Historia de la Revista Por Qué?. ....
En
la historia del periodismo mexicano, existen periódicos, revistas, semanarios,
que logran marcar huella y ser, notorios testimonios, de la época en que se
vive.
Sucedió
en el porfiriato con el “Hijo del Ahuizote” o el Diario Regeneración, que
editaban los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón. Sin esas fuentes
periodísticas, no podríamos entender el ideario de la revolución y por
consiguiente, la arbitrariedad de la dictadura de Porfirio Díaz.
Los
hermanos Flores Magón, no solamente a través de su prensa, fueron críticos
recalcitrantes del porfirismo, sino que también, fueron precursores de ese
movimiento social armado, llamado Revolución Mexicana, de tal forma, que dichos
periodistas, pese haber sido hostigados y encarcelados por el régimen porfirista,
se convirtieron en importantes activistas políticos, al grado de elegir éstos
la vía armada, para el derrocamiento del dictador.
Sin
embargo, cuando hablamos del siglo XX, nos preguntamos: ¿Qué Semanario podíamos
identificar, como el mejor testimonio, de los peores días del autoritarismo
priísta mexicano del Siglo XX, concretamente de la época
diazordacista-echeverrista, que abarcó la década de los 60’s y 70’s? ¿Qué periodista mexicano, pudo haberse sentido
la reencarnación de Ricardo Flores Magón y pasar de su profesión periodística,
a su faceta de activista política y posteriormente de guerrillero?.
Sin
duda alguna, la respuesta la encontramos en la revista: ¿Por qué?; y en su creador
y Director fundador. El periodista Mario Renato Rodríguez Menéndez.
Mario
Rodríguez Menéndez, originario de Yucatán, empezó su carrera periodística en
1958, emigró a la Ciudad de México en 1963, donde colaboró en diversos
medios, entre ellos la Revista Sucesos,
del cual llegó a ser su Director.
En
1966, fue invitado por el Presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz, para
cubrir la visita de éste, en su gira a la República de Guatemala. Eran los
tiempos en que la oficina de la presidencia, pagaba a la prensa y hasta el
sueldo de los periodistas, a través de
“salarios” no reconocidos oficialmente, llamados “chayotes”, mediante los
cuales se les pagaba a reporteros, periodistas, “críticos” y hasta
intelectuales, de esa clase política emergida en el priato.
No
solamente, se pagaba la prensa mexicana con los recursos públicos que otorgaba
el gobierno priísta revolucionario de aquellos ayeres, pagando publicidad
gubernamental, sino también, el régimen se daba el lujo de suministrar el papel
a través de su empresa monopólica PIPSA, con el que se editaban todos los diarios,
revistas, semanarios y hasta los cuentitos, que circulaban en los puestecitos
de periódicos, distribuidos éstos, a través de una organización cuasi
sindical-empresarial, que monopolizaba las plazas y las calles del país e
impedía a través de un ejército de golpeadores y “madrinas”, el ejercicio de la
prensa libre, para editar, distribuir y comercializar, los periódicos y
revistas, que pudieran representar, una crítica al gobierno.
Fue
así que el periodista yucateco Mario Menéndez Rodríguez entendió cuál era su
posición dentro del régimen. Ser un
lacayo del sistema y hacer cualquier nota, respecto a las obras y discursos demagogos
pseudorevolucionarios, que encabezara el Ciudadano Presidente Constitucional de
los Estados Unidos Mexicanos y de su camada de fieles súbditos, todos ellos
pertenecientes, al Partido Revolucionario Institucional.
Quizás
fue ese viaje, el que hizo pensar a Mario Menéndez Rodríguez, el sentido de su
vida. No solamente acompaño al Presidente Díaz Ordaz a su gira por Guatemala,
sino que fue contactado, por el grupo guerrillero de las “Fuerzas Armadas
Rebeldes”. Convivió con ellos en sus campamentos y desde ahí, no solamente
entendió, sino vivió la experiencia revolucionaria propuesta por el Comandante
Ernesto Guevara, la de focalizar la rebeldía, en “un Vietnam”, “dos, tres,
cuatro Vietnams” y los necesarios para liberar América Latina del imperialismo
yanqui.
Corría
el año de 1966 y Mario Menéndez regresaría a la Ciudad de México, para
continuar con los ediciones de la revista Sucesos y contactar desde su posición
como Director de dicho semanario, a su amigo, el comunista Víctor Rico Galán,
quien lo invitara a formar parte, del Movimiento Revolucionario del Pueblo.
Nada
le hubiera gustado al joven periodista, participar activamente en la
conformación de dicho grupo, pero más su pasión por el periodismo. Le gustaba imaginar
que algún día, la revolución socialista estallará en México, pero luego se entristecía,
eso parecía imposible. Las conciencias más nacionalistas del siglo XX, habían
traicionado los ideales de la revolución mexicana. Vicente Lombardo Toledano y
Lázaro Cárdenas del Rio, habían traicionado ambas la causa revolucionaria, al
aliarse con la burguesía nacional y haber apoyado la candidatura presidencial
del priíista Gustavo Díaz Ordaz.
Era
triste reconocer la situación. América Latina se sacudía en la constante
rebelión contra los gobiernos autoritarios impuestos por Washington, tal como
lo había hecho Cuba; mientras que en México, la clase media, proletaria y
campesina, consentían la represión contra médicos, telegrafistas, maestros,
ferrocarrileros. Lo peor de todo, votaban por el PRI.
En
ese año de 1966, Mario Menéndez Rodríguez, recibió una invitación del
Comandante Fidel Castro para visitar la isla. Acudiría al IV Congreso
Latinoamericano de Estudiantes, además de participar en los festejos del inicio
de la revolución cubana, el célebre asalto del 26 de julio al Cuartel Moncada.
Fueron días gratos, más aún, la inolvidable experiencia, de lograr la primera
entrevista exclusiva concedido a un latinoamericano con uno de los lideres
revolucionarios más importantes del mundo y compartir con él, sus eruditas opiniones,
marxistas-leninistas sobre la lucha por el comunismo mundial.
Regresaría
muy motivado a la Ciudad de México e inspirado, por los periodistas americanos
que alguna vez entrevistaron a Castro antes del triunfo de la Revolución, fue
que se lanzó a Venezuela, a internarse en las montañas de Iracara y entrevistar
al Comandante en Jefe, de las fuerzas Armadas de Liberación Nacional, Douglas
Bravo. Dos meses convivió en la Sierra, antes de tomar la cual fue su decisión
más importante de su vida. Buscar y entrevistar a como diera lugar, al segundo
hombre más importante de la América Latina revolucionaria: al Comandante
Ernesto Che Guevara.
Convivió
con los guerrilleros venezolanos, le señalaron éstos el camino al Departamento
de Santander Colombia, donde pudo contactar con el Ejército de Liberación Nacional.
Ellos lo llevarían a Bolivía, donde se encontraba en la insurgencia armada en
comandante Che Guevara. ¡Era el año de 1967¡.
Mientras
eso ocurría, el ELN asentaba fuertes golpes a la burguesía colombiana. Corría inmediatamente
a su hotel Torquemada, ubicado en Bogotá, para dar nota propagandística de la revolución
colombiana; hasta que sin haberse dado cuenta, fue seguido y aprehendido por
los agentes del servicio secreto de la DAS, quienes procedieron a interrogar al
periodista mexicano, para que diera las coordenadas y demás referencias, para
encontrar a los guerrilleros.
Encarcelado
Mario Menéndez, pidió el apoyo del consulado mexicano, quien intervinó para
interceder ante el Presidente de Colombia Carlos Lleras Restrepo, para que lo
indultara y lo dejará en libertad.
Seguramente el Secretario de Relaciones Exteriores Antonio Carrillo
Flores, informó de lo anterior, al Secretario de Gobernación Luis Echeverría y éste
al Ciudadano Presidente Gustavo Díaz Ordaz. El nombre de este periodista sería
clave, para la conspiración internacional que se planearía en contra de México.
Luego
de las gestiones diplomáticas del gobierno mexicano, Mario Menéndez fue
liberado de las cárceles colombianas y regreso a México, quedando frustrada su
intención de entrevistar al Comandante Che Guevara. Triste fue su sentir,
cuando se enteró que Ernesto Guevara había sido capturado y posteriormente
ejecutado.
Sin
embargo la revolución tenía que continuar. Logro juntar algunos fondos, quizás
algunos préstamos otorgados por el propio gobierno priísta, para editar ahora
su propia Revista, el Semanario ¿Por qué?.
Nada mejor que la técnica priísta de tener a los enemigos cercanos para
poderlos controlar; Gobernación entonces encabezada por Luis Echeverría, no
tenía la mínima duda sobre la calidad de “espía” Mario Menéndez Rodríguez, se
trataba de un infiltrado del comunismo internacional. Había estado en
Guatemala, Cuba, Venezuela y Colombia. Por decreto de la Dirección Federal de
Seguridad al mando del Coronel Fernando Gutiérrez Barrios, se detectó que dicho
periodista, era un agente secreto del gobierno soviético cubano. Evidencia
clara y contundente, de que la conjura contra México, estallaría sin duda
alguna, en aquel olímpico año de 1968; y que sería nada menos y nada más, que la
Revista ¿Por Qué?, su órgano de difusión.
Las
condiciones estaban dadas para la revuelta de “mayo mexicano”. Los estudiantes
de las principales universidades públicas del país, se levantarían casi en
armas, en una revuelta popular, financiada, promovida, por el comunismo
internacional; la cual sería difundida, en un pasquín de quinientos mil
ejemplares semanales, con fotografías sanguinarias de soldados golpeando a
estudiantes, dignas de compararse con la popular Revista Alarma, líder en el
periodismo policiaco amarillista de la “nota roja”.
Pero
en cambio, el amarillismo político de la izquierda comunista mexicana, se
encontraba en el Semanario ¿Por Qué?. Desde sus páginas, el Secretario de
Gobernación Luis Echeverría, acordaba con su jefe el Presidente, sobre la
amenaza comunista. No tenían la mínima duda de que Menéndez a través de su
revistaba, incitaba la juventud no solamente a la protesta, sino al
levantamiento armado.
Los
sucesos del 2 de octubre en Tlatelolco, no bastaron para aplacar la revista
sensacionalista de Menéndez, quien se dedicó no solamente a difundir la matanza
realizada a los estudiantes, sino también a denunciar a los funcionarios
corruptos, que se estaban enriqueciendo con la construcción del Metro en la
Ciudad de México.
Mario Menéndez decidió cambiar de nombre, se llamó “Rodrigo” y ostentándose como amigo personal de Fidel Castro, formó una célula guerrillera a la que llamo Ejercito Insurgente Mexicano. Tenía la plena confianza, que sería en la Selva Lacandona en Chiapas, donde debía de armarse el próximo foco guerrillero en su lucha che guevarista contra el imperialismo americano. Ahí en la selva, en su doble personalidad de guerrillero, fue contactado por estudiantes de universidades tanto de la Ciudad de México, como de provincia, a quienes les platicaba, sus experiencias militares con el difunto Ernesto Che Guevara, así como también, lo que había visto desde un palco de Tlatelolco. Les decía, que México vivía una dictadura militar y que el verdadero jefe del país, no era el Presidente Díaz Ordaz como hacía creer la prensa vendida, sino que lo era, el general Marcelino García Barragán, el Secretario de la Defensa Nacional. En su ideario revolucionario, la guerrilla mexicana debía de incitar la intervención armada de los Estados Unidos, para que de esa forma, el pueblo entero se levantara en armas, dando con ello origen, a un nuevo Vietnam.
Mientras
eso ocurría en la selva lacandona, en la Ciudad de México no aparecía el
Director de la Revista ¿Por Qué?. Los rumores decían que había sido
secuestrado, otros sostenían que andaba en la guerrilla, pero realmente andaba
en Yucatán, dando cobertura al fraude electoral cometido por el PRI en agravio
del PAN.
¿Pero
quién era ese misterioso hombre?. Los informes que elaboraba el Secretario de
Gobernación, impregnaba al infiltrado comunista, un toque humorístico. Su
guerrilla era de sólo veinte estudiantes, marxistas lenninstas, que soñaban con
formar un foco guerrillero en Chiapas, a unos pasos del Rio Usumancita, para poder
salir corriendo en cualquier momento y brincar a Guatemala al otro lado del
rio, en caso de un ataque del ejército mexicano.
La
guerrilla no ofrecía ningún peligro, pese a las fotografías escandalosas que el
Semanario ¿Por Qué?, publicaba sobre la nueva revolución mexicana; un
periodista-guerrillero de doble personalidad, pero quizás psiquiátricamente, un
romántico idealista, por momentos mitómano, algo aburguesado, que con las
ganancias de su exitosa revista, lograba financiar su propia guerrilla. Más
conocida por los altos círculos de las oficinas del servicio secreto mexicano,
como la guerrilla de “Pánfilo Ganso” y su “foco fundido”.
Quizás
Gobernación no hubiera hecho nada en contra del periodista guerrillero, de no
ser, por varias bombas que estallaron en distintas puntos de la Ciudad de
México, uno en el Diario Excélsior y otro, en las oficinas de la Revista ¿Por
qué?. Quizás éste último una táctica distractora que de nada sirvió para
detener a los subversivos.
Querían
atentar contra el Presidente electo Luis Echeverría Álvarez. Esa fue la
principal acusación que sostuvo la Procuraduría General de la República ante el
Juez Eduardo Ferrer Mc Gregor, el mismo que estaba juzgando a los estudiantes
sedicientos de la revuelta popular del 68; lo cierto era, que habían detenido a
Mario Rodríguez Menéndez y a sus secuaces, quienes les instruyeron juicio por
sus tácticas terroristas y subversivas en contra del gobierno legítimamente
constituido. Los delitos fueron conspiración, invitación a la rebelión,
asociación delictuosa, acopio de armas, fabricación de artefactos explosivos,
daños en propiedad ajena, lesiones, etc, etc, etc.
Permaneció
encarcelado el polémico periodista, al mismo tiempo que su Revista ¿Por Qué?,
desapareciera gradualmente. La empresa gubernamental PIPSA le vendía cada vez
más caro el papel y la revista se encogía cada vez más, hasta convertirse casi
en una historieta del tamaño del popular cuentito de Capulina.
La
suerte de Mario Menéndez Rodríguez, cambió cuando el comando guerrillero de la
ACNR que encabezaba el guerrillero Genaro Vázquez, secuestrara al Rector de la
Universidad Autónoma de Guerrero y solicitara éste su liberación, a cambio de
la inmediata libertad de nueve presos políticos, entre ellos, éste periodista.
Inmediatamente
fue puesto en libertad y exiliado a Cuba. Donde permaneció los siguientes nueve
años de su vida. Ahí, fue condecorado
por el gobierno socialista cubano.
La
Revista ¿Por Qué?. Desapareció en septiembre de 1974. A penas cuando cubría la
liberación de otro político secuestrado por la guerrilla de Genaro Vázquez, el
Gobernador Rubén Figueroa. Tiempo después volvió aparecer la revista, pero
ahora con el nombre de Semanario “¡Por Esto¡. Actualmente, su distribución es
en Yucatán.
La
guerrilla de “Pánfilo Ganzo”, se convertiría veinticinco años después, en el
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
El
señor Mario Menéndez Rodríguez, aún vive y sigue siendo al día de la fecha,
objeto de tantas críticas, rumores, chistes, elogios; y sobre todo, de
misterios.
Lo
peor de todo este relato, es que Mario Menéndez Rodríguez no se convirtió en
Ricardo Flores Magón y el semanario ¿Por Qué?, no se convirtió en Regeneración.
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