LAS LECCIONES DE BERNABE JURADO (Quinta Parte)
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Bernabé Jurado se convirtió en el
hombre mas buscado de todo el país. Su delito, haber asesinado a Mario Saldaña
Cervantes. El desconocido conductor de aquel automóvil que accidentalmente se
había estampado en el suyo. ¡Hay Bernabé, pobre muchacho¡. ¡Pero que cosas hace
la imbecilidad¡. Le disparaste, pero no pensaste que lo ibas a matar. Así son
las armas de fuego, las pistolas son
juguetes del diablo, las disparan los pendejos y las balas, que crees, si te matan.
Sin embargo, mientras la familia enterraba
el muerto al pozo, Bernabé al pleno gozo; una Suite en el Hotel Plaza, ubicada
en la esquina de Central Park en New York, en donde esperaba a su novia Rosina
Pagán, una suculenta brasileña de caderas enormes, que lo hacían perderse entre
su beso y su piel interminable; que lo hacían desde luego olvidarse, de alguna
orden de extradición que justicia mexicana hiciera.
No era para más, había que fugarse del
país, pues de la noche a la mañana se convirtió en el enemigo público del
Estado mexicano y ahora resultaba, que él, era el culpable de la corrupción del
sistema judicial, como si él hubiera inventado la mordida, la tranza, el
cohecho, el soborno, las triquiñuelas o las chicanadas, como quisieran
llamarle; el no tenía la culpa de tener muchos amigos y de saber “litigar” en
un país, donde lo importante, era apreciar la forma en que te vistes, el reloj
que portas, el traje que luces, el automóvil en el que andas, el “padrino” que
te protege; el no era el culpable de la pobredumbre del sistema judicial mexicano
o de los torpes burócratas del Ministerio Público o de las artrocidades de
muchos de sus amigos los policías judiciales; el estudio derecho y su misión
era proteger ante todo a sus clientes, porque para eso, le pagaban.
Pero cuando Bernabé leyó los
periódicos que le trajo Rosina, se dio cuenta, que ahora si, él también
necesitaría de un abogado, una persona que lo defendiera de cualquier acto
injusto que pudiera cometer el gobierno mexicano. ¡No era para más¡. Bernabé
conocía a ese sistema, arbitrario, autoritario, prepotente, que podía brincarse
cualquier ley, cualquier amparo; si la consigna en verdad era acabar con él,
¡lo acabarían¡.
Lo curioso de todo esto, es que ya no
existía su archienemigo el general Máximino Avila Camacho quien lo mando castigado
a las Islas Marias, ahora, la situación era otra totalmente distinta. El
Presidente Adolfo Ruiz Cortinez, hombre viejito, daba lecciones de moralidad a
la sociedad mexicana, el cual desde su pulpito presidencial, amenazaba,
denunciaba y frenaba la corrupción que el expresidente anterior, sin decir
jamás su nombre, había éste generado; si era pues de prevenirse, como
reaccionaria el “viejito” ante las personas acusadas de corrupción; así que mientras
Miguel Alemán Valdés decidía emprender su viaje a Europa y el Jefe de la
Policía de la Ciudad de México caía por sus actos de cohecho y soborno, no
dudaría que entre la “cacería de brujas”, podía estar precisamente él.
Le pasó a un colega suyo, el
Licenciado Fernando Cortes de la Peza, quien fue descubierto por haber
falsificado cheques del Banco de México con un importe de 324 millones de pesos,
remitido este a la Penitenciaria de Lecumberri; ahora, le podría pasar a él, a
Bernabé Jurado, el mismísimo “abogado del diablo”, como lo llamaba La Prensa.
La posible nota periodística le daría muchos
votos, y desde luego, la legitimidad del Presidente.
Rosina Page artista internacional,
supo contactar al mejor abogado de México, Bernabé Jurado, con el abogado
americano que podía ayudarle de ese trance. Lo acompaño a la zona financiera de
Wall Street y fue ahí donde llegó al bufet jurídico Baker, Booths y Asociados, donde se entrevisto con John
Baker. Al verlo, en su lujoso escritorio, le dijo: ¡Abogado, ayúdeme, tengo un problema¡. Por vez primera, la soberbia del abogado tuvo
que reconocer la necesidad de acudir a otro abogado.
John Baker escucho a Bernabé Jurado y
prometió, previo pago de honorarios, defenderlo. Así pues, Vigésima Tercera
lección de vida que aprendió Bernabé: “Un abogado, siempre necesitara, de otro
abogado”. Lo que mas le dolió a éste, fue haber recibido una sopa de su
propio chocalate, desembolsó una gran cantidad de dinero, para recibir asesoría
jurídica sobre su situación migratoria, contratar los servicios de un
apoderado, cambiarle de nombre a su pasaporte y tener la seguridad, de que podía
estar caminando tranquilamente, por las calles de New York.
Todo esto, con una sola prohibición.
¡No regresar a México¡. No al menos, hasta que su situación jurídica fuera
aclarada.
Pero lo mas importante de esa
entrevista es que también Bernabé saco provecho de ella. John Baker le pidió
que apoyara el bufet, en su calidad de “asesor jurídico”, pues al ser un
abogado reconocido en México, nadie mejor que él, podía conocer las misteriosas
y surrealistas leyes mexicanas. Y es que la lógica jurídica mexicana, no es la
misma, que la lógica jurídica americana; ni la lógica, ni la teoría, mucho
menos la praxis; Bernabé aceptó gustosamente convertirse asesor de dicho
despacho y coadyuvar con sus colegas americanos, cualquier duda jurídica que
pudiera atravesarse.
“We
have many court cases”, escuchaba Bernabé tratando de
entender lo que le decían: “Some of our
clientes are Mexican immigrants”, seguía sin entender, “we also have some American friends intending to do business in Mexico
and we need to support them legally”, masomenos suponía lo que le decían, Bernabe
solo sonreía y contestaba: “yes”, “yes”, “yes”, por momentos entendió al viejo
exdictador mexicano Antonio López de
Santa Anna, si tenía que vender a México, por salvar su pellejo, lo haría. No
dudaría en ayudarlos, él les enseñaría a como burlar las leyes mexicanas, su
artículo 3, 27 y 123 constitucionales, se los pasaría por el arco de triunfo, con
sonrisa irónica y muy malévola, Bernabé Jurado se convertía ya, en todo un
abogado internacional.
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.¡Aprender Ingles¡. ¡Nimodo¡. Vigésima Cuarta lección de vida. “Tienes
que estudiar ingles”. No hay de
otra, escucharlo, leerlo, hablarlo, escribirlo; sólo es cuestión de dejar de
pensar en español y dejarse llevar por los sonidos, las palabras, la propia
“lógica” del idioma. ¡Así de fácil¡. ¡Así de complicado¡.
Pero mientras Bernabé leía el New York
Times, en la Biblioteca Publica ubicada en la Quinta Avenida, también
aprovechaba el momento para leer algunos textos legales; nada mejor que leer
derecho comparado para darse cuenta, que tan rezagado estaba el sistema
judicial mexicano. Una copia vulgar del derecho gringo, pero hecho a la
“mexicana”.
Y es que los americanos aprenden
derecho de una forma totalmente distinta a la mexicana.
Por ejemplo, en la Escuela Nacional de
Jurisprudencia de la UNAM, de donde él, era orgullosamente egresado, los
estudiantes aprendían de un prestigioso catedrático, que era toda una
inminencia, había sido químico, sociólogo, filosofo y funcionario de la
Universidad, todo eso, menos abogado; el señor se llamaba Eduardo García
Maynez, había publicado años atrás, allá por 1940, una obra llamada
Introducción al Estudio del Derecho, el cual, todo estudiante de la carrera
tenía que forzosamente leerlo para su educación jurídica. Nada que ver, con el “libro de casos” del
maestro Cristopher Columbus Langdell y su famosísimo “Método Harvard”, el cual
se enseñaba en esa Universidad y en otras de la Unión Americana. Mientras que
en México los estudiantes aprendían del libro de García Maynez y esa teoría
normativa de la estructura de la norma jurídica y sus ámbitos material,
personal, territorial y temporal de validez; el “método Harvard” era aprender
casos a través de preguntas y respuestas, debates con argumentos y
contraargumentos, así como análisis discursivo de las sentencias que dictaban
las cortes gringas; esas mafufadas de
los “ámbitos de validez de la norma jurídica” que tanto memorizaban o siguen
memorizando los estudiantes de abogacía en México, eran invenciones alemanas,
que no tenían nada que ver con la indiosicracia mexicana. ¡En fin¡, por eso el
sistema judicial mexicano esta mal, no tiene esencia, ni paternidad.
Pero además en los Estados Unidos, hay
muchos abogados y muchas escuelas de abogacía; no solamente son Harvard y Yale
las principales escuelas de los Estados Unidos, sino también, hay otras mas,
mucho más; hay escuelas de medio tiempo y nocturnas; no es como en México,
donde la única Escuela de Derecho, es en la UNAM e ignoro si existan otras, pero si las hubiera, no
me queda duda, que la UNAM es la mejor.
Además en Estados Unidos, si existe la
práctica de buscar abogados cuando las personas tienen problemas legales. Hay
abogados “chicos” para personas y empresas “chicas” y abogados “grandes”, para
personas y empresas “grandes”; ¡para todos los gustos hay¡; abogados de New
York, de Chicago, Los Ángeles; abogados para irlandeses, para africanos,
mormones, judíos, cristianos; abogados además, elegidos por sus respectivos
Colegios o Barras y especializados en materias, desde la penal, que aquí le
llaman “criminal”, pasando por el civil, mercantil, hasta materias
especializadas como la fiscal o la aduanera; no es como en México, donde el
abogado solo es para quien pueda pagarlo y donde además, el abogado es
“todologo”, lo mismo puede litigar laboral, que civil, que penal, que lo que se
le de su regalada gana; no hay reglas, la cédula profesional es por siempre y para siempre. Así que en México, uno es abogado desde Baja California hasta
Yucatán, y la mera verdad, los abogados mexicanos son bien, pero bien huevones.
En un sistema judicial como el mexicano, no es el conocimiento quien abre la
puerta de la justicia, sino la mordida, la dádiva, el favor, la palanca, el
influyentismo y el “favor” que se hace y se cobra. ¡Así funciona México¡.
En Estados Unidos al igual que en
México, existe un sistema federal, allá también hay Estados y condados, lo que
aquí vendría siendo a municipios; pero además, la Corte Suprema de los Estados
Unidos es auxiliada con las “Cortes de Circuito”, me parece que la reforma
judicial del expresidente Miguel Alemán Valdés imitó este modelo con los
llamados “Tribunales Colegiados de Circuito”, pero la solemnidad no se compara;
en Estados Unidos un juez es un juez y un policía es un policía; no como en
México, donde los jueces son mis cuates y mis compadres, y los polis, como
dirían en los bajos barrios de la ciudad de México, son mis “carnales”.
Existen figuras análogas al derecho
mexicano, por ejemplo en Estados Unidos no existe el juicio de amparo, pero si
existe una acción judicial parecida que se le llama “Habeas Corpus”; las
garantías individuales se les llama “derechos civiles” y se encuentran
plasmadas, en las enmiendas de la Constitución. Allá existen los juicios
penales por jurados y en México no, la legislación americana se encuentra
contenida en las actas que promulga el Congreso y en libros de decisiones, que
contienen las resoluciones que adoptan los tribunales, los cuales pueden consultarse
en bibliotecas y librerías, no como en México, que solamente una editorial
controla las publicaciones de Derecho.
En fin, el caso es que aunque fuera el
mejor abogado de México, jamás podría litigar en este país. Y lo mismo ocurre
con los abogados gringos, por muy fregones que estos sean, jamás podrían
litigar en México. Desconocen sus “secretos”, sin duda alguna son países
diferentes, son otros “mundos”; pero para eso me tienen a mi: Bernabé Jurado.
Mister el problema de México es su
Constitución. El artículo 27 constitucional es lo que traba o impide, cualquier
negociación que se pueda hacer en México, pero no se preocupen, para eso estoy;
yo les digo los caminos y las instancias, para que puedan obtener lo que
quieran obtener. Para empezar quítense esa idea de que México es comunista, la
revolución mexicana no es la rusa y nosotros nos gobernamos, de manera muy
diferente a los rusos, el PRI no es el PCUS y el presidente en turno no es
Stalin, sólo durará en el cargo seis años y cuando termine su periodo, ¡directo
a la chingada¡. Además, de que se preocupan, México no tiene bombas atómicas y
nunca seremos “rojos”. Quieren abrir escuelas privadas religiosas en México,
háganlo, nomas no le pongan el nombre de algún santo, llaménles escuela Simón
Bolivar o “Benemerito de las Américas”, verán que no pasa nada, la SEP les dará
el permiso y yo me encargaré de que no los molesten; quieren explotar minas o
construir hoteles en las playas mexicanas, háganlo, constituyan una sociedad
mexicana y ya la hicieron; quieren participar en la industria de la
construcción, pues también háganlo, de igual forma, constituyan sociedades
mexicanas conforme a las leyes de mi país y yo les digo con quien es el negocio
y de a cuanto les toca; quieren participar en la industria petrolera, pues
también yo les digo como; no hay bronca, yo hago que PEMEX les compre, les
rente, les preste, no se desanimen, la Constitución dice una cosa, pero la mera
verdad, es que en México, todo se puede.
Uno como americano, ante estas
declaraciones, no sabe si felicitar o repudiar a un hombre de esa calaña. Mira
que vender y traicionar su país como lo hizo Antonio López de Santa Anna.
- ¡Cash your check¡. – Pase usted a
cobrar su cheque amigo. Hombres como usted necesitamos en toda América Latina;
si los hubieran nos ahorraríamos mucho dinero en guerritas y revoluciones. ¡La mejor manera de conquistar a México, es su
corrupción¡. ¡Brindo por México amigou¡. - ¡Salud¡.
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- ¡Hay pinches gringos pendejos, hasta
se creyeron todo lo que les dije¡.- Lo malo es como ya lo dije y ya hasta me
pagaron y me gaste la lana, pues ahora, no tengo de otra que cumplirles. Vigésima Quinta lección de vida: “¡Lo
que se dice con la lengua, con los huevos se sostiene¡”.
Pero también la vida en New York en cara, eso de darse
vida de rico, es muy fácil cuando se tiene dinero, pero si no se administra
uno, entonces, empobrece uno y se queda uno sin recursos, para seguirse
manteniendo en el mismo nivel, habitando en el mismo hotel, comiendo en el
mismo lugar, utilizar el mismo carro y obviamente, seguir seduciendo a cuanta
mujer pudiera atravesársele en el camino. La peor pobreza, no es la del pobre
que siempre vive pobre, sino la del rico, que tiene que aparentar, que sigue
siendo rico. Y eso es lo que le pasaba a
Bernabé Jurado, sus dólares fueron disminuyendo día a día, al grado que tuvo
que verse en la penosa necesidad de pedir dinero prestado a su amigo Mario
Santillan, alias “El Chalifas”.
Su amigo el Chálifas, seguía sosteniendo el despacho en
la Ciudad de México, le mantenía informado de todo lo que ocurría en la Ciudad
de México, inclusive también lo que le pasaba a su mama y a sus hermanas
Consuelo y Carmela, de las cuales, eran su adoración y el motivo de su vida.
Las únicas mujeres que por cierto, sería
imposible que pensara en fornicarlas.
Te ha buscado mucho Pedro Infante, pide que le su
divorcio con María Luisa León, oye también tus amigos de la Dirección Federal
de Seguridad me preguntan que por donde andas, creo que te andan buscando “para
otro trabajito”; creo que hasta doña Dolores también te busca, me dice que lo
que se te ofrezca. La que de plano anda
mal, es tu hermana Carmela, le urge hablar contigo. Pero seguramente, lo que más
te interesa saber de aquí de México, es como va tu asunto con la “Procu”. Tienes
una orden de aprehensión Bernabé, si pisas México, ahora si te entamban, quien
sabe que se trae el Procurador contigo, pero de plano, me han cerrado a mi las
puertas, porque me ubican como persona de tu confianza. Para variar, el tio del
chavito que “accidentalmente” mataste, resulto ser Jefe de Prensa de la Cámara
de Diputados, así que imagínate el tamaño de la persecución que enfrentas. No
hay día que la Prensa te eche caca y te culpe de todas las tranzerias del país
entero.
¡Vale madres¡ …. ¡Chamaco pendejo¡. Pues para que se mete
y choca mi carro. Además no aviso, ni dijo quien fregados era su tio. - ¡Charifas¡. Búscame un abogado pero no de los
nuestros, sino de los otros.
Buscar un abogado, que sea contrario a mi, lo opuesto a
mi, que su propio nombre y trayectoria, no este cuestionada como la mía;
alguien que sea catedrático de la UNAM, alto funcionario público, con
aspiraciones políticas y una reputación intachable. - ¿Te parece Manuel Rivera Silva?. ¿Quién es
ese?. ... ¡Fue compañero tuyo en la Escuela Nacional de Jurisprudencia¡, dice
que te conoce. Si es el que pienso que
es, esta bien pendejo, pero esta bien, contáctalo.
El recién Doctor en Derecho Manuel Rivera Silva, hasta
donde sé había sido Visitador General de la Procuraduría General de la
República, un puesto que le permitía, supervisar las averiguaciones previas de
todos los Ministerios Públicos del país entero, que mejor él, para analizar la
injusta indagatoría que había sido consignada; un hombre, como don Manuel
Rivera Silva, no se prestaría a ser un abogado de consigna, él era un
catedrático de prestigio de nuestra máxima Casa de Estudios, además de haber
sido distinguido por la Facultad de Derecho, con el titulo de Doctor. ¡Avuevo
que ese cabrón¡.
Mientras el Charifas cumplía la encomienda de contactar a
Manuel Rivera Silva, que para esos días, despachaba en la Subprocuraduría
Fiscal de la Federación; Bernabé Jurado no desaprovecho la oportunidad para
pedirle a su amigo del alma, una lana. ¡No tengo dinero Charifas¡, te autorizo
que desmanteles mi departamento y vendas lo que tengas que vender, igual con el
despacho, vende esos cuadritos que tengo, son unas joyas de arte y te van a dar
un buen dinero, hazlo amigo, porque aquí en New York, la vida es muy cara
hermano.
Luego de recoger el giro postal con el dinero enviado, a
Bernabé le empezó cansar la vida en New York. El mismo parque, las mismas
calles, la misma biblioteca, las mismas preguntas. ¿Qué hacer con tanto tiempo
libre y con poco dinero?. No poder regresar todavía a México y a esperar que su
abogado, don Manuel Rivera Silva, hiciera la chamba, que bien podría hacer él;
¡Pinche procurador tan puto¡, ese viejito de Ruiz Cortines, ¿de donde le salió
lo honrado?, ¿Qué no se había robado este la silla presidencial de Carranza?.
Así pues, mientras
Bernabé Jurado hacía esfuerzos descomunales para no perder jamás el
estilo, ni el gusto por el vino y el tabaco, mucho menos por las mujeres y la
lectura, no hacía más que leer “The New
York Times” y enterarse en sus notas, sobre las últimas pendejadas de ese
Senador Joseph McCarthy, con su fobia anticomunista. Resulta que el Senador,
tenía una lista de personajes públicos acusados de comunistas y presidía un
Comité, denominado HUAC, “House Un-American Antiestadounidenses”, Comité de
Actividades Estadounidenses. Dicho comité había citado a decenas de personas
acusadas de colaborar a favor del comunismo y en contra de los Estados Unidos
de América. ¡Ya de por si, era alarmantes las notas periodísticas de la amenaza
comunista, para que un Senador americano, le dieran tanta importancia la
Televisión. ¡No es posible que haya
gente tan pendeja en este país, que apoyen a un demagogo como ese¡. ¡Entre
rufianes, nos reconocemos¡. ¡Mira que acusar, hasta los artistas de Hollywood¡.
Lo peor de todo, es que por un instante, Bernabé tuvo un mal pensamiento. Pensó
y exhaló el humo del cigarrillo, al mismo tiempo que su cabeza empezaba a
maquilar fantasías paranoicas. Se dijo asimismo - ¡No, no lo creo¡. – y
entonces, siguió fumando.
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-
¿Quiere
decir que Usted que es comunista?. –
pregunto entre molesto y enojado, el abogado John Baker.
-
¡No,
no lo soy¡. Pero pudiera pasar por uno de ellos. Pecados de juventud. ¡No lo
sé¡. Mi mentor, el maestro Vicente Lombardo Toledano, es el comunista numero
uno en mi país, fue uno de los ideólogos de la expropiación petrolera y
fundadores, del sindicalismo mexicano. ¿No, creo que eso afecte, o si?. ¿Lázaro
Cárdenas, lo identifica mi país como “comunista”, y tengo que reconocer que parte
de mi carrera profesional, se lo debo a él. ¿Hay algún problema?. ¿El fue, el que le quito el petróleo a
ustedes¡.
El abogado John Baker se quedo
pensando …
Su silencio, lo dijo todo.
Vigésima Sexta lección de vida: ¡Si
contratas a un abogado, cuéntale todo¡. No te quedes con información.
Buena esa regla aplica obviamente, cuando el abogado, sea mejor que tú. ¡Si no
lo es¡….. ¡Muévete¡.
-
¡Chárifas¡.
….¿Que paso con el asunto penal?. – Un grito desesperante, que no podía
escucharse, fuera de la caseta telefónica de donde llamaba Bernabé..
-
¡Nada
mi Berni, para que ese abogado que contrataste, puro pájaro nalgón. No le halla,
pero yo creo que sí.
-
Haber
….¡Cuéntame¡.
-
Hay
que cambiar la pericial médica. ¡Decir, que tu no lo mataste¡
-
¿Y
que esperas buey? …..
Don Manuel Rivera Silva andaba mas
interesado en su carrera política para ser designado Ministro de la Suprema
Corte, que andar litigando asuntos penales. Así que su amigo el Charifas,
ofreció una nueva prueba pericial, mejor dicho, la retractación de la prueba
pericial desahogada en autos por tratarse de una documental pública y además
con valor tasado.
Resulta pues que para objetar dicha
probanza, los médicos legislas que
firmaron el acta, tuvieron que comparecer y reconocer ante los Jueces de la
Tercera Corte Penal, que el certificado de la autopsia de Mario Saldaña, habían
incurrido en una “contradicción técnica”.
Pues la herida generada por el arma de fuego, no fue causa determinante,
de la meningitis supurativa por la que murió el hoy difunto. ¡En pocas palabras,
no murió del balazo que le dio Bernabé Jurado, sino de la meningitis que se le
complicó. No hubo pues, nexo causal alguno. Bernabé, nuevamente la volvió “chispar”.
La orden de aprehensión, se sobreseyó y el Procurador, hizo el coraje de su
vida.
-
¡Pinche
Chárifas¡. ¡Eres bien cabrón¡, ¡Vales más que un Ministro de la Corte¡.
-
¡Valió
más la mordida mi “Berni”¡. – Ahora si quedaste con doña “Lola”, embarcadisímo
de por vida.
-
No
te preocupes Charifas, dile a doña “Lola” que me mande más dinero.
-
¿Ya
te acabaste el que te mande canijo?
-
¡Pues
aquí la vida es muy cara Charifas¡.
-
¡Pues
como no papa, si vives como rey¡.
Una buena carcajada para celebrar con júbilo,
la benevolencia de los tribunales mexicanos, siempre al servicio, de quien
pueda pagarla. Si, es cierto, fue sobornando a los peritos y haciendo un
trabajo exhaustivo de relaciones públicas con los funcionarios judiciales de la
Tercera Corte Penal, así es en México y siempre ha sido así, él no invento las
reglas, las “reglas” ya estaban escritas, quizás desde antes de que Bernabé
fuera abogado. Él no tenía la culpa, de que la corrupción judicial fuera a
veces tan benevolente, que pudiera frenar el autoritarismo del Procurador, que
lo quería perjudicar.
Nuevamente recibió su giro postal y
pudo cambiar sus pesos por dólares; para después, irse a despedir de su amigo
el abogado James Backer y decirle, que lo esperaba en México, para lo que se le
ofreciera. El buen amigo, nada sorprendido de que su cliente mexicano,
obtuviera una vez más, un triunfo en su carrera profesional, más aun, cuando
dicho triunfo, implicaba su libertad personal.
Bernabé se dirigió al Aeropuerto de
New York y vio desde lejos, las marquesinas, anunciando los próximos viajes …..Entonces
pensó:
¡No a México¡.
¡Sino a España¡.
Bernabé Jurado, se fue a Madrid
España.
¡Ole¡.
25
Siempre había tenido ganas de conocer
España. Quizás la curiosidad se le despertó cuando iba al cine Goya y veía
aquellos noticieros que describían con tanta zaña, la guerra civil
española. ¡España¡, ¡España¡, ¡España¡.
La madre patria. Mientras el avión volaba, Bernabé no hacía más que reírse de
la fortuna, había hecho de su vida lo que este había querido, dinero, mujeres,
fama, éxito profesional. ¿Qué le faltaba ahora a sus 44 años de edad?. ¡Pues
visitar a España¡.
Hospedado en el Hotel Ritz, el mas
lujoso de toda España. Supongo que así de lujosos eran los hoteles de Paris y
Londres, un mobiliario ostentoso que por momentos me hacía recordar, el distinguido
noble que llevó adentro. Dice la leyenda que en ese hotel se había hospedado la
misteriosa holandesa Margaretha Geertruida Zelle, alias “Mata Hari”, quien
resulto a la postre ser agente internacional. Si la hubiera conocido, también
me la hubiera echado al plato.
Pero para ser hospedado en dicho
hotel, había que mentir, Era un hotel elitista donde imperaban varias normas de
etiqueta y un derecho de admisión sobre sus huéspedes. No bastaba decir que uno
era el mejor abogado de todo México, había que decir algo más. ¡Decir una
mentira¡.
-
¿Vos
es mexicano?
¡Claro que soy mexicano¡. Ser
mexicano, es ser ciudadano del mundo conocido en todas partes. Pero eso, no era
una mentira, era una verdad. Sin embargo, hay verdades que no pueden comprarse
con una cartera, más en la sociedad española, donde aun impera de forma
marcada, las cuestiones de la nobleza y el linaje.
El caso es, que Bernabé acostumbrado a
mentir, pudo pasar el filtro de la entrada e ingresar a lo mas alto de la
sociedad pudiente, no mexicana, sino española. No era para más, Bernabé desde
que se había ido a New York, se había convertido, en todo un abogado
internacionalista.
¡Ser mexicano en España¡. ¿Pero pregunto, qué carajos de ven a México?. ¡No lo sé¡. No cargaba
sombrero, ni tampoco un enorme bigote al mas estilo de Pancho Villa o de Emiliano
Zapata; sin embargo, era como si lo portara; y es que esas españolitas supongo
que se imaginan a los mexicanos con taparrabos como cuando Cortes nos conquistó,
realmente no saben como es un macho mexicano que las trate como damas en la
mesa y putas en la cama.
Así pues, fue ahí en el Hotel Ritz,
donde Bernabé Jurado conoció a Julita Sánchez. Otra cantante más de zarzuela,
pero que al tratar con ella, reiteraba una vez más su mentira.
-
¿Vos
es Bernabé Jurado?.
-
Si,
soy Bernabé Jurado.
-
¿Qué
es de Vos, la actriz mexicana Katy Jurado?.
-
¡Es
mi hermana¡.
Vigésima Séptima lección e vida. “En determinadas situaciones que te pueden
implicar perjuicio o provecho, tienes que mentir”. La acción de no
decir la verdad, es una de las principales actividades de quien se dedica a la
abogacía. Los clientes mienten, los testigos mienten, el demandado miente, y
hasta el juez, también miente. ¿Por qué el abogado no tendría porque hacerlo?.
Mentir es más que la creación artificial de una verdad legal. Ayuda a mucho, al
mundo de la abogacía en la reconstrucción judicial de los hechos. Los juicos a
veces se ganan, por el que más miente y no, por el que dice más la verdad.
La actriz mexicana, había sido recién
nominada al premio Oscar, ya había ganado el premio Golden Globe, de ahí que su
trabajo cinematográfico, se distinguía por las películas de vaqueritos, en las
que actuaba con Gary Cooper, Grace Kelly, Charlton Heston, Jack Palance y la
crema y nata de Hollywood. ¡Era una mujer hermosa¡. ¡Si¡. – reiterando
nuevamente la mentira - ¡Katy Jurado es mi hermana¡.
El mundo de la farándula es más
poderoso que el de la política. No tendría la mínima duda, en afirmar que algún
día la televisión y los artistas del cine, serán los gobernantes del mundo, son
ellos mas conocidos que cualquier estadista o jefe político. El mejor camino
para brincar a la política, es desde el cine; los mejores votos que un político
podría obtener, serían la de sus seguidores.
El Hotel Ritz, majestuoso, hermoso,
digno palacio para todo príncipe, me abordaría muchas sorpresas; no era tanto
la posibilidad de conocer al excéntrico pintor Salvador Dalí o al escritor Ernest
Hemingway, sino tener la oportunidad de ser recibido, por el mismo general de
generales, mas que general, el llamado “Generalísimo”, Francisco Franco, “El
caudillo”.
Ahí estaba el Señor, veterano de la sangrienta
guerra civil española, con toda su comitiva de cortesanos, celebrándole a su
dictador, su hazaña de haber derrotado a los republicanos en la cruenta guerra,
gracias, no a su talento militar, sino al apoyo de los nazis y sostenido ahora,
por los americanos. Tremendo viejito, suertudo, flaquito y con voz de pito,
quien diría que ese chaparrito era el hombre fuerte de España. Si en México, Álvaro
Obregón no lo hubieran asesinado, no me quedaría la mínima duda de que se
hubiera convertido el “Franco” mexicano y la historia de México hubiera sido
otra; con la única diferencia de que nuestro “manco”, tendría más huevos que
ese chaparrito. ¡Vaya¡. Hasta saluda, como marica.
Cuando “El Caudillo” me otorgó
audiencia, tuve que volver a sostener la mentira que me había permitido acceder
a la mas alta nobleza de los españoles, decir una y otra vez, que yo era el
hermano de Katty Jurado; así que al diablo mi experiencia como abogado
litigante y haber sostenido los litigios más importantes de mi país, al diablo
también valían mis pésimos antecedentes de haber sido acusado recientemente de un
homicidio en mi país y haber permanecido escondido en la urbe de New York por
más de un año; nada de eso le intereso a la comitiva que aceptaba mi ingreso, a
lo más elegante de aquella distinguida recepción; para ellos, más que ser abogado, era ser el
hermano de Katty Jurado y por ese hecho recibiría nada más que del “Caudillo”,
la distinción de la Cruz de Hierro, o la Presea al merito, o no sé que
chingadera.
No hice más que reír, la gran
distinción que recibí en manos del Jefe de Estado español, por ser hermano, de
alguien que no lo era. Si mis hermanas Consuelo y Carmela lo supieran,
seguramente, no me hubieran perdonado. ¡O a lo mejor, se hubieran azotado de la
risa¡.
Cuando recibí el documento que me
entregó el generalísimo, por tan honorable distinción, alguien me dijo, que ese
era mi permiso para portar armas ….
¡Hombre¡. Derecho a portar pistola en
tierra española. ¡Coño¡. ¡Charola de Influyente¡.
¡Que Viva Franco¡
26
¡Regresar a México¡. ¡Todavía no¡.
Había dinero suficiente para seguirlo gastando en licores y mujeres. Que tal,
si viajar ahora a un lugar diferente, conocer otra tierra distinta, otras
mujeres, otras costumbres. Visitar Paris sería muy caro y el viaje podría
realizarse para otra ocasión, que tal, si mejor visitar Casablanca Marruecos.
Ahí también hay francesas; además, es como si uno viajara Arabia.
Claro, no había mucho que ver, la Plaza
de Mohamed V, La Kubba, el faro de El Hank, el Barrio de Mers Sultán, los
santuarios de Sidi Bousmara, la Mezquita Ould el Hamra y otros edificios viejos
de bella arquitectura, que lograban mezclar lo mejor de la cultura árabe con la
europea; llamada también arquitectura morisca, como el kiosko morisco que se
encontraba en la Alameda de Santa María la Ribera, ¡Años de juventud¡. Bernabé, lo sabía bien, ya
no era ningún joven, era un señor. (44 años, sin poder engendrar un hijo).
Pero lo mejor de visitar un país
extranjero, sin duda alguna, era conocer su vida nocturna; en ella, se aprende
a escuchar y bailar distintos ritmos,
conocer a otras mujeres, consumir otras bebidas y para colmo de las
coincidencias, encontrarse a los viejos amigos; o mejor dicho, a los clientes
que se iban sin pagar.
Ahí en ese cabaretucho de mala muerte,
en un país africano llamado Marruecos, se encontraba el escritor William Seward
Burroughs, igual de drogado o de alcoholizado, como cuando se sintió el
“moderno Guillermo Tell” y accidentalmente, había asesinado a su esposa. Ahí
estaba él, divirtiéndose de sus perversiones, mientras que Bernabé Jurado vivía
de prestado en New York. Como no olvidarlo. El lo había sacado de la
Penitenciaria de Lecumberri en menos de catorce días, contra las pruebas que lo
incriminaban, demostró que él no era el asesino, que todo había sido un
accidente. Gracias a ese caso, su nombre fue muy sonado y su popularidad también, gracias a las notas periodisticas de su amigo el "El Guero" Tellez, al grado que no falto el Procurador envidioso que lo quiso encarcelar.
Había que cobrarle al muy chistosito.
Bernabé se acerco a él y lo saludo. Abrió su saco y le mostro, su pistola y la
charola que le había entregado el gobierno español de Francisco Franco. El
americano Burroughts, cuando lo vió, se quedo sorprendido. ¡Que pequeño es el
mundo¡. Se había ido de México hace más de tres años, debiendo una considerable
cantidad de honorarios, creyendo que jamás, volvería encontrarse a ningún
mexicano.
-
¡No
me lleves por favor, no me lleves¡.
Dijo el pobre americano, implorando,
casi hincándose; extremadamente nervioso, arrepentido, decía una y otra vez,
que no lo llevara. Pensaba que Bernabé Jurado, más que un abogado, era un
“tira” internacional, un policía del Scotland yard o del FBI, o de alguna
agencia de espionaje, con el debido poder para poderlo someter y regresarlo a
México.
William Burroughts saco todo el dinero
que tenía y se lo entregó a Bernabé; este lo contó e hizo una mueca de
disgusto; el americano nuevamente volvió a suplicar que no se lo llevara y
prometió entregarle más dinero, inclusive joyas que tenía guardadas en la
habitación del hotel. Bernabé decidió entonces acompañarlo a su habitación.
Con pistola en mano y fumando un
cigarrillo, Bernabé Jurado acompaño al escritor americano a su habitación, para
advertirle, que no volviera engañarlo; entonces comenzó a jugar con la
psicología de su indefenso reo.
Vigésima Octava Lección de Vida. “Si
una persona esta en el error y eso te beneficia, aprovéchate del momento. Eso
se llama dolo en el Derecho Civil, pero que importa como se llame. No fue en
ningún momento intencional. Él no dijo que lo iba a extraditar, pero el
americana si lo pensaba. Después, todo lo hizo Bernabé fue seguirle la
corriente, hacer como si fueran ciertos, todas las sospechas y miedos de su
reo. Para reforzar eso, no debía despegar su mano, de la bolsa del saco, donde
se encontraba enfundada su pistola.
Bernabé Jurado y William Burroughts,
entraron juntos a la habitación del hotel.
William Burroughts saco del
closet, un veliz, el cual además de
ropa, contenía sobrecitos blancos que
suponía eran “coca”, así como fajos de dólares y más dolores, mas aparte, le
entregó una clavijas, dos anillos, unas mancuernillas, todos de ese metal
precioso que es el oro; - ¡No tengo
más¡.- dijo entre preocupado y ya un poco sereno el escritor - ¡Pero puedo darte lo que quieras ….¡. Dijo el
americano en una actitud entre temerosa y sensual.
Bernabé guardo silencio. Ahí
encerrados los dos solos en la habitación del hotel, Burroughts estaba dispuesto
a todo para defender su libertad en contra de una eventual detención y extradición.
¡No regresaría jamás a México¡. Para hacerlo, poco a poco, empezó este a usar
sus artimañas de la seducción, daría un paso, luego otro paso, extendería suavemente
los brazos paras tocar el pecho de su presa, guardaría un silencio, después avanzaría
a cinco centímetros y lo miraría profundamente a sus ojos, para provocar el
beso.
Bernabé, con la mano en la pistola, lo
pensó más de dos veces. Parecía vieja, pero no lo era, Nunca había hecho el amor
con un hombre, podía experimentar una nueva sensación, una nueva forma de besar
y de ser besado, de tocar y de ser tocado, de sentir y de sentirse. ¡Total¡,
¡Nadie lo sabría¡.
Burroughts se acerco a cinco centímetros,
después a cuatro, tres, …a dos, ….
Bernabé se quedo pasmado.
¡Quítate de aquí pinche puto¡. …. –
grito Bernabé, como queriéndose limpiar unos labios que jamás fueron besados.
¡No soy puto marica de mierda¡.
Bernabé se dio la media vuelta y
abandonó la habitación; William Burroughts cuando lo vio salir, luego de que
este azotara la puerta, suspiro de alivio, aunque eso si, sin un dólar en la
bolsa. Mientras que Bernabé, bajaba cada una de las escaleras del hotel, con el
saco repleto de dinero y de joyas, pero reprochándose, porque no le había dado unos buenos
madrazos a ese marica. ¡Había defendido su hombría, su virilidad, pero el
momento que había pasado, sin duda alguna, había sido el más difícil de su vida
sexual.
Un mal recuerdo, que lo dejo dudando. ¿Será que por eso, no tengo hijos?.
27
Bernabé Jurado regresó a México en
octubre de 1954. Ninguna orden de aprehensión en su contra. Podía caminar
tranquilamente por las calles de la Ciudad de México, había dejado de ser
noticia, ya no existía ningún interés en detenerlo. Bajo del avión que los trasladaba a su país
natal y en la sala del aeropuerto, se encontraba su entrañable amigo el “Charifas”,
que lo había ayudado.
Un fuerte abrazo de agradecimiento.
Habían pasado más de dos años, pero parecía que había sido el día de ayer.
Bernabé regresaba a México, sin casa,
había quedado esta desmantelada, así que decidió hospedarse en el Hotel Bammer,
donde conoció a una linda extranjera de nombre Marion Davis, En un gesto de caballerosidad y sabiendo
distinguir Bernabé, cuando un extranjero no tiene dinero, decidió compartir su
habitación con la guardia americana.
Vivieron juntos cuatro meses. Hasta
que el amor termino iéndose.
La vida de Bernabé volvía a su ciclo
de amor y desamor, ninguna mujer podía darle un hijo, pero si en cambio, podía
sacarle más dinero, de lo que éstas requerían.
Bernabé visitó a sus hermanas Consuelo
y Carmela. Comió sus ricos chilaquiles como se los preparaba su hermana y
aprovecho el momento, para saludar a su viejecita. Su señora madre. No la
dejaría morir por nada. La cuidaría hasta el final de sus días.
Muchas cosas pasaron por la cabeza de
Bernabé; quizás la angustia de no poder tener hijo, había despertado en él, por
vez primera, el miedo a morirse.
Hermana – si muero antes que ti, toda
la mitad de mi fortuna será para ti y la otra mitad, será para la mujer, que en
ese momento viva conmigo. Vendes todos mis muebles e inmuebles, para poder
pagar mis deudas; debo como unos cien mil
a unos condominios que invertí, Mis joyas, mis cuadros, los muebles que tengo
de valor, igualmente, te quedas con la mitad de ellos y la otra mitad, se los
das a la mujer con la que me encuentre en ese momento unido.
Hermana, si no muero y no encuentro el
amor de mi vida, la mujer que me comprenda, me atienda, me quiera, me respete;
entonces viviremos juntos en una finca que voy a comprar, en donde escribiré
mis memorias como el hombre de bien, que algún día pude haber sido.
Hermana, si mueres tú, después de mi
madre, y no encuentro la mujer que me quiera, entonces, no valdrá la pena
vivir. ¡Llévame hermanita¡.
Vigésima Novena Lección de Vida. “Hay momentos en la vida, en que uno se
deprime”.
Un hijo que no vendrá, una mujer que
no me ama, una muerte que algún día vendrá; y un cliente ansioso que siempre
espera:
¡Era otra vez Pedro Infante¡.