho, para que dieran clases en la ENEP.   Muchos profesores de la Facultad aceptaron la propuesta y  decidieron emprender el viaje a Aragón, por verdadera convicción y amor a la patria y a la Universidad. 


Y es así que puedo citar a los maestros que fueron fundadores y a los años consecuentes. A quienes dejaron la comodidad de la accesibilidad de la Facultad de Derecho que ofrecía Ciudad Universitaria, para irse a lo más olvidado de “Ciudad Nezahualcóyotl”, a lidiar con los mosquitos y los males olores. 


En esa lista puedo citar desde luego, a la maestra Martha Rodriguez Ortiz. Egresada de la Facultad de Derecho y una de las profesoras de mayor antigüedad, en la FES Aragón.  


Sergio Rosas, pese a su posición institucional, oficialista y en ciertos momentos “gobiernista”, me dejaba entre ver, la gran conspiración que existía en algunos círculos universitarios, por querer “!cerrar la Escuela¡”.  Se dudaba de su autenticidad, de sus profesores y obviamente de sus egresados. 


Rosas me hablaba de una “elite” que no permitía el acceso de otras personas o grupos a esa élite gobernante; y era curioso que me lo dijera, una persona, a quien yo ubicaba dentro de esa misma “elite”.  


Sergio Rosas en verdad que se daba “baños de pueblo” cada vez que visitaba a la ENEP Aragón a darnos clases. Había sido un hijo privilegiado, de familia acomodada en el servicio diplomático mexicano, pero también, de las altas esferas universitarias. Un día el maestro Alumno Luna Caballero quien había sido su alumno, me contó una anécdota: Lo veía llegar a su escuela Secundaria, con  su automóvil deportivo y con una chamarra azul y oro de Universitario.  Era un “Junior” mi querido maestro. 


Sergio Rosas Romero me confiaba su sueño de que algún día la escuela tuviera su primer Ministro de la Suprema Corte. y ese candidato, era precisamente Francisco Chavez Hochstrasser. Lamentablemente el Magistrado de la Primera Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, falleció en el 2008 - tres años después de la muerte de mi maestro. 


Entendí entonces, que el sueño de esa comunidad fundadora de la ENEP Aragón, era tener un día a un Ministro de la Suprema Corte de Justicia. Nuestra visión machista y patriarcal aprendida, no concebía ni siquiera, el que pudiera ser Ministra y no, Ministro. 


Cuando fui alumno de mi maestro Sergio Rosas, le reprochaba “¿por qué carajos en Aragón no teníamos maestros de renombre?”; las “vacas sagradas” estaban en Ciudad Universitaria y no había ninguna de ellas, en la ENEP Aragón. Mi querido maestro, cada vez que me regañaba quería como golpearme, su voz grave y determinante era imponente y su forma de ofender y denostar, era además dañina. Me respondió que no teníamos eso que yo llamaba “vacas sagradas”, por la sencilla razón de que nuestra Escuela, era joven, apenas tenía veinte años de edad y sus verdaderos frutos, ya no los vería él, pero yo sí. 


“Ya tenemos brillantes abogados penalistas, muchos de ellos ya son jueces; dentro de unas décadas tendremos doctrinarios y hasta Ministros en la Suprema Corte”. 


“Aragón, es la cuna de abogados y jueces penalistas, laboralistas; los defensores del pueblo”; 


Su retórica me hacía recordar a un viejo PRIista echeverrista, de los años del diazordacismo, de hecho, toda su presencia me recordaba al expresidente mexicano Gustavo Diaz Ordaz. Un hombre duro, recto y por momentos, sin sentimientos. 


Le ayudaba a asesorar las tremendas tesis que le gustaba asesorar. Verdaderos ladrillos de 500 páginas cada una de ellas, lo hacía en el Salón que debería llevar su nombre; quería que escribieran tratados, sobre una metodología de investigación jurídica que él llamaba “Línea de Investigación Delito y Delincuente”, a lo que yo me atreví sugerirle, que le agregara también “Delincuencia”.   Así que las cincuenta tesis que le tocó asesorar a mi maestro, encuadraban a la Serie de Investigación:  “Delito, Delincuente y Delincuencia”. 


Pero el maestro Rosas, era muy exigente en la revisión de tesis, pertenecía a una generación de profesores formados en la disciplina, en la obediencia y hasta en ciertos momentos, visualizaba que no entendía las verdaderas necesidades de los muchachos. Ellos simplemente querian titularse de licenciados en Derecho y no  existía en aquellos años en que fui estudiante, otra forma de titularse, más que escribir una absurda Tesis Profesional. 


No todos los egresados de la escuela debian ser investigadores o docentes; no todos tenían el alma de escritores para serlo, ni mucho menos para convertirse en juristas. La tesis profesional era solo un requisito, un trámite y entonces, había que facilitar a los alumnos a concluir sus estudios. 


Esa forma de pensar, tan vertical, tan autoritaria, tan moralista, no tenía cabida en el medio social en el que se estaba desarrollando el alumnado de la ENEP Aragón. Muchos de sus estudiantes eran inclusive, generaciones de primeros estudiantes de licenciatura, algunos de ellos, provenientes “del campo” o de las “colonias proletarias” - así se les decía antes -  no existía el concepto de “originarios”, “indígenas”; otros más, eran ya jefes de familia y con la responsabilidad, de sacar adelante a sus hijos. Tuve muchas compañeras estudiantes, embarazadas, que se convirtieron en felices madres y profesionistas exitosas. 


Fue así que en el año 2002, tomé un curso de metodología de tesis con la maestra Martha Rodriguez Ortiz; ahí fue donde aprendí que los docentes, teníamos que ser “facilitadores” y ayudar a nuestros alumnos, a cumplir con sus metas. Un trámite burocrático como titularse, podía costar inclusive más a la Nación, al haber gastado recursos públicos en un egresado que por cuestiones ajenas a su voluntad, no podía titularse. 


Y es que parece increíble, pero las nuevas modalidades de titulación en la Universidad, sobre todo en Aragón; entraron en vigor a partir del año 2008; hasta antes de ese año, la única forma de titularse, era mediante la elaboración de una tesis profesional defendida ante un Sínodo de maestros. 


No todos pudieron cumplir con ese sueño. Muchos de los aragoneses se quedaron en el camino; eso como universitario, como docente, desde luego que duele. 


Me ha tocado ver alumnos que por motivos laborales abandonan sus estudios y jamás regresan. Pero también he sido testigo, de que cuando regresan, se titulan. 


La teoría de las “inteligencias múltiples” no era conocida. Las formas de evaluar a los alumnos las considere siempre arcaicas, obsoletas; y entonces, si algo aprendí de la maestra Martha Rodriguez, era ese espíritu rebelde, setentero en el que se quedó estancada, con una visión pragmática de la vida y del ejercicio profesional.  En pocas palabras una visión moderna y nada ambiciosa ni aspiracionista de la vida. 


No fui alumno de la maestra Martha, más que en aquel ameno curso que impartió con varios de mis compañeros profesores. Sabíamos todos los presentes, que ella era un referente en la Universidad Nacional y que su persona, además de sencilla, era humana, ajena a esas ínfulas de soberbia y prepotencia con la que se todavía se conducen las elites gobernantes de la UNAM. 


La comunidad aragonesa era fiestera, pachanguera, de la sobrevivencia al día. Muchos de ellos - hasta el día de la fecha - tienen que trabajar para poder estudiar y terminan a la postre, renunciando a la escuela, para conservar el empleo. 


Las condiciones de adversidad en la que se forman y se formaban los estudiantes de Derecho de Aragón, los ha hecho desarrollar una serie de “habilidades” que no se enseñan en ninguna asignatura de la escuela. Son sin duda alguna, campeones en los torneos de “levantamiento de tarro” y tienen una resistencia al alcohol, mas a parte son bailadores, sociables, en pocas palabras, les gusta el “desmadre” y no es un secreto, que se sepa que “Aragón es el mejor campus de la Universidad que mejor se caracteriza por sus antros”. 


Sin embargo, al momento de estudiar, no sé qué trucos arman para poder acreditar sus materias. Estudian una noche antes - “el método Aragón” - como decía el Doctor Elías Polanco. “No se a que santo le rezan”. Pero terminan acreditando una a una sus asignaturas.  


Esa habilidad de los estudiantes y egresados del Derecho, los ha hecho colocarse en varias posiciones operativas de la procuración e impartición de justicia; no fueron alumnos privilegiados por la cuna en la que nacieron, muchos de ellos sin contactos ni referentes en la abogacía o en el servicio público; pero sin duda alguna, les pese a quien le pese, Aragón es una de las canteras de mayor producción de profesionistas en Derecho en toda la Republica Mexicana. 


En mis veintitrés años de vida docente en el campus, me ha tocado ver y convivir con mis alumnos. A nadie le regale una calificación; si en cambio, fui humano para entender aquellos obstáculos que podrían truncar la vida a un futuro profesionista. Entendí que la misión del docente, es compartir el conocimiento y darle a sus alumnos y alumnas, esa ambición por querer vivir y superarse; por cumplir sus metas y ser, lo que ellos son realmente. 


Como haberles dicho, que la vida profesional enfrentarian a grupos de poder elitistas, conservadores, nacidos en el privilegio; grupos que no permitirían de ninguna forma, su ascenso en la escala social. 


Y es así que cito a Yasmin Esquivel Mossa, cuya vida en sus años de estudiante egresada desconozco, pero que sin duda alguna, encontró en la maestra Martha Rodriguez, el puente que le facilitara “brincar” ese requisito académico del absurdo, que es escribir una tesis profesional. 


Yo se que el párrafo que acabo de escribir, pudiera sonar como una confesión; no lo es.  Respeto el liderazgo de la maestra Martha Rodriguez Ortiz, así como de aquellos que han sido sus alumnos asesorados. Denunció en cambio, la agresión moralista e hipócrita de una comentocracia, que goza destruyendo reputaciones. 


Un profesor no puede truncar la vida de ningún profesional a causa de sus caprichos académicos. He visto doctores en Derecho destrozar meses e inclusive años de investigación, porque la tesis tenían “faltas de ortografía”; una elite de doctorantes en Derecho, elitista y clasista, que no permiten inclusive el relevo generacional de nuevos doctos.  Víctimas de su pequeño ladrillo de poder. 


He visto a comunidades de juristas elitistas, sentirse dueños de la producción jurídica; dueños de la Justicia del país, dueños inclusive hasta del Derecho. 


Y es obvio que Jazmin Esquivel Mossa no es uno de los personajes que estas comunidades quisieran. Es obvio que un Aragones y mucho menos una mujer, pudiera a tener el derecho, a ser Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 


Que si se plagio o no la tesis, es realmente una acusación producto de una farsa puritana.


El tribunal de las redes sociales debería antes de juzgar como lo ha hecho de forma feroz y emotiva, debería al menos responder al menos las siguientes preguntas.


Ponerse a pensar que todas las personas gozan de la presunción de la inocencia y que aún suponiendo sin conceder, fueran estás culpables, nadie está obligado a autocriminarse.


Pero vayamos a cada una de estas preguntas.

PRIMERO. - Se dice que de comprobarse - que ya se comprobó - el plagio de la tesis, la UNAM le revocaria el título de Licenciado en Derecho y por consiguiente, la Dirección General de Profesiones le cancelaría la cédula profesional. Situación que colocaria a la Ministra, en el supuesto de inhabilitación y con ello, dejaría de ser Ministra, quedando sus actos y resoluciones sin efectos, ante la falta de competencia de la servidora pública que los emitió. Muy bien el argumento. Suena lógico. Sin embargo en que Ley o Reglamento encuentro ese caminito para llegar a esa ruta y en cuanto tiempo, se tendría que resolver el problema?


Hablamos de algo tan elemental que son las reglas del debido proceso. Lo que hemos visto al día de la fecha, es una condena mediática en el que mucho ha influido la comentocracia de los opinologos de las redes sociales, "influencers" y odiadores del Presidente y de todo aquello que les representa. SEGUNDO.- Puede la Universidad ejercer jurisdicción sobre alguien con quien ya no tiene ningún tipo de relación jurídica? Me explicó, la Universidad ejerce su jurisdicción a sus profesores, alumnos, trabajadores y funcionarios. Luego entonces, podrá ejercer esa autoridad a quienes ya no son sus profesores, alumnos, trabajadores o funcionarios.


Pienso que la Universidad no tendría competencia alguna para sancionar a la Maestra. Es más, no sé si tenga atribuciones para investigar si ocurrió o no plagio. La Universidad no ejerce jurisdicción sobre sus exalumnos, en todo caso, correspondería a las autoridades publicas proceder como tendrían que proceder. TERCERO.- En ese tenor de ideas, puede la Universidad revocar aquellos actos - otorgamiento de certificados y Títulos - que ya otorgó? En caso de que así fuera, cuál sería el procedimiento que tendría que instrumentar, cuál sería la normatividad aplicable y lo más importante, cuál es la temporalidad en la que puede aplicarse la norma. No estaríamos hablando de una conducta reprochable prescrita? He observado que la mayoría de la normatividad aplicable en la Universidad, data del año 97. La que le aplicaba a la entonces alumna Yasmin es del año del 66. Por ende, cuando ella se título, en 1987, debería entonces aplicarse la normatividad vigente?


Me parece obvio aquel principio de que no se le puede aplicar la ley en forma retroactiva en perjuicio de persona alguna. Es un Derecho elemental que tenemos todas las personas.


Esto también es un punto fundamental en cualquier defensa. No hay pena sin ley, pienso entonces dónde está la norma que infringio la Ministra en caso de haberla infringido. CUARTO.- Para el caso de que fuera revocado su título y cédula profesional; cuánto tiempo tardaría el procedimiento: Un mes, seis meses, un año ...? Se habla de un dichoso Comité de Integridad Etica y Científica, pero no tendría que pasar el asunto al Tribunal Universitario?


Y si pasa al Tribunal Universitario, insisto, este Tribunal tendria facultades para juzgar a un a exalumna? QUINTO.- Suponiendo fuera revocado su título, quedarían nulos los actos que avalo cómo Ministra de la Corte?


Está es una aberración que tanto replica la comentocracia. Me parece que sobre este último punto, no hay materia que discutir. El asunto ya fue resuelto por la Suprema Corte durante la quinta época, dónde abordo los actos jurídicos que en su momento emitió el Usurpador de Victoriano Huerta, mismo que le dió y reconoció los efectos legales. Recuerdo haberlo leído, no se si con Gabino Fraga o Andrés Serra Rojas, pero ambos doctrinarios abordaron este asunto.


Pero vayamos a temas prácticos. Las sentencias o ejercicios de la acción penal que dictan los jueces y Ministerios Públicos que ejercieron con cédula profesional falsa, dichos actos, siguen siendo válidos, aunque los funcionarios que los emitieron no tuvieran cédula verdadera.


La acusación que se le hace a la Ministra de anular todas sus determinaciones que ha tenido como Ministra, es realmente un juicio de la pereza y del absurdo. En todo caso debería de anularse tambien sus sentencias cómo Magistrada del Tribunal de Justicia Administrativa y las que dictará también cuando fue Magistrada del Tribunal Agrario.


!Un verdadero absurdo! Sin embargo, no sé puede negar que estamos ante un hecho inédito en la historia del derecho mexicano. Una oportunidad valiosa para impregnarle de moralidad a nuestro Derecho. Estás pequeñas interrogantes aparecen en mi cabeza, aunque todavía no encuentro la respuesta en el acervo normativo. Seguiré buscando, en una de esas encuentro el fundamento legal. Sin embargo, advierto que las líneas que ahora escribo provienen de la Razón, a la que debemos sujetarnos quienes somos artifices y operadores del Derecho.


No cabe duda que los aragoneses en toda su vida estudiantil han plagiado muchas cosas. No dudaría que muchos de ellos lo han hecho con trabajos tan absurdos e inútiles como son las tesis profesionales.


Para que sirven las tesis profesionales o para que sirvieron todas aquellas tesis que ocupan espacios de decenas de metros cuadrados en las bibliotecas de la Universidad. Ni siquiera se utilizan para proyectos de investigación, son trabajos limitativos y poco útiles, sobre todo, para aquellos egresados que no tienen la vocación docente o el perfil de investigador.


Sobre todo para que sirve una tesis profesional de Licenciatura en Derecho, si nisiquiera son acervos jurídicos literalios que alimenten a los órganos legislativos en la emisión de sus leyes o que sirvan, para fundamentar las sentencias judiciales.


Las tesis se hacen "tisis" y están llenas de requisitos absurdos que ni los propios metodologos se ponen de acuerdo. "Que si aplican las normas APA o las normas de Chicago o las normas del Instituto de Investigaciones Jurídicas". Han hecho de la metodologia de las tesis, verdaderos monumentos de soberbia académica, que no sirve más que para alimentar egos de falsos intelectos.


No desestimó la tesis como forma de titulación, cómo tampoco desestimó cualquier trabajo escrito que se haga, llámese tesina, ensayo, reporte, monografía; pero reitero, el conocimiento de un abogado no puede ser medido, por el contenido de una tesis. No todos los alumnos tienen además la habilidad de escribir, mucho menos de elaborar una investigación. Insistir en el modelo de tesis que escriba cosas poco útiles y que no generen conocimiento, es uno de los absurdos más tontos que inventaron las Facultades de Derecho.


Pienso en mis alumnos aragoneses. Los he tenido de todo tipo y pienso en ellos, que no dudaría que hayan plagiado muchas cosas. Que haya hecho eso y otras cosas peores; pero ello no demerita el coraje que tienen estos de vivir, de sobrevivir, de prepararse, de competir, de sobresalir.


Sobre todo, ello no demerita la calidad académica de sus egresados. Me consta y es cuestión que indaguen en los tribunales, en las oficinas publicas, en las agencias del Ministerio Publico; y se darán cuenta que siempre habrá aragoneses. 


Si la profesora Martha Rodriguez Ortiz cometió o no un error en cederle una tesis idéntica con la que se tituló la hoy Ministra Jazmin, esa fue una decisión que ella dotó en su momento y seguramente lo hizo, porque consideró que el futuro de su alumna Jazmin era prometedor, que ella como profesora, como facilitadora, tenía que hacerle el tramite facil, sencillo, superable, para que pudiera transitar a su vida profesional. 


No pueden juzgar de esta situación de inmoral. La ética nos enseña a tomar decisiones con libertad, a decidir cosas buenas que parecen malas o cosas malas que parecen buenas. Sea la decision que elll conlleva, debe asumirse la responsabilidad y el legítimo derecho a ser oído.


Que si la conducta de la profesora es reprochable, lo será para unos y para otros; corresponde en todo caso a las instancias competentes juzgar con toda la Razón normativa que haya.  Esta es una defensa, que nace de mi emoción y de la historia de Aragón que conozco. 


No me queda la menor duda que Yazmin Esquivel ganó cada una de sus posiciones por su talento, su constancia, su habilidad para sobrellevar la adversidad.  Fue funcionaria en las Delegaciones Coyoacán y Azcapotzalco; después fue Secretaria Técnica en la Asamblea Legislativa, Magistrada en el Tribunal Agrario, luego en el Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Distrito Federal, donde fue Presidenta.  


Hoy dicen que es una usurpadora, que no tiene la preparación; que la UNAM debería revocarle el Título; que no debería ser Ministra de la Corte.  Hoy se reprocha con los ojos del año 2022, una conducta que ella pudo haber cometido hace 35 años.  


¿Que si existe un comercio de tesis? . ¡Por favor¡. ¡Esa es una acusación tonta¡. Los estudiantes de Aragón son y todavía siguen siendo tan pobres, que no tienen dinero para sobornar autoridades o comprar títulos o distinciones. El aragonés promedio,  estudia porque le sale “gratis”, porque no tiene otra cosa en la vida que ponerse a estudiar; porque sabe que tiene que prepararse para después obtener los recursos necesarios y gastarse ese dinero ansiado, en necesidades prioritarias; el estudiante aragonés que conozco, estudia en el tiempo que le sobra y lo hace, con la convicción de aspirar a ser, quien termina siendo. 


Jazmin Esquivel Mosa podrá haber cometido muchos errores en su juventud y en sus años de profesional del Derecho; no soy nadie para juzgarla; solo lo unico que puedo decir, es que estoy orgullosa que haya llegado a la Suprema Corte y orgulloso también,  de que en la amada comunidad de la FES Aragón, tengamos a maestros y maestras que entiendan la verdadera misión de la vida. 


Mi reconocimiento y aval a la maestra Martha Rodriguez Ortiz y mi profundo respeto y admiración, a la Ministra Jazmin Esquivel Mossa. 


¡He dicho¡








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