TESTIMONIO VIVIENTE
Aún no nacía. Pero hace cincuenta años este lugar ya existía y vivo ahora para contarlo.
Los tanques estaban estacionados sobre Mosqueta, hoy Eje 1 Norte; mi abuela Zenaida, estimó que era conveniente pasar por Toño, su empleado de la tortillería “La Brisa”, ubicada esta en la calle de Zaragoza esquina Mosqueta, Colonia Guerrero. Tenía el miedo de que la tropa estacionada confundiera a su muchacho con un estudiante.
Así que, Intuitiva mi abuela, luego de llevarse aquel muchacho, ambos permanecieron en aquel departamento, en donde actualmente me encuentro escribiendo estas líneas, escuchando ella, no solamente el vuelo de los helicópteros, sino lo que luego después sería, la refriega de balas provenientes desde Tlatelolco. Después llovería y luego, se volvería escuchar la balacera.
Es algo curioso lo que me pasó. Pareciera que yo también lo hubiera vivido. Pero yo nacería seis años después y curiosamente me encuentro ahora, en lo que fue su casa.
¡Aún la escuchó!. ¡Imagino como me habla!. ¡La observó y me mira!. Recuerdo que dijo, que en efecto había sido una tarde angustiante. “¡Hasta aquí se escuchaban las balas!”. - me dice ella - Las líneas telefónicas fueron interrumpidas y no tenia razón alguna de sus hijas (mis tías Guadalupe y Blanca).
Afortunadamente, aquella noche regresaron mis tías. La familia no reportó ninguna baja. Sin embargo supieron todas ellas, lo que había pasado aquella noche, aunque la prensa y los noticieros de televisión, no habían reportado nada, absolutamente nada novedoso.
¡Vaya paradoja!. Aquí me encuentro ahora, cincuenta años después. Contemplando estas paredes silenciosas. Solo .... sin haber conocido aquel muchacho de la tortillería y sin que mi abuela, me lo vuelva a platicar.
