LA HISTORIA DEL CHAPO (Tercera Parte)
Había salido de su celda en un carrito de
lavado de ropa, conducido este por su cómplice, el custodio de nombre,
Francisco Camberos alías el “Chito”, sólo así fue que salió de su celda y
recorrió los pasillos del penal de máxima seguridad, que alojaba entre sus
“huéspedes”, a más de los 508 prisioneros más peligrosos del país, entre ellos,
el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, alías el “Chapo”. La salida del penal
quizás fue de lo misteriosamente fácil, los circuitos eléctricos estaban
cortados o descompuestos, lo que permitió que las distintas rejas se fueran
abriendo con facilidad; al ver los custodios que lo que el “Chito” transportaba
en ese carrito, se habían cerciorado que no era más que “ropa sucia”, el caso
es, que el carrito salió del Estacionamiento del penal y de ahí, ambos
abordaron el vehículo, que condujo al reo a su libertad.
A las 11.35 de la noche, el Director del
Penal había sido informado de la ausencia del preso Joaquín Guzmán Loera, los
custodios procedieron a buscarlo celda por celda, habitación por habitación y
clóset por closet; en los comedores, en los baños y en cada rincón del penal;
había pues, el Chapo “desaparecido”.
Sesenta y tres custodios entre ellos el
Director del Penal habían sido detenidos; antes de que amaneciera, la policía y
el ejército procedieron a su búsqueda, catearon casas, ranchos, edificios
públicos y no apareció el fugitivo. Lo
cierto es que a 8 kilómetros del penal, la Ciudad de Guadalajara, donde
seguramente, la búsqueda sería más difícil, al grado tal, que por cada minuto,
hora, día, semana, que transcurría, se volvería más difícil reaprehenderlo. Fue
así que quedo ridiculizado el recién presidente Vicente Fox Quezada, podrido
pues el sistema penitenciario, los policías, los custodios, el tan anhelado “Estado
de Derecho”, que nunca llegaría con la “alternancia” democrática.
Más de 500 agentes especiales de la PGR, todo
el ejército y la policía procedieron a buscarlo; las llamadas anónimas telefónicas
que recibía la Policía Federal Preventiva, decían que andaba escondido en un
poblado llamado Mazamitla cerca de Guadalajara, otros dijeron que estaba en
Zinacantepetl Estado de México y otros más, dijeron que andaba en Iztapalapa
Distrito Federal; aseguraban que nadie sabía donde andaba el capo fugitivo,
unos dijeron que se había escondido en la sierra sinaloense, donde su compadre
el “Mayo” Zambada, lo había rescatado. Lo cierto es, que en Bandiricuato
Sinaloa le hicieron fiesta, al verlo tan contento por su euforia fugitiva.
Los sistemas de inteligencia del gobierno
federal lograron capturar en la Ciudad de México, al hermano del Chapo, Arturo
Guzmán, alías “El Pollo”, pero por muy que fuera que su hermano, este no era
“El Chapo”; decían que éste andaba escondido en Cuernavaca, otros más
aseguraban haberlo visto en la autopista de México-Toluca y otros decían que
andaba escondido en un rancho, en las afueras de Santa Fe, Nayarit. Inclusive
cuentan las anécdotas que en ese lugar organizó una fiesta donde se le vio muy
contento y cuando finalmente, el ejército se movilizó para capturarlo, minutos
antes había salido en un helicóptero, rumbo a un destino incierto.
¿Dónde estás Chapo?. Preguntaron los medios
de comunicación, la prensa internacional, los agentes de la DEA, el FBI, la
Interpool, así como del ejército nacional. Lo cierto es, que a cuatro meses de
la fuga, el Chapo andaba en Toluca, en una reunión de trabajo con el hermano de
su “expatrón”, Vicente Carrillo Fuentes, líder del “Cartel de Juárez”, con su leal amigo, Ismael “El Mayo” Zambada, su
cuñado Ignacio “Nacho” Coronel, “Azul “ Esparragosa, así como los hermanos
Beltrán Leyva. Desde ahí, todos planearon sus siguientes objetivos. El primero
de ellos, acabar de una vez por todas, con el cartel de los hermanos Arellano
Félix, lo que no había podido hacer el gobierno priísta desde hace años; así
como también, apoderarse también del cartel del Golfo, en control de un
narcotraficante totalmente “desconocido” en el negocio, llamado Osiel Cárdenas
Guillen, conocido como el “matamigos”. El
acuerdo pues, además de señalar sus metas empresariales, como lo eran controlar
toda la frontera nacional con los Estados Unidos, abrir mercados en Bélice y
Centroamérica; conformarían el “drem team” de la mafia mexicana, para dar
origen, al “cartel del milenio”, llamada “La federación”.
Se llevara a cabo o no esa persecución en
contra del Chapo, lo cierto es que los Hermanos Arellano Félix se dispusieron a
emprender también por ellos, la búsqueda por capturar a su antiguo “colaborador”
y hoy enemigo. Sabían que los asesinatos de algunos de sus lugartenientes y del
Jefe de la Policía de Tijuana, habían sido ordenados por el “Chapo” y que inclusive,
su amigo, el “Mayo” Zambada había estado recientemente en Tijuana. Sabían que
este lo protegía y por lo tanto, había que acabar con éste, porque dando con
él, darían con el “Chapo”. De tal forma, que Ramón Arellano Félix, confiando
que esta vez no habría ningún “cardenal” que se interpusiera, fue a su búsqueda e ingreso al puerto de
Mazatlán donde seguramente lo encontraría, sin embargo, la policía municipal lo
detectó luego de un “accidente de tránsito”, donde los municipales – seguramente
pagados por el Chapo – terminaron asesinándolo.
Benjamín Arellano Félix, el “cerebro” de la
organización, al darse cuenta lo ocurrido, convocó a una cumbre con sus demás
socios, para emprender la ofensiva contra el Chapo, sin embargo resulto
demasiado tarde, elementos del Ejército nacional lo habían capturado. Ya para
marzo del 2002, el cartel de Tijuana, estaba prácticamente desarticulado, solo
quedaba el hermano menor, Francisco Javier, alías “El Tigrillo”.
El primer objetivo del Chapo Guzmán y de su
organización, “La Federación”, se había cumplido.
Por consiguiente, en búsqueda de su segundo
objetivo, las fuerzas del Chapo fueron ocupando posiciones claves, no solamente
controlaban ya Sinaloa, sino también la frontera de Tijuana, además de ser
aliados del Cartel de Juárez, con lo que tendrían también asegurado el control
de la segunda ciudad fronteriza más importante del país, Ciudad Juárez; ahora quedaría
algo pendiente dentro de sus objetivos violentos, controlar la ciudad de Matamoros
y con ello, someter al Cartel del Golfo”, en manos éste de un desconocido, pero
temible, inteligente, cruel y despiadado, Osiel Cárdenas Guillen.
Para ese año 2002, a un año de su fuga, el “Chapo”
andaba en Campeche y en el sureste de Tamaulipas, la tierra de Osiel Cárdenas
Guillen; casualmente, la policía y el ejército no podían aprehenderlo, siempre
llegaba a donde se encontraba éste, con un “ligero retraso”. Entonces
Osiel Cárdenas supuso que el Chapo, se encontraba “protegido” y que detrás de
toda esa movilización de policías y soldados en sus terruños, obedecía, no a
capturar realmente al fugitivo del Chapo; sino capturarlo a él. De tal forma, que
Osiel no sería una nueva presa, ni cometería los errores de los hermanos
Arellano Félix. Si la ofensiva era ya de carácter militar, el contrataría “paramilitares”
que lo defendieran.
No basto entonces que Osiel contactara a un
desertor de apenas 23 años de edad, al que se autollamaba “El Z-1”, pero cuyo nombre
era Arturo Guzmán Decena, para que este a su vez, le organizara un grupo de
aproximadamente sesenta desertores del ejército que habían formado parte de un
poderoso comando elite de las fuerzas armadas, “GAFE”, (Grupo Aeromóvil de
Fuerzas Especiales), un grupo armado que había sido entrenado por militares
americanos e israelís, atléticos soldados formados para sobrevivir en la selva,
en el desierto, en las peores condiciones climáticas y guerreras, parecidos a “Rambo”,
verdaderas maquinas para matar. Decidieron estos llamarse, “Los Zetas”.
Osiel Cárdenas Guillen, el cartel del Golfo,
su hermano Ezequiel “Toni Tormentas” y Eduardo Costilla “El Cos”, organizaron
la defensa del cartel en cada uno de los terrenos controlados por estos,
solamente así podrían soportar la embestida del ejercito que se dedicaban a
ocupar poblados, hacer retenes, realizar cateos. Inclusive, hasta de los
agentes de la DEA y del FBI que estaban en su búsqueda, empleando ellos los
mejores recursos tecnológicos para su captura.
Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, se dispuso
también a organizar su propia ofensiva en contra del Cartel del Golfo,
literalmente “sitiado”. Fue que a través de su amigo Arturo Beltrán Leyva, “El
Barbas”, se dedicó a formar su propio escuadrón de la muerte, apodados “Los
Negros”, encabezados estos por un pandillero texano, de nombre Edgar Valdez
Villareal, alias “La Barbie”, un despiadado “cobrador”, de muy buenos gustos, que
reclutó pandilleros, muchos de ellos centroamericanos, provenientes de las “maras”
salvadoreñas.
La muerte entre ambos grupos se daban en las
ciudades de Nuevo Laredo, Reinosa, Matamoros; y cuando el ejército nacional
intervenía, lo era, no para poner “el orden” entre ambos carteles, sino para
capturar a un “pez gordo”, fue así que cayó el “Z-1” y posteriormente el objetivo
principal, Osiel Cárdenas Guillen.
Entonces Joaquín “El Chapo” Guzmán se dispuso
a celebrar el cumplimiento de sus segundos objetivos; en menos de dos años de
su fuga, había acabado con los hermanos Arellano Félix, “El Cartel de Tijuana”
y también, con Osiel Cárdenas Guillen “El Cartel del Golfo”; había que celebrar
pues el control casi absoluto del país, sólo le faltaba apoderarse de Ciudad
Juárez, en control de los hermanos Carrillo Fuentes y con ello, tener el
control absoluto de la frontera más grande de todo el mundo: México-Estados
Unidos.
Fue así, que “Los Negros” se dedicaron a
cazar a Rodolfo Carrillo Fuentes, el hermano del difunto “Señor de los Cielos”,
perseguido antes por los Arellano Félix y ahora “protegido” del Chapo, hombre
escoltado y “protegido” que no pudo sobrevivir a la ráfaga de metralletas que
destrozó su vida y la de su familia. Mientras que el otro Carrillo Fuentes,
temeroso de su vida, huyó “abandonando” el negocio y el “Chapo” Guzmán, se
convirtió entonces, en el cartel más poderoso de todo el país.
Entonces no se conformó el “Chapo” con tener
el control de la frontera. Tijuana-Ciudad Juárez-Matamoros”; ni haber acabado
con sus antiguos patrones o enemigos; ahora el “Chapo” debía ampliar el negocio a
otros giros, igual de rentables, nada mejor que las “metanfetaminas”, fue así
que se montaron laboratorios clandestinos en Colima, Nayarit y Michoacán y se
exportaba la mercancía a la China, India y Tailandia; por otra parte, el
mercado de la mariguana y la cocaína seguía inundado a las principales ciudades
de los Estados Unidos, California, Texas, Georgia, Oklahoma, Lowa, Arkansas, Carolina
del Norte y obviamente New York. La droga
se transportaba por las docenas de túneles subterráneos que conectaban México
con los Estados Unidos, inclusive, se entregaba la “mercancía” por catapultas
que se lanzaban desde México en enormes paquetes, los cuales serían recogidos
en el suelo americano por el personal al servicio del cartel. Así de esa forma,
el “Chapo” Guzmán logró “coronar” su merca y traspasar la frontera del país más
poderoso del mundo, gracias a su ingenio y a la tecnología militar romana de
hace más de dos mil años.
El “Chapo” se convirtió en Max Aragón o el
Gilberto Osuna o en cualquier otro nombre, con el cual monto diversas empresas
comercializadoras y constructoras, logrando colocar fuertes inversiones en sus
empresas, los cuales le reportaban importantes “activos”; muchos de ellos,
gracias al Banco Hongkong and Shanghai Banking Corporation of Hong Kong”, más
conocido como el Banco “HSBC. De esa
forma, sin habérselo propuesto, se convertiría en uno de los hombres más ricos
del mundo.
El presidente Vicente Fox terminaría su sexenio
en diciembre del 2006, con la vergonzosa “fuga” del “Chapo” Guzmán. Había logrado capturar a Benjamín Arellano Félix
y a Osiel Cárdenas Guillen, sin embargo, mucho se rumoraba de la protección que
se la había dado al “Chapo”, tanto para haberse “fugado” en uno de las
prisiones de “máxima seguridad”, como
para sustraerse de la acción de la justicia.
Fue entonces que el Presidente Fox comisionó
al General Rolando Eugenio Hidalgo Eddy como Jefe de la Novena Zona Militar con
la importante encomienda, de capturar al poderoso narcotraficante.
Hubo quienes dudaron de la integridad del
militar, acusado en otros tiempos de haber resguardado y después “descubierto”
el Rancho "Búfalo" propiedad del narcotraficante convicto Rafael “Caro” Quintero,
así como de haber sido intermediario, entre el capo Amado carrillo Fuentes “El
Señor de los Cielos” y el general Gutiérrez Rebollo, cuando fue éste el Comisionado
del Instituto Nacional del Combate contra las Drogas.
El general juro que atraparía al “Chapo”,
para sólo así “limpiar” su imagen. Por ello, decidió colaborar estrechamente
con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y la DEA, a fin de
recibir la información financiera y tecnológica que le permitiera capturar al
fugitivo criminal. Allanó y decomiso algunos inmuebles, donde se realizaban operaciones
financieras, también cerro pistas de aterrizaje clandestinas y se dispuso a
recorrer metro por metro, de cada de los pueblos y montañas de Durango y
Sinaloa; al extremo tal, que llegó a sitiar el pueblo del Chapo, Badiraguato,
Santiago de los Caballeros, La Tuna, Tamazula, Topia y Canelas, pero no
aparecía por ninguna parte el poderoso criminal. No bastaron los cercos, los
cateos clandestinos, los allanamientos de viviendas, las redadas de salones de
bailes, ni los “retenes” establecidos, para poder capturar a lo que ya se
estaba convirtiendo, en el narcotraficante más poderoso de todo el país. Es
más, al general tan poco le importaba las quejas por violaciones a los derechos
humanos cometidos por la soldadesca y que ya era de conocimiento del ombudsman;
poco le importo al general respetar la Constitución, en miras de poder cumplir
su anhelado objetivo: ¡Capturar al “Chapo”¡.
A suspender bailes, a censurar narcocorridos,
hacer todo lo posible que la “narcocultura” no se expandiera en el territorio
patrio; hacer todo lo posible para capturar al desvergonzado narcotraficante,
que todo el “mundo veía”, pero que la policía y sus soldados, “no podían
agarrarlo”.
Mientras la campaña electoral del 2006
adquiría un “tono” más fuerte, en contra de lo que parecía ser el triunfo del
candidato de la “izquierda” Andrés Manuel López Obrador, el general Eddy
endureció su postura y decidió acosar a la madre de Joaquín Guzmán Loera.
Decidió pues, emprender un operativo contra la madre del Chapo, donde según se
escondía, después de buscarlo y no encontrarlo, el ejercito abandono la
posición, no sin antes de destruir el rancho. Finalmente, ser la madre del
narcotraficante más buscado de todo el país, no era delito alguno.
Molestó el “Chapo” Guzmán por las fechorías
del militar, contraatacó, hombres de su confianza, le tiraron a las puertas del
cuartel, las cabezas de sus “informantes”, desde luego, con un “recadito” para
el general.
Este enfureció, supo entonces que el Chapo Guzmán
se encontraba en un rancho de Sinaloa Leyva, a faldas de la sierra, esta vez sí
lo capturaría, movilizaría a sus tropas para atacar el pueblo, pero cuando
llegó a la finca, nuevamente se había escapado.
El general había fracasado y no pudo jamás, “limpiar”
su imagen. Tuvo que ser removido por las constantes quejas que había en contra
suya. El “Chapo” había ganado.
Joaquín Guzmán parecía tener a sus enemigos
controlados, cuando sufrió un importante golpe. Desde la cárcel de La Palma
(antes llamada “Almoloya”), dos reos enemigos del “Chapo” coincidieron. Benjamín
Arellano Felix y Osiel Cárdenas de Guillen; ambos acordaron asesinar a su compañero de
prisión Arturo Guzmán Loera, alías “El Pollo”. Sin embargo, las investigaciones señalaron
como responsable del homicidio, a uno de los hermanos de los Carrillo Fuentes. “El
que hierro mata, a hierro muere”.
Muerto el hermano del Chapo, ocurrirían otros
dos golpes, el primero de ellos la detención arbitraria de su otro hermano Miguel Ángel,
aprehendido en una fiesta de quince años, sin prueba alguna; y el otro golpe,
la detención de su hijo Iván Archivaldo alias “El Chapito”, acusado y
sentenciado de lavar dinero en el nombre de su padre.
Los tiempos cambiarían ahora. Felipe Calderón
Hinojosa llegaría a la Presidencia de México en medio de una crisis política en
la que se cuestionaba su legitimidad por las polémicas elecciones del 2 de
julio. El Presidente no dudo de ejercer sus facultades constitucionales y de
emprender, una “guerra” contra el narcotráfico. Fue entonces que se vistió con
la casaca militar y ordenó a su nuevo Secretario de la Defensa Nacional,
dispusiera de todos los recursos humanos y materiales que tuvieran a su alcance,
para acabar con el narcotráfico en México.
Jose Luis Santiago Vasconcelos, su Jefe de la Unidad Especial contra la Delincuencia
Organizada, la SIEDO, atento a las instrucciones comenzó a diseñar, la captura
del Chapo. Cumpliría este seis años de haberse fugado.
“¡Hay Chapo¡ ….huye. ¡Que te quieren
agarrar¡.