ATENCO VS. EL SUEÑO NEOLIBERAL DEL NUEVO AEROPUERTO DE LA CIUDAD DE MÉXICO.
Durante
su segundo Informe de Gobierno, en el mejor momento de su administración, el
Presidente de México Enrique Peña Nieto, anunció la construcción del nuevo
Aeropuerto de la Ciudad de México, el cual, además de sustituir el aeropuerto
actual que se encuentra en terrenos de la Delegación Venustiano Carranza en el
Distrito Federal, requerirá según sus
cálculos, una inversión de 120 mil millones de pesos y tardaría unos seis años,
construir su primera etapa.
Doce
años antes, el proyecto de construir un nuevo aeropuerto para la Ciudad de
México, ha sido sin duda alguna, una aspiración del gran proyecto neoliberal
mexicano. Así lo concibió el expresidente Ernesto Zedillo, desde 1998,
contemplaba según los estudios de sus colaboradores técnicos de la Secretaria
de Comunicaciones y Transportes, dos posibilidades, hacerlo en Tizayuca
Hidalgo, o bien, en Texcoco Estado de México, ambas regiones ofrecían
posibilidades en pro y contra; sin embargo, lo que parecía haber sido la última
administración priísta se le termino el tiempo sin llevar a cabo este proyecto,
vendría por vez primera en la historia contemporánea del país, una transición
democrática, el gobierno electo de Vicente Fox de extracción panista, asumiría
la presidencia de México y este, no descartó llevar a cabo, el sueño neoliberal
mexicano de construir un nuevo aeropuerto.
Vicente
Fox con esa legitimidad que haberle ganado al entonces poderosos e invencible
PRI, luego de 71 años de permanencia en el poder, decidió llevar a cabo aquel
viejo sueño; llevar a cabo el proyecto que sería la obra pública más importante
del país en sus últimos veinte años y por el que sería recordado siempre
durante el siglo XXI; decidió pues, continuar incentivando el progreso y el crecimiento
de la “Zona Metropolitana del Valle de México”, dando con ello un impulso
modernizador, que detonaría el nuevo aeropuerto, “un proyecto de vida”, un
proyecto al que denominarían, no nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, sino “Proyecto
Ambiental Nuevo Texcoco”, se hablaba pues de la oportunidad histórica de
aprovechar la crisis de aeropuertos que sufrían los Estados Unidos con motivo
de los atentados terroristas del 11 de septiembre, los cuales tenían que ser
aprovechados por el gobierno y el mercado mexicano; el nuevo megaproyecto
urbano, impulsaría también facilidades a
las constructoras de vivienda como GEO, ARA, SARE, HIR, para que estos construyeran
viviendas de alto impacto urbano e interés social para muchas familias que se verían
beneficiados de los créditos de vivienda que las reformas a la Ley Federal de
Vivienda, al INFONAVIT y al FOVISSSTE prometían; se construiría nuevas vías
terrestres, el “Circuito Mexiquense”, se mejorarían los caminos Peñón-Texcoco-Calpulalpan-Tlaxcala
y el ferrocarril suburbano valle de Chalco-los Reyes; se instalarían macroplazas
comerciales, como la que prometía el hombre más rico del mundo Carlos Slim,
sobre terrenos de Nezahualcoyotl, al que luego se le conocería como “Ciudad Jardín”,
o “Plaza Las Américas” en Ecatepec; los municipios de Ixtapaluca, Valle de
Chalco, Chicoloapan y Ecatepec, cambiarían sus usos de suelo y en ellos se alojarían
cientos de miles de casas habitación donde residiría la “nueva clase media”
producto del “milagro neoliberal”; de igual forma, el gran plan de desarrollo
urbano, contemplaba construir en terrenos rurales del Municipio de Atenco, Texcoco
y Chimalhuacán, Estado de México, el nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México; para
ello en ejercicio de sus facultades presidenciales, el 22 de octubre del 2001
se publicaron en el Diario Oficial de la Federación, 10 decretos de declaratorias de utilidad pública
para la ampliación del Vaso del Lago de Texcoco y 7 decretos más de expropiación
por causa de utilidad pública para la construcción del nuevo aeropuerto; en
consecuencia, se modificaron los usos de suelo y se expropiaron
dichos terrenos, algo así como 5,931 hectáreas, con los cuales se previó
otorgar indemnizaciones presupuestadas en 534.4 millones de pesos, tocándole a
cada ejidatario, de 7 pesos con 20 centavos por metro cuadrado. Nunca se imaginó
el expresidente, que su popularidad quedara echada al suelo, cuando lo que
originó con esa imprevista decisión, fue la insurrección popular.
Aparecería
el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, impugnando dicha determinación;
de nada servía los argumentos de que la inversión del gobierno sería en ese
entonces de 77 mil millones de pesos, con un efecto multiplicador de 300 mil
millones de pesos, que prometían detonar el desarrollo del país y de la región;
de nada sirvió la promesa de rescatar el Lago de Texcoco y otras promesas más
sobre el futuro del país, si existían más de 4 mil 375 familias afectadas por
dicha determinación. De nada sirvió toda la propaganda gubernamental “Nuevo Texcoco”, a favor la construcción del
nuevo aeropuerto, si no pudieron contrarrestar el liderazgo de Ignacio del
Valle Medina, un exsociologo egresado de la UNAM, activista desde su juventud
en diversos “frentes” y que entre sus luchas sociales, había logrado la
disminución de tarifas eléctricas en beneficio de sus pueblos.
La
lucha por la tierra, en contra de la construcción del nuevo aeropuerto, empezó
cuando el líder agrarista y urbanista
Ignacio del Valle, en compañía de algunos de sus simpatizantes, con
machetes, palos y varillas, bloqueó la carretera Texcoco-Lechería; a esta
acción de resistencia, se sumó la acción jurídica, once amparos promovidos,
cinco de ellos admitidos, siendo uno de sus abogados procuradores, el entonces
distinguido y prestigioso constitucionalista Ignacio Burgoa Orihuela. A esta
lucha se sumaría las acciones de controversia constitucional promovidas por los
Ayuntamientos de Texcoco y Acolman, así como la controversia constitucional
promovida por el Gobierno del Distrito Federal. Entonces, el Jefe de Gobierno
del Distrito Federal Andrés Manuel López Obrador acusó al Presidente de la
República Vicente Fox, de dejarse llevar por los “intereses creados” y hacer
“jugosos negocios” al amparo del poder público.
Pero
lo más importante de los argumentos que en su momento se expusieron, fueron los
argumentos de carácter ecologista. Basados todos ellos, que la construcción del
aeropuerto afectaría un manto acuífero que alimenta de agua a la Ciudad de
México.
La
protesta social fue en aumento, sin que el gobierno de la Republica pudiera
contrarrestar la inconformidad manifestada; las marchas al Zócalo de la Ciudad
de México no dieron ningún efecto, tampoco los intentos de solicitar audiencia
con el entonces Gobernador del Estado de México Arturo Montiel Rojas o con el mismísimo
Presidente de la república a quien retaron a un “debate público”; en respuesta
a dicho reto, las declaraciones del Presidente Vicente Fox eran hirientes,
refería que las tierras expropiadas eran improductivas, lo que desvalorizada la batalla de los campesinos de
la región contra el salitre, así como su profundo amor ancestral por la tierra,
el cual databa desde la época del emperador Nezahualcóyotl, desde hace cientos
de años; bastó pues, que esa resistencia tomara decisiones cada vez más violentas
y radicales, como llevar a cabo la
“confiscación” de cuatro vehículos y haber retenido a once empleados de
la Compañía Luz y Fuerza. Entonces, para el mes de diciembre, Atenco se declaró
en “Alerta Máxima”, se levantaron barricadas y se declaró éste, “Municipio en
Rebeldía”.
La
solidaridad y la protesta conjunta que manifestó en su momento el Subcomandante
Insurgente Marcos del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, a los
exintegrantes del Consejo General de Huelga CGH de la UNAM, a estudiantes de la
Universidad Agraria de Chapingo, así como la actitud desobediente y rebelde de
los ejidatarios de Atenco, quienes lograron finalmente, que el Presidente de la
República, diera marcha atrás a su proyecto.
¡Así
pues, Vicente Fox perdió y la lucha social ganó¡. El 6 de agosto del 2002 se publicó en el
Diario Oficial de la federación la abrogación total, lisa y llana de los
decretos de fecha 21 de octubre del 2001. El asunto se había salido de las
manos del Presidente. En el estaba involucrado los gobiernos locales del
Distrito Federal y del Estado de México, los gobiernos municipales de Texcoco y
Atenco; inversionistas locales y foráneos, los campesinos expropiados, grupos
ecologistas, agrupaciones sociales y políticas de la región del país. Lo peor
de todo esto, es que el presidente Vicente Fox quedo mal en su imagen pública.
Para
finiquitar el asunto, el Frente de los Pueblos para la Defensa de la Tierra
logró una especie de “acuerdo amnistía”, mediante el cual, el gobierno federal
y el del Estado de México, desistirían de cualquier acción jurídica y represiva
en contra de quienes habían participado en el movimiento. El acuerdo fue, “un
borrón y cuenta nueva”, el gobierno lo respetaría, hasta en tanto, no se
volvieran a generar en Atenco, nuevos “mitotes”.
Atenco
pues, se convirtió en territorio de los “macheteros”, inmediatamente los
servicios de inteligencia tanto del Gobierno Federal como los del Estado de
México, señalaban a sus integrantes como
“ajenos” al municipio, gente proveniente de varios lados de la República, que a
través de actitudes porriles y gansteriles, generaban pequeñas prebendas, a
favor de su causa.
Haber
frenado el gran proyecto de aeropuerto de la Ciudad de México, sirvió pues para
que los “macheteros”, lograra introducir transporte público en Santa Catarina a
Texcoco, o defendieran a un vendedor de tamales en el centro de Texcoco o bien,
exigieran mediante el “secuestro” de un funcionario público, la creación de una
escuela para discapacitados. Las oficinas de inteligencia, alertaban al
gobierno la necesidad de intervenir lo más pronto en el Municipio; Atenco,
éste, se convertía pues, en territorio “zapatista”, cuando en el año 2006, el
Subcomandante Insurgente Marcos visitaba la región y desde ahí, en un mitin de
“macheteros”, el “pueblo” se adhería a “La Otra Campaña”.
Las
señalas de alarma sonaban; Atenco pese que las elecciones del 2003 habían sido
ganadas con el 64% de los votos a favor de la coalición PRI-PVEM o el Municipio
de Texcoco, era gobernado por el PRD con apenas el 38% de los sufragios, la
composición política de la región, no era favorable para lo que se visualizaba.
Por
otra parte, en medio de escándalos de corrupción que vinculaban al Gobernador
del Estado de México, Arturo Montiel Rojas, provenientes de la propia cúpula priísta
que encabezaba Roberto Madrazo Pintado, ascendía
a la gubernatura del Estado del México, el exdiputado con cara de niño, Enrique
Peña Nieto, habiendo obtenido 1 millón 800 mil votos, ganando una elección estatal
de manera clara y sin duda.
Sin
embargo el panorama electoral era riesgoso. Existía la inminente posibilidad de
que el PRD y su candidato Andrés Manuel López Obrador, no solo ganara bastiones
importantes en el Estado de México, sino también la Presidencia de la República.
Así que en la vida, hay decisiones circunstanciales que deberían marcar los
destinos de un país, quizás eso fue lo que significo, no el aeropuerto o la
sospecha de que una tienda Wal Mart sería instalada en Texcoco y por eso la
necesidad de “reubicar” a los vendedores de flores; sino que lo fue, la negativa
de éstos últimos, a no cumplir con los programas que la administración pública municipal
perredista les tenía contemplados.
Fue así,
como la reubicación de vendedores de flores en la vía pública en el mercado
“Belisario Domínguez” de Texcoco, fue lo que detonó el conflicto e hizo a
recordar a todos, el “fantasma del aeropuerto”. Los policías municipales de
Texcoco trataron de impedir que siete vendedores de flores se instalaran, lo
que generó una serie de enfrentamientos entre estos y la policía municipal; las
negociaciones en la Dirección General de Gobierno de Texcoco no fructificaron y
los vendedores de flores, no dejarían el piso.
El 3
de mayo del 2006, en plena campaña electoral presidencial, siendo las 7 de la mañana
llegaron más de 200 policías a tratar de impedir la venta de flores; los
vendedores resistieron y desafiaron a la autoridad; estos respondieron con el
uso de toletes, escudos y gases lacrimógenos; mientras los floristas
respondieron con piedras, palos y machetes, el resultado final, 15 lesionados
en ambos bandos.
Después
de la zacapela, al menos 40 floristas se alojaron en la casa ubicada en Manuel
González número 5, para atenderse de sus lesiones y en su caso, decidir la
estrategia de recuperación de la calle; sin embargo, para ello, la casa fue
rodeada por 500 policías antimotines,
quienes a eso de las 5 de la tarde, allanaron diversas viviendas y lanzaron
gases lacrimógenos a efecto de que las personas alojadas en el inmueble
salieran; llevando a cabo el arresto de líder Ignacio del Valle y de otras 84
personas.
En
respuesta a lo anterior, los “macheteros”, con el apoyo de “los zapatistas” y
simpatizantes de la “otra campaña”, bloquearon la carretera Texcoco-Lechería,
exigiendo la reinstalación de los vendedores. El movimiento de protesta, tomó
como rehenes a 5 policías municipales, 5 estatales y 2 policías ministeriales, exigiendo
como pliego petitorio, la liberación y de apertura del bloqueo la liberación de
los 84 detenidos y la reinstalación de los vendedores de flores.
El
Gobierno del Estado de México, encabezado por Enrique Peña Nieto, dio la orden
de romper el bloqueo de la autopista con 200 agentes que fueron repelidos por
los manifestantes con palos, piedras, machetes, cócteles molotov e incluso con la
amenaza de hacer estallar una pipa de gas. Reporteros y fotógrafos fueron
golpeados por policías para evitar tomas de fotos y videos. Televisa y TV
Azteca hicieron una cobertura “en vivo” sobre los hechos ocurridos, transmitían
una y otra vez, la forma en como un policía era humillante y salvajemente
golpeado por un florista. El joven Gobernador, debía mostrar su temperamento y
su firme decisión de aplicar la ley, así que él no sería tan “tibio” como el
Presidente Vicente Fox, ni se dejaría amedrentar por unos cientos de “macheteros”.
Los
“informes” de los servicios de inteligencia del gobierno del Estado de México,
debiendo entender a éstos a los agentes infiltrados, muchos de ellos de sexo
femenino disfrazados con el uniforme de vendedores de congeladas “Bonaice” y
siendo además vendedoras de dichas productos para poderse “camuflear”,
reportaban al menos la existencia de 800 pobladores disidentes, armados con
machetes, piedras, bombas molotov, cohetones y hasta cañones de pólvora llenos
de grava, dispuestos a defenderse de la acción represiva. Se hablaba inclusive,
hasta de personas extranjeras que incitaban a los pobladores a llevar a cabo la
resistencia contra las fuerzas del orden.
Por
la noche, el gobernador Peña Nieto, declaraba ante las televisoras, su firme
decisión de detener al “autor intelectual”, de dichos desordenes. Los
pobladores, previniendo la acción nocturna policiaca, reforzaron el bloqueo de la autopista y tomaron
el centro y el auditorio municipal de San Salvador Atenco, donde se encontraban
retenidos los funcionarios públicos; de igual forma, instalaron barricadas y convocaron
al pueblo, arrojar cohetones y tocar las campanas de la iglesia. En respuesta a ello, el Almirante Wilfrido
Robledo sobrevoló el área desde un helicóptero, a efecto de diseñar la táctica
A
las 2 de la mañana del día 4 de mayo, se llevó a cabo la reunión entre el
Gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto, el Secretario de Seguridad
Publica Eduardo Medina Mora y el Almirante Wilfrido Robledo Titular de la
Agencia de Seguridad del Estado de México, a efecto de valorar la situación; el Almirante Robledo un egresado de la Marina,
excomandante de Buque y un guardacostas en el Pacifico, había sido Director de Policía
y Tránsito en el Gobierno de Tabasco, Director de Protección
(“contrainteligencia”) del CISEN, también Director de la Policía Federal Preventiva
en la administración de Ernesto Zedillo y el gobernador del Estado de México lo había designado
como el Director de la Agencia de Seguridad Estatal del Estado de México. Dentro de la hoja de servicios del militar, se
encontraba haber coordinado la detención de 800 huelguistas en la “recuperación
de las instalaciones” de la Universidad Nacional Autónoma de México, tanto en
Ciudad Universitaria, sus cinco campus desconcentrados y catorce bachilleratos,
sin que existiera ni un sólo muerto o herido, en aquella eterna huelga
universitaria de diez meses ocurrida en 1999 al 2000.
En
la madrugada del 4 de mayo de aquel año 2006, unos 1,815 elementos de la
Agencia de Seguridad Estatal y 700 miembros de la Policía Federal, tomaron por
sorpresa a los 400 activistas que se encontraban en Atenco; utilizando gases
lacrimógenos, toletes, destrozando viviendas; las cifras oficiales reportaron
solo 14 heridos y 1 muerto; otras
fuentes refirieron 290 personas heridas, varios muertos y heridos; lo cierto es
que la Comisión Nacional de Derechos Humanos, refirió que durante el operativo
en mención, existieron 207 detenidos, 146 de ellos fueron en forma arbitraria,
hubo tratos crueles, inhumanos y degradantes, allanamiento de morada,
retenciones ilegales, incomunicación, tortura, además 26 violaciones y abusos
sexuales a mujeres; hechos que reconoció la propia Suprema Corte de Justicia de
la Nación, quien ordenó liberar a Ignacio Valle.
Las
elecciones locales y municipales del 2006 en el Estado de México, hizó que el
PRI perdiera y ganara el PRD. Sin embargo, tres años después, el PRI recuperaría
la plaza y desde ese entonces, no ha perdido ninguna elección, excepto Texcoco,
donde ganara el PRD y últimamente, en la elección local del 2015, lo hizo MORENA.
Vicente
Fox se enfrascaría a una lucha preelectoral contra Andrés Manuel López Obrador,
que culminó con el “desafuero” de este último y la negativa del Juez de
Distrito de haber girado orden de aprehensión, ridiculizando con ello, al Procurador
General de la Republica el general Rafael Macedo de la Concha y por
consiguiente, a su jefe, el Presidente de la República. Después vendrían las
elecciones presidenciales, donde el Presidente tomaría “revancha”, con la
sorprendente derrota de López Obrador por menos de medio punto porcentual
contra el candidato del Partido Acción Nacional Felipe Calderón Hinojosa.
Por
otra parte, el Gobernador del Estado de México concluyó su cargo en el 2011 y
fue postulado por su partido el PRI, a la Presidencia de México.
Fue
en una de sus giras, realizada en la Universidad Iberoamericana, donde fue
increpado por estudiantes de la referida Institución; donde le reprocharon no
solamente ser el candidato preferido por la monopólica empresa Televisa, sino también,
su pasado represor, por los hechos ocurridos en Atenco.
No
obstante de que el equipo de campaña acusó a los estudiantes de la Ibero de
haber sido “infiltrados” y estos últimos, de demostrar que eran 132 estudiantes
de la Ibero, identificándose en un video de YouTube, como el “Movimiento Yo Soy
132”, el caso es, que Enrique Peña Nieto, ganó sin duda alguna, la Presidencia
de la República. La “gano”, con muchos reproches y sospechas, de quien fuera su
detractor y hoy posible sucesor, Andrés Manuel López Obrador.
La historia
no termina ahí. Haberse el pueblo de Atenco negado a construir el Aeropuerto de
la Ciudad de México, fue una afrenta no al expresidente Vicente Fox Quesada,
sino a la cantidad de inversionistas que se encuentran detrás del proyecto. Los políticos van y vienen, ¡cierto¡ y
afortunadamente el voto popular los elige y la ley, limita temporalmente sus
encargos; en cambio los dueños del dinero, esos continúan y tanto sus fortunas como
proyectos y ambiciones se heredan de padres a hijos, por el fin de los siglos.
No
se trata de “conservar” las cosas como se encuentran actualmente, el mundo es dinámico
y la globalización es un motor que orilla a muchas naciones, más que por
necesidad que por convicción, a emprender una serie de reformas estructurales
para poderse “adaptar” al nuevo orden mundial.
El
problema no es ese. El problema es la discrecionalidad, la opacidad, el
misterio que encierra el proyecto de ese nuevo aeropuerto; el problema, es que
suelen ser los mismos, los que siempre ganan y se les adjudican los contratos,
los que salen siempre ganando, los que no tienen límites en acaparar negocios y
más negocios, para el beneficio de su vejez, no la suya, sino la de los nietos
de sus bisnietos.
Ese
es el problema. Habrá que estar atentos a la obra pública más importante de los
últimos treinta años. No decir no al proyecto por el mero acto de oponerse sistemáticamente
al gobierno; decir no, valdría la pena hacerlo con argumentos, en forma
inteligente y racional; hacer que los milagros de la economía neoliberal dejen
de ser eternas promesas y se conviertan en realidades objetivas y materiales.
Habrá
que estar pendiente de que esta historia, continúe por buen puerto. Finalmente
el aeropuerto de la Ciudad de México que se construirá en terrenos del Estado
de México, nos atañe a todos.
Bibliografía
·
ALFARO IZARRARAZ, Rafael. El Traslado fallido
del Aerpuerto Internacional de la Ciudad de México a Texcoco. Argumentos. Vol.
24. Nª 65. Ene-Abr 2011.
·
MORENO SÀNCHEZ, Enrique. Proyecto del Aeropuerto Internacional en Texcoco y Atenco, ubicado en
el oriente del Estado de México. Colegio de México.
- Atenco, a diez años del movimiento
social por el proyecto del aeropuerto. Análisis socio urbano y político. Colegio
de México.
·
RECOMENDACIÓN 68/2006 de la Comisión Nacional
de Derechos Humanos.