CRISTOBAL COLÓN Y LA REINA ISABEL
Epístola 002/1492.
Los reyes católicos, en su calidad de señores de los mares de Oceanía, conceden, dan y otorgan a Cristóbal Colón, en todos aquellas islas y tierras firmes que descubriese, la propiedad de dichos bienes, a fin de que los mismos después de muerto, pueda heredarlos a sus sucesores de manera perpetua.
Asimismo, la generosidad de los reyes frente al navegante genovés, pero sobre todo la excesiva confianza de la Reina Isabel a Cristobal, le impone a éste, la carga de que todas las perlas, piedras preciosas de oro, plata, especies, nueve partes de ellas se le otorguen a las reyes, quedándose el navegante con la décima parte de todo lo que lograre adquirir.
Así pues, con las tres calaveras: la Niña, La Pinta y la Santa maría, Cristobal Colón se lanza al mar a descubrir nuevas rutas marítimas, sin haberse propuesto, descubrir un nuevo mundo.
Fin de la epístola.