¿EL PRÓXIMO PRESIDENTE PUEDE CAMBIAR EL MODELO DE NACIÓN?



Debemos entender que lo más importante que existe para gobernar una Nación, es el poder político. Aunque este, no sea el único poder que existe.  La teoría política nos habla de poder constituidos, que son los que reconoce y regula la Constitución Política; y también los llamados “poderes facticos”, que son aquellos que no se encuentran regulados o reconocidos por las leyes, pero que tienen influencia, en la gobernabilidad de un país.

En este artículo, sólo hablaremos de los “poderes constituidos”. 

Y es que el pueblo, puede elegir al Presidente de la Republica, a sus diputados y senadores; pero no podrá elegir jamas, al Jefe de un Cartel de la droga, a un ministro religioso, a un líder de opinión de un medio de comunicación masivo, a un banquero o el dueño de una empresa millonaria. 

El Poder Político, del que nos referiremos únicamente, se encuentra perfectamente establecido en la Constitución Política, en el  cual, se establecen los derechos de todos los habitantes del país; así como la forma en que se organiza el Estado mexicano.  

Nuestro Estado, es una República Federal. Es decir, un Estado, que se conforma por un gobierno federal y 32 gobiernos estatales. Los Estados son Aguascalientes, Baja California Norte, Baja California Sur, Campeche, Ciudad de México, Coahuila, Colima, Chiapas, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Nuevo León, México, Michoacán, Morelos, Nayarit,  Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas. Es un dato que no debemos perder de vista. 


A su vez, cada Estado de la Federación se conforma con Municipios. Existe en todo el territorio nacional, por lo menos 2,464 municipios.    

por ende, en el país, no solamente se vota por un Presidente, diputados y senadores; sino también por los Gobernadores de los Estados, diputados locales, presidentes municipales, síndicos y regidores. 


¡El Presidente por lo tanto, no gobierna sólo el país¡. No es “dios”, “todo poderoso”, para transformar el país.  El Presidente de la República es sólo el Poder Ejecutivo del gobierno federal, es decir, es quien “ejecuta”, el que “aplica”, el que “cumple”, lo que la Constitución Política y las leyes federales le mandatan.  Para que el Presidente puede hacerlo, dispone de varios colaboradores, distribuidos en las Secretarias de Estado, organismos descentralizados, desconcentrados y las empresas productivas del Estado, (antes denominadas, empresas paraestatales).  En México pues, se elige al Presidente por voto popular. Los colaboradores del Presidente, no los elige el pueblo, sino que los designa el propio Presidente. Entre los funcionarios que designa el Presidente, se encuentran por lo menos 18 Secretarios de Estado, 171 titulares de organismos públicos descentralizados, desconcentrados y empresas paraestatales; así como miles de altos funcionarios entre los que se encuentran Subsecretarios, Directores Generales, Directores de Área, Subdirectores y Jefes de Departamento.

Podemos elegir al Presidente de la Republica; pero no podemos elegir a los colaboradores de éste. A veces, con el voto popular, no sabe uno, a quien termina uno beneficiando.  El Presidente requiere de miles de colaboradores, para cumplir con los mandatos que le ordena la Constitución y las leyes. En la practica, esos cargos deberian ser ocupados por personas integras, honradas, preparadas, competentes para el cargo; pero lamentablemente, son tantos los lugares o el poder de designación del presidente, que terminan ocupando esos lugares, los familiares o los amigos.  


El Poder legislativo es un poder importante en una República como la nuestra. Se integra por dos Cámaras. La de Diputados y la de Senadores. Son  500 diputados y 128 senadores.  Su función es hacer las leyes, ya sea creando nuevas, o bien reformando o suprimiendo las que existen.

Se critica mucho la función "dormilona" de los diputados y senadores, la cantidad de legisladores plurinominales y las dietas que reciben estos; sin embargo, nada se dice de los miles de colaboradores al servicio del presidente, los cuales, al desempeñar sus funciones fuera de los reflectores de la prensa, la opinión publica nada sabe tampoco de sus siestas o actuaciones prepotentes o corruptas.

En México, pueden existir funcionarios menores como directores generales, que actúen en forma, mas prepotente, nefasta o corrupta, que un simple diputado.  



El Poder Judicial se encuentra depositado en la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se integra por once ministros. Además, debajo de este alto tribunal, se encuentran los Tribunales Colegiados de Circuito y los Juzgados de Distrito.  La función del Poder Judicial es el control constitucional, a través del Juicio de Amparo y de la declaración de inconstitucionalidad de las leyes y actos, que pudieran emitir los otros dos poderes.

El perfil de los jueces, no corresponde al de los políticos electos popularmente. Los miembros de la Judicatura, en teoría ocupan el lugar, por sus méritos y conocimientos especializados en el Derecho. Eso no le quita, los grados de amistad o preferencia, que pueden tener o hayan tenido algunos ministros, sobre el Presidente o los senadores que lo apoyaron en su propuesta y designación. 

Por ende, el poder público no se encuentra depositado en un solo hombre. Sino que está distribuido en el Presidente, los diputados, senadores, ministros, magistrados y jueces. Ninguno de estos funcionarios actúa a capricho, sino que debe hacerlo, en estricta sujeción al Derecho. La Constitución Política establece, las facultades que tienen cada uno de estos funcionarios.

Por lo tanto, el Presidente de la República, para que pueda reformar políticamente a una nación, puede promover reformas a la Constitución Política y para que estos se lleven a cabo, requieren de la votación de por lo menos dos terceras partes de los diputados y senadores, así como la aprobación de por lo menos, 17 congresos locales.

Es decir, para que el Presidente pueda gobernar el país, con amplia mayoría y pueda reformar la Constitución, necesita por lo menos, de 333 diputados y 86 senadores.  Situación que resulta imposible jurídicamente, pues la Constitución establece un límite de 300 diputados para un solo partido. Lo que haría necesariamente, que el partido político que gane el Congreso, tenga que aliarse con otro partido político.   

Pero aun suponiendo, que el presidente en coalición legislativa con otro partido, lograra la mayoría del Congreso, requiere de por lo menos, el apoyo de 17 legislaturas; las cuales, en cada legislatura estatal, el partido político dominante, no siempre coincide con el del partido político del Presidente. No perdamos de vista, que la geografía política del país, es plural y en algunos casos, profundamente regionalista.





Cabe señalar que en las elecciones del 2018, no solamente se elegirá a presidente, diputados y senadores del gobierno federal, sino también, a 26 legislaturas.  

Así pues, la pregunta es: ¿Se puede entonces reformar la Constitución, por la voluntad del Presidente?. ¡Claro que se puede¡. Pero se requiere de la mayoría de diputados, senadores y legislaturas de los estados, que establece la propia Constitución para poder ser esta modificada. Para ello se requiere, consenso de los actores políticos.

¿Pero porque antes si se hacia?. 


Hubo épocas en México, en que el poder del Presidente era ilimitado, pues contaba con amplias mayorías para reformar la Constitución. Esto sucedió en casi todo el siglo XX bajo el presidencialismo priísta autoritario. Sin embargo, desde 1997, el PRI perdió ese control y a partir de ese entonces, cualquier modificación a la Constitución Política, requirió del consenso de otros partidos políticos (principalmente el del PAN).

¿Porque si se pudo llevar a cabo las denominadas reformas estructurales en el sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto?. Esto se llevó a cabo, gracias al consenso político de los principales partidos políticos que existían en el 2012, que lograron la mayoría en el Congreso y en las legislaturas. (PRI,PAN, PRD y PVEM). El denominado "Pacto por México", fue el mayor consenso legislativo, desde 1997 cuando el PRI perdió por siempre la mayoría en el Congreso. 

Sin embargo, el "Pacto por México" fue considerado por muchos partidos, principalmente la disidencia del PRD, que a la postre formó MORENA, como el "Pacto contra México", un acto de traición a la patria, que merece ser estudiada, en otra ocasión.

Con toda esta reflexión, es posible que el próximo presidente, pueda cambiar por si solo, (obvio con el apoyo de su partido, el régimen actual). 

¡Para ser precisos y claros¡. Si Morena gana la elección presidencial, requeriría tener la mayoría suficiente en el Congreso, para promover las reforma a ésta; así como por lo menos, tener mayoría en 17 legislaturas.

La elección del 2018, no solamente debe interesarnos la elección federal del Presidente, que por sí solo, no podrá hacer nada; requiere para llevar a cabo su voluntad, o bien, “frenarla”, la mayoría de representantes populares tanto en el Congreso Federal, como en las legislaturas locales.

El Presidente y el Congreso de un solo partido político, claro que pueden llevar por si solos, mayoría simple para impulsar cambios, sin necesidad de reformar la Constitución, (para ello basta de 251 diputados y 65 senadores), para poder reformar leyes.

Sin embargo, si estas leyes, contradicen a la Constitución, bastara que una minoría de 165 diputados o de 42 senadores, promuevan una acción de inconstitucionalidad, para “echar abajo” una reforma; y para ello, quien le tocaría resolver esta situación, sería los once ministros que conforman la Suprema Corte de Justicia de la Nación.   


Los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no se eligen por voto popular. Sino que se hace a través de la terna que manda el Presidente, la cual debe ser aprobada por lo menos con 84 senadores. (de igual forma, un solo partido político tampoco puede designar a los Ministros).

Pero además, los ministros se designan cada quince años. Para diciembre del 2018 se abre una vacante, para febrero del 2019 se abrirá otra vacante, para febrero del 2021 otra vacante; para diciembre del 2024, ya cuando acabe el sexenio del próximo presidente que se elija en julio del 2018, se designarán a otros dos ministros.  Una Corte con diferentes ministros en su totalidad a la que hoy tenemos, será hasta diciembre del 2030. Por ende, se requiere de consensos entre Senadores y de doce años, para cambiar, a la totalidad de los integrantes de la Suprema Corte.

Así pues, en verdad que no nos preocupemos. La Constitución Política nos ampara de cualquier abuso del poder.

La única manera de que un solo hombre imponga su voluntad, es a través de una “Dictadura”, impuesta a través de un “golpe de Estado”; y para ello se requerirá una fuerza bruta militar, “legitimada popularmente”, para que un Presidente, haga lo que se le de la gana.


Pero lo veo difícil. El ejército mexicano aun y con todos sus defectos, se compone de militares leales a las instituciones. No de traidores. Y eso en verdad, espero lo digo en serio, jamás vea en mi país, a un ejercito bananero. 

¡Veremos pues, que sucede¡. ... Insisto. México aun y con sus múltiples defectos, es un país de instituciones. Y si no lo es todavía; en verdad, que aspira serlo para los proximos años. 

¡Habla mi razón al derecho¡. ¡No mis emociones políticas¡  



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