PRIFE ...IFE ...TRIFE, 132, AMLO Y TELEVISA
Algunos
alumnos me han preguntado, respecto a mi opinión del proceso electoral
presidencial, que dio oficialmente como candidato a ganador Enrique Peña Nieto.
Sobre este caso en particular, no me hacer
juicios de valor y considerarme el dueño de la verdad absoluta, ni decir,
quienes están “mal” y quienes están “bien”. Mi opinión, es subjetiva y como
tal, pude ser susceptible de equivocarse o reprochársele.
¿Pero
no deberíamos de sorprendernos?. La democracia consiste en ese juego, en que
los ciudadanos y las organizaciones políticas, confrontan, discuten, argumentan,
los problemas nacionales. ¡Así es esto, en México y en todo el mundo¡; la
democracia electoral, quizás sea la que más emociones genera, la que pueda ser
sujeto de reproche, sospecha, defensa; la que me toca exponer en estas líneas.
¡Enrique
Peña Nieto gano¡ …y quizás sea cierto esa de la gran profecía maya y todos esos
ataques hechos a su persona. Quizás tengan la razón, sea una persona frívola,
desmemoriada, represora y nunca leyó tres libros en su vida, pero lamentablemente,
nos duela a todos, es el que ganó las elecciones que organizó la institución
electoral de la que nos hemos dotado los mexicanos, en estas luchas
democráticas.
No
es “Prife”, ni tampoco es el “Instituto de fraude electoral”, decir eso, es
subestimar, las conquistas políticas que han logrado generaciones de hombres y
mujeres comprometidos con el cambio político en el país; el IFE y eso lo saben,
quienes han participado en él de manera directa o indirecta, es una institución
profesionalizada, en el cual, el día de la jornada electoral, son los
ciudadanos y no las autoridades los que participan.
No
solamente eso, el IFE, es una institución transparente. Ningún mexicano que
reproche fraude electoral, puede demostrar su aseveración. Hace más de veinte años, organizar elecciones
presidenciales, era una tarea de lo más fácil. El Presidente de la República (de
extracción priísta) designaba al Secretario de Gobernación (también de
extracción priísta) para que conformará la Comisión Federal Electoral, órgano compuesto
de burócratas (también de extracción priístas) y en forma decorativa por los
representantes de los partidos políticos, de acuerdo a la proporcionalidad de
los resultados electorales obtenidos, (la mayoría de ellos, también de
extracción priísta). Bastaba entonces, con que se comisionaran los burócratas y
si no, a los soldados y policías, para instalar el día de las elecciones, las
respectivas casillas en toda la República Mexicana; bastaba también, una orden
del jefe, para que esos mismos burócratas, policías y soldados, utilizaran la papelería
electoral, para “votar” masivamente a favor del PRI y con eso, obtener el
triunfo electoral.
¡Las
campañas electorales, eran también, unas verdaderas vaciladas¡. Los noticieros
de televisión, (Televisa, Imevisión y Canal 11), disponían más de la mitad del
tiempo de sus noticieros, a dar cobertura a los aburridos discursos de los candidatos
priístas: “¡Todo es Posible en la Paz¡”, “¡Arriba
y Adelante¡”, “¡La Solución Somos Todos¡”, “¡México es Uno¡”, “¡Que Hable
México¡” …eran los lemas de campaña que los candidatos del partido oficial
recitaban. Entrevistas y más entrevistas
daban esos candidatos y quienes fuimos hijos de burócratas, podemos atestiguar,
como nuestros padres se les obligaba a marchar, manifestarse o “hacer valla”,
para que los presidentes y demás candidatos del partido oficial, pudieran
pasear por las calles o pisar la Plaza de la Constitución.
El
día de las elecciones, se sabía quién era el ganador, ya desde antes. ¡No había
encuestas¡. ¡Es más ni siquiera se conocía que era eso¡. ¡Mucho menos había
debates¡. Los candidatos de oposición, apenas eran conocidos, no tenían
propaganda política y la que mostraban, era de muy mala calidad. No daban
gorritos, ni playeras, ni cilindros, llaveros, ni nada. Eran ignorados totalmente, por la prensa, la
radio, la televisión. No había redes sociales en internet, no había más que el
sentimiento apático de resignación, de que ese sistema político, era
incorregible y por ende, que jamás podría destruirse.
La Secretaría
de Gobernación (compuesta por burócratas priístas), recibía los paquetes y las
actas electorales, el cual, les hacía entrega a los candidatos a diputados que
habían ganado supuestamente la elección, (mayoritariamente priístas), quienes
constituidos en Colegio Electoral, “calificaban” la elección a su santo
capricho.
No
existían recursos, pues éstos se tenían que presentar ante ese Colegio
Electoral, quien tramitaba y resolvía mayoritariamente, a través de los votos
de los presuntos diputados (priístas), si confirmaban, modificaban o revocaban
el resultado de la elección. En la mayoría de los casos, era lógico que “confirmaran”.
Bajo
este esquema. ¡Era imposible ganarle al PRI¡. De no ser por la lucha
democrática de los panistas, llevada en el Estado de Chihuahua y la que
encabezarían Manuel J. Cluothier y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, con motivo de
las elecciones fraudulentas de 1988, no hubiera existido lo que hoy conocemos e
injustamente reprochan, ignorando el pasado.
A
esta lucha por la democracia electoral, se suma también, en cierta forma, el
levantamiento armado del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y el
magnicidio del candidato (también de extracción priísta) Luis Donaldo Colosio,
quienes lograron poner en la agenda electoral, el tema de la equidad de la
contienda y los llamados “topes de campaña”, así como dar por terminado, la
llamada “clausula de gobernabilidad”, que hacía posible, que el que ganará la
elección presidencial o el partido que lograba la mayoría, tuviera por ese
hecho, la mayoría en el Congreso.
La otra
reforma electoral, que logró la alternancia política del país, fue la de 1996,
diseñada, discutida y negociada, paradójicamente, por quienes fueron en aquel
entonces, los presidentes del PAN y del PRD. Felipe Calderón Hinojosa y Andrés
Manuel López Obrador. En esa reforma, se
ciudadanizo plenamente el IFE, se establecieron reglas de financiamiento
público para los partidos, objetivas y equitativas, así como también, se le
otorgó al Poder Judicial por conducto del Tribunal Electoral, la facultad d
calificar las elecciones, logrando así, los conflictos electorales, se pudieran
dirimir judicialmente y no políticamente.
Las polémicas
elecciones del 2006, hicieron que el sistema democrático electoral volviera a
modificarse en forma radical. Se estableció las causales, para los recuentos de
“voto por voto y casilla y casilla”, así también, se les arrebato a los
partidos políticos, la posibilidad de que estos contrataran con las televisoras
para la compra de spots y se crearon, bastantes monitoreos para vigilar, la
equidad de los espacios informativos en los medios de comunicación. El IFE, pues,
se eligió no solamente en autoridad electoral, encargada de organizar las
elecciones, sino también, en autoridad moral, censor y política, para conducir
el proceso electoral (precampañas y campañas, jornada electoral, escrutinios y cómputos)
en términos equitativos.
Ahora
resulta que nada de eso sirve y que el país, al igual que hace veinte años,
seguimos mirando hacia atrás, en problemas de la agenda política que se supone debieron
de haber estado resueltos. La sospecha del fraude, es una de ellas, la poca civilidad
de nuestros políticos, hacen que los participantes, se conduzcan en altos
grados de cinismo, nunca antes vistos.
Los
partidos políticos, son los culpables de esta “crisis” post-electoral. Son
ellos, los que no decidieron sujetarse a un régimen de transparencia total.
Observen las páginas webs de todos los partidos políticos y también desde
luego, lean tanto la Ley Federal de
Acceso a la Información Pública, como al Código Federal de Procedimientos
Electorales, para darnos cuenta, que esas burocracias políticas, son las que se
han empeñado, a vivir y en sacar provecho político, de situaciones nefastas como
la que estamos pasando.
Los
partidos políticos, no son transparentes, en decir, no informan cuánto dinero
obtienen y cuanto dinero gastan y en que se gastan. No dicen con quienes
contratan y el importe de sus contratos. Pueden contratar con Televisa,
Soriana, Milenio, Proceso, La Jornada, y no reportan lo que gastan. No reportan
lo que pagan de salarios, desde el Presidente del Partido hasta el más humilde
empleado de limpieza de una oficina partidista. No informan, si cuentan con
aviones, helicópteros, jeeps, aviones; no responden ante nadie del manejo de
sus recursos económicos y no solamente eso, ni siquiera, ninguna autoridad
pública puede fiscalizarlos, más que una Unidad Fiscalizadora del IFE, a la
cual fácil se le puede engañar, presentándole facturas apócrifas y estados
falsos contables.
¡Es
un gran fraude¡. ..¡Claro que si¡. Pero no de los ciudadanos que votan, cuya
voluntad se expresa en miles de documentos que pueden consultarse con cualquier
computadora que tenga internet; el gran fraude, es el que hacen los dirigentes
de los partidos políticos, empeñados en conservar su posición privilegiada o victimaria, para
justificar o legitimar, su cuota de poder y por ende, modus vivendi, de seguir
viviendo del presupuesto público.
Fueron
los partidos políticos, los que se negaron a la elección de la segunda vuelta
presidencial. Si se hubiera prevista esa hipótesis, en este momento, el 1º y el
2º lugar de la contienda electoral, irían a la segunda vuelta para definir el
resultado final de la elección. ¡Pero no quisieron¡.
Fueron
ellos, los partidos políticos, quienes han decidido ocultar el manejo de sus
finanzas. No nos sorprendamos de los tratos privilegiados e impunes de muchos
candidatos; pues tan detestable es, que Andrés Manuel López Obrador haya cobrado como
“presidente legitimo”, por parte de una asociación civil que al parecer no
pagaba impuestos y no reportaba a nadie sus finanzas, como lo es, que él candidato
priísta, Enrique Peña Nieto, se trasladaba de un lugar a otro, dentro de la República
Mexicana, en lujosos aviones particulares.
¿Cuánto
costó el plantón de Reforma del año 2006?. No me refiero a los daños y
perjuicios ocasionados al comercio y a los servicios establecidos establecido
de la principal avenida del país; me refiero, al costo por carpa, agua, alimentos y alquiler de
baños, durante los casi sesenta días que estuvieron bloqueando tan importante
vialidad.
¿Cuánto
costó los contratos que celebro el PAN con el publicista español de apellido
Sola, para hacer una propaganda negra dedicada a infundir el miedo el absurdo
divisionismo o polarización de los ciudadanos?. ¿Por qué su trabajo no creó que
lo haya hecho regalado?.
¿Cuánto
costo, el viaje a Enrique Peña Nieto a Davos Suiza para entrevistarse con
personal del mundo financiero internacional?. Sus botiquines, playeras, gorritas y hasta USB's que regalaban a diestra y siniestra. ¡No nos hagamos pendejos¡. Los partidos
políticos y solamente ellos, han sido beneficiados de esta situación
discrecional, secreta y manipulada, de no decir, cuánto dinero obtienen y gastan.
Falso
que el PRI sea el “malo” de esta película o que el PRD es tan “doblemente
pendejo”, para que le roben nuevamente la elección. Falso de toda falsedad que
todos los corruptos voten por el PRI o que una manifestación multitudinaria,
sea fiel reflejo de la voluntad popular.
La
izquierda no perdió, ¡ganó¡. .. Haberle arrebatado al PRI la mayoría del
Congreso, es un triunfo importante. Pero lamentablemente, nuestra corta visión
hace creer en los demás, que en una República,
el que manda es el presidente y por eso, el total desconocimiento, de muchos
ciudadanos, respecto a la gran
importancia que tiene el Poder Legislativo y de que si pueden hacer o no, los
senadores y diputados, por los que también votaron.
Creo
fielmente, que el PRD o ese grupúsculo privilegiado que detenta la
representatividad de la “Izquierda Unida”, debe estar preparada para obtener el
poder. ¡No es un sueño utópico¡. Es algo real por lo que se debe de trabajar. No
obtendrá el poder, mientras utilice ese discurso dogmatico, conservador, histórico
y paranoico, de ver un país dividido entre “buenos pendejos que siempre pierden”
y “malos perversos que siempre ganan”.
Ese grupúsculo
político, es la segunda fuerza electoral en el Congreso y debería prepararse en
los próximos tres años, para seguir ganando alcaldías, estados y la mayoría del
Congreso. Debe prepararse, para poner en la agenda publica, los temas que
deberían ser de nuestro interés. La educación, la salud, la vivienda, el
desempleo, la corrupción, la calidad de vida, la democratización de los medios
de comunicación; y dejarnos ya y para siempre, de discursos obsoletos, que debieron
de haberse superado desde hace más de doce años, como ese del fraude electoral.
Ayer
cientos de miles de mexicanos volvieron a manifestarse por las calles e la
Ciudad más democrática y tolerante del mundo. ¡Bravo por ellos¡.
Espero
que esos manifestantes sean capaces de dar seguimiento, a si sus diputados
concurren o no a las sesiones, si aprueban o no las leyes que se discuten, si
son capaces de cuestionar al Presidente y a los Secretarios Estados, sobre la
evaluación de las políticas públicas; si son realmente inteligentes, para
llegar a los acuerdos suficientes y den por terminado, este país de
corporaciones privilegiadas – partidos políticos - monopolios
empresariales-sindicatos.
Espero
sinceramente, que todos nosotros seamos realmente respaldados por políticos inteligentes,
que logren anteponer el interés de todos, por encima de su interés privado.
Espero
que Andrés Manuel López Obrador, tenga la sabiduría que lo haga reflexionar,
sobre el gran papel que le tiene reservado la historia.
Espero
que el Congreso, sea el motor legislativo, que logre llegar a los consensos mas
importantes que requiere este país y que desde luego, sea un autentico
contrapeso al Ejecutivo.
Creo
que ya es hora, que la Izquierda, comience a trabajar y a dar muestras reales, de
cómo obtener al poder. Sin gritos, sin mitos, sin mentiras, sin odios; sino con
la misma inteligencia de los que "siempre le ganan".
Esa
es mi opinión, que como dije al principio, no es la verdad absoluta, ni
pretende hacer juicios de valor, es subjetiva y susceptible mil veces de equivocarse y reprochársele.