EL PRESIDENTE, TELEVISA Y EL DERECHO A LA INFORMACION PUBLICA
Cómo
abogado que soy, soy un ferviente creyente de la democracia y de la república,
así como de la Constitución y de los derechos humanos.
Mi
postura política, ha sido siempre apartidista, sino es que antipartidista, para
decirlo más claro; la clase política de mi país me ha decepcionado y también,
muchos de sus partidarios.
Creo
en la autoridad de mi Presidente y en la libre empresa, más en algunas
televisoras que me entretienen, que generan empleos y que además, han puesto el
nombre de mi país en alto. En verdad, no tengo nada, ni contra el Presidente,
ni su Partido, ni en contra de alguna empresa televisora. Para ser más preciso, no odio, ni me quita el
sueño, Enrique Peña Nieto, el PRI o Televisa.
Es más
confieso, que en el fondo, pero muy en el fondo, posiblemente, le vaya al
América.
Sin
embargo, como ciudadano que soy, el día 11 de mayo de este año, me entere en
redes sociales, a través de dos notas periodísticas publicadas en los diarios La
Crónica y el Universal, que le habían sido condonados a la empresa Televisa, la
cantidad de $2,900 millones a $3,300 millones de deuda, sin especificar el
monto o moneda específica, lo anterior por concepto de créditos fiscales.
Muchos
comentarios salieron publicados en la red, pero consiente del activismo
infantil de muchos de los ciudadanos, estaba seguro que esa noticia, sería pronto
olvidada con el simple transcurso del tiempo.
Estaba
seguro, que mientras muchos insultarían al Presidente y a esa televisora predominantemente
monopólica, otros más se resignarían, y otros más, ignorarían el tema. Sabría,
que el tema terminaría como otros más, en el olvido.
Creyente
de la Republica y de los derechos humanos, así como en el titulo honorable de
ser ciudadano, decidí promover solicitud ante el Sistema de Administración
Tributaria, órgano desconcentrado de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público, para que me informara o me fuera aclarado, si era cierta o no, la
noticia publicada en los medios. También pregunte, sobre el convenio o acuerdo
emitido, que esa autoridad fiscal dictó, para que la empresa Televisa se
decidiera desistirse de un juicio en contra del gobierno federal. Solicite
también el nombre del o de los servidores públicos que consintieron y emitieron
dichos actos en comento, es decir la presunta condonación. Exigí en un acto de
rendición de cuentas, el fundamento y el motivo por el cual, Televisa o la
persona moral identificada como Televisa, recibió dicho beneficio. Así también,
solicite copia sobre el convenio de conciliación o en su caso, del acto o
resolución que emitió la autoridad fiscal, ordenando la condonación.
Espere
la respuesta, veinte días hábiles, conforme a lo establecido en la ley; después
espere otros veinte días de prórroga, también, conforme a lo establecido en la
ley.
Finalmente
el plazo de cuarenta días hábiles se cumplió y la autoridad fiscal me
respondió. Palabras más, palabras menos, me dijo que la información era
reservada, en virtud de estar protegida por la autoridad fiscal, fundando su
respuesta en los artículos 14, fracciones I y II de la Ley Federal de
Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, 69 del Código
Fiscal de la Federación y 2, fracción VII de la Ley Federal de los Derechos del
Contribuyente; así como en el Lineamiento Décimo Primero de los “Lineamientos en materia de clasificación y
desclasificación de información relativa a operaciones fiduciarias y bancarias,
así como al cumplimiento de obligaciones fiscales realizadas con recursos públicos
federales por las dependencias y entidades de la Administración Pública
Federal”.
La
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como la Ley Federal de
Transparencia y Acceso a la Información, me garantiza mi libre derecho a la información
pública.
Es
la ley y así estoy y seguiré estándolo hasta el último día de mi vida; la que
podrá construir una sociedad con un derecho justo y democrático, la que podrá regir la convivencia humana, además de servir
cómo el mejor instrumento idóneo para delimitar la arbitrariedad, la opacidad y
que evidenciara desde luego, la corrupción.
Estoy
convencido de que mi país requiere construir su democracia, que le corresponde
a los ciudadanos y no a la clase burocrática partidista que ineptamente nos gobierna.
Es hora
de dar nuestro granito de arena, para evidenciar y en su caso, frenar los poderes fácticos, cómo a los gobiernos
discrecionales y empresas monopólicas. ¡No basta votar¡, el activismo político
debe ser reinventado, los gobernantes deben saber que existe una mayoría
silenciosa, que no solamente se limita a protestar en las calles o a participar
en las redes sociales; debe saber que existe también una generación de ciudadanos
capaces de vigilar y utilizar los propios instrumentos del Estado, para construir
precisamente un Estado de Derecho Democrático.
Es
por eso, que en esta vía informó, que daré seguimiento a esta controversia, hasta
sus últimas consecuencias.
¡Ninguna
autoridad o empresa, deben hacer cosas que a la luz de la opinión pública,
parezcan “malas”¡.
¡Todos
ganamos, con un gobierno transparente¡. ¡Un gobierno que rinda cuentas¡.