EL PROFESOR ZOBEK (¿ENTRENADOR DE LOS HALCONES?).


La cultura popular mexicano ha creado sus propios héroes, personajes de leyenda que logran traspasar el tiempo y la imaginación.

Aparecido en 1965, tras un contundente éxito radiofónico en la XERED-AM, 1110 Kgh, surgiría la historieta de Kaliman, el verdadero “hombre increíble”, un héroe mexicano educado en las tierras del Tíbet, con amplió poderes de telepatía, hinopsis, telequinesis, curación, levitación y otros más; que se disponía a luchar contra los hombres del mal. Más de dos millones de ejemplares semanales vendía la tan popular historieta mexicana.

Paralelamente en todo el mundo, pero sobre todo en los Estados Unidos de America, surgirian hombres reales, que hacían posible, revelar los ancestrales secretos de la lejana China y superar con ello las historias ficticias de los superhéroes de la Marvel o de la Dc Cómics, uno de ellos fue el legendario karateka Bruce Lee, personaje real que demostraba a sus audiencias, que en efecto, existía un conocimiento secreto, que podía transformar a los seres humanos, en verdaderos superhéroes.

Mexico, tampoco fue la excepción; tras la exitosa olimpiada de 1968, aparecería un misterioso hombre, de nombre Francisco Javier Chapa del Bosque, proveniente de Torreón Coahuila,cuya infancia relataba este, había sido la de un niño enfermo de poliemilitis, que había logrado vencer su estado de discapacidad y con ello poder caminar.

El “Profesor Zobek” como se le conocía, era un personaje real, que al igual que Bruce Lee, tenía conocimientos del legendario Tíbet, aquel que algunos autores como el popular y “best seller” Lobsang Rampa, escribía en libros como “El Tercer Ojo”, “Mi vida con el Lama”, “El Cordón de Plata” y el que daba cuenta, que todos los seres humanos, podían desarrollar poderes humanos sobrenaturales. Así pues, Zobek se convirtió en una representación real de Kaliman, un Bruce Lee mexicano que podía compartir la pantalla del cine con el luchador Blue Demon y junto con él, acabar con la epidemia de los “muertos vivientes”.

Para 1968, el profesor Zobek, (chamán también), había desarrollado su propia técnica de meditación, acondicionamiento físico y enseñanza de las artes marciales: “¡Vuelo sin escalas!”. Un método que buscaba el ser humano, “a la perfección”; técnica que le valió ser contratado por el gobierno mexicano, a través del Instituto de la Juventud Mexicana, para que pudiera enseñar sus técnicas, desde los niños, deportistas, hasta los miembros del ejército mexicano.

Junto con ellos, el joven atleta desarrolló generaciones de “combatekas”, una arte marcial que lograba combinar el Yoga, el Karate y hasta técnicas de combate que pudo haber descubierto el profesor, de las culturas prehispánicas mesoamericanas, tales como el Yaotiliztli o el Xhupa Porrazo; inclusive, técnicas de lucha que se enseñan hasta en la sierra Tarahumara.

La popularidad del profesor Zobek fue tan grande, que en 1969 inició su época de escapista, haciendo sus demostraciones semanalmente, en el popular programa de televisión “¡Siempre Domingo!”, conducido por el popular Raul Velasco. Ahí frente a millones de televidentes de toda Republica Mexicana y hasta de America Latina, el profesor hacía demostraciones desde hacer más de ocho mil abdominales en un espacio de cuatro horas, mostrar cómo su abdomen soportaba toneladas de carga, o de cómo lograba arrastrar vehículos con sus dientes, hasta como escaparse de cajas de cristal o sarcófagos, en medio de clavos, camisas de fuerza, cadenas, candados, agua y llamas de fuego.

Desde luego que hombre como Zobek, ayudó también, al adiestramiento físico de aquel grupo para militar conocido como los “Halcones”; un grupo mas, creado por el Estado para salvaguardar la soberanía y la “defensa del país”. Un regimiento de jóvenes reclutados de aquellos delincuentes “incorregibles”, lastra de estudiantes porros fosilizados en las instituciones educativas, uno que otro soldado o policía desertor, jóvenes pobres, sin aspiraciones, resentidos, a los que había que darles una oportunidad. Hacer de los “halcones” empleados públicos, para asignarles un salario quincenal seguro, que les permitiera tener estabilidad económica y darles un mejor status social, hacerlos beneficiados de los programas sociales del gobierno de la revolución, vivienda y seguridad social; adoctrinarlos, en la benevolencia del régimen y enseñarles quienes eran los enemigos de la patria. Ese grupo de paramilitares, fueron los alumnos también, del profesor Zobek. Los mismos que entrenaba en las canchas de cuchillo de Tesoro, más allá de San Juan de Aragón, cerca de la proletaria colonia de “Ciudad Nezahualcóyotl”. Los mismos que recibieron como lecciones del profesor Zobek, el poder de la concentración mental, de la meditación, de la respiración y de la fuerza.

Ocho meses después de la “matanza de Corpus” de aquel 10 de junio de 1971, el Profesor Zobek murió en Cuautitlán Izcalli, en una de sus tantas heroicas demostraciones, al pretender descender a rápel de una cuerda a una altura de diez metros, en un helicóptero que descendia; sin embargo, misteriosamente la aeronave no descendió, sino que ascendió a una altura de treinta metros, dando el piloto vueltas y más vueltas sin parar, provocando que el escapista mexicano, se soltara y no pudiera desafiar este, ni las leyes de la dinámica, ni de la gravedad, ni pudiera tampoco, soportar el impacto de su cuerpo al estrellarse con el suelo y con ello, romperse el cráneo y varios de sus huesos.

El Profesor Zobek no logró sobrevivir de su última demostración, había muerto. De la manera más burda, el héroe mexicano y leal instructor de acondicionamiento físico o y artes marciales mexicanas, había muerto.

¡Pero la leyenda no quedaría ahí!. Personas como Zobek, son capaces de revivir de los muertos.

Recientemente, la película Roma dirigida por Alfonso Cuarón, muestra este legendario personaje y su penosa intervención en el proceso de entrenamiento, de los jóvenes “Halcones”.

Valdría la pena, en estos tiempos de la “cuarta transformación”, llegar a la verdad de los hechos. Reivindicar la imagen del profesor Zobek como el súper héroe mexicano, que hizo realidad la fantasía de Kaliman, que logró vencer a la poliomilitis y representar un ejemplo para millones de mexicanos de disciplina y perseverancia; o bien, indagar si simplemente se trató de un instrumento más de aquel perverso y autoritario Estado, que a través del cine, el circo y la televisión, enajenó a las masas, al grado de matar a sus propios jovenes.

Bruce Lee o Zobek, sin lugar a duda, son personajes de leyenda de aquel mundo setentero que causaron mucha admiración. Pienso pues que entre el mito y la leyenda, la ficción y la verdad, el arte y el genocidio, bien valdría la pena, encontrar la verdad.

¿Quien fue realmente el Profesor Zobek?

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