HISTORIA DE LOS "HALCONES" ... O BIEN: "¡LOS HALCONES NO EXISTEN¡"




-       “¡No existen los halcones¡”. – dijo el entonces Regente del Departamento del Distrito Federal ante la pregunta del reportero grafico del diario “El Universal”, durante su conferencia de prensa nocturna, luego de los hechos sangrientos ocurridos en aquella tarde del 10 de junio de 1971.

-       …lamento profundamente los acontecimientos …pero si quiero decirles que en la jerga de la opinión de la calle, existen los “charros”, los “gorilas”, los “halcones” y otros nombres. El Departamento del Distrito Federal y el Gobierno de la Republica, no tienen ningún cuerpo de este tipo. No existen “Los Halcones”. Esta es una leyenda y están a disposición de ustedes los medios necesarios para comprobarlos.

Horas antes, una manifestación de aproximadamente ocho mil estudiantes, profesores, obreros; había sido disuelta en forma violenta.

MARCHA 10 DE JUNIO (MINUTOS PREVIOS
A LA REPRESION DE LOS HALCONES)
La manifestación había llegado a la esquina de Amado Nervo con la Calzada México Tacuba, cuando el Coronel Ángel Rodríguez García, encabezando el cuerpo de la compañía de Granaderos, solicitó enérgicamente a los que presidian la manifestación, el permiso respectivo para llevar a cabo dicha marcha.  Los estudiantes no hicieron caso, cantaron el himno nacional y continuaron su marcha, no había mayor permiso que continuar con una manifestación pacífica, que la prevista en la Constitución. Esa es quizás la valentía que da andar el grupo, para no dejarse intimidar de la fuerza pública. Que importaba que las calles estuvieran tensas, que la presencia policiaca patrullara las calles,  inclusive se había suscitado una riña estudiantes, pues la marcha continuo; después muchos de los manifestantes se enteraron de que aquello ya no era una marcha, sino una balacera; la manifestación entonces se disperso, las personas que iban en ella corrieron en distintas direcciones; un grupo de cientos de jóvenes armados con palos, garrotes de bambú de dos metros, chacos, macanas e inclusive hasta con varillas, bajaron de diversos camiones en la esquina de Melchor Ocampo y México Tacuba, ahí frente al cine Cosmos, dispuestos todos ellos a dar la batalla en contra del enemigo. Eran los “halcones” los hijos de la Patria contra los insurrectos estudiantes. Los enemigos del Estado mexicano, eran los disidentes del régimen de la revolución mexicana, los estudiantes normalistas, universitarios, politécnicos; que se habían lanzado a “tomar” la calle, luego de que el gobierno federal  hubiera resuelto el conflicto estudiantil de la Universidad Autónoma de Nuevo León y cesado al gobernador de ese Estado.

La Policía desconcertada por los hechos, lanzo gases lacrimógenos y aquellos jóvenes armados, se dispersaron, para solo después regresar  con metralletas, fusiles automáticos M-1, M-2 e incluso M-16 (de los que usaban los marines en Vietnam). La Policía se vio rebasada y muy pronto, los halcones tomaron las azoteas de varios edificios y desde ahí se dispusieron a disparar una y otra vez contra los manifestantes, contra los policías, contra ellos mismos recibiendo “fuego amigo”; la gente concentrada en esas calles de la ciudad, corrió para no ser asesinada por una bala perdida, muchos de ellos se escondieron en algunas casas de la colonias Agricultura y Santa María la Rivera, pero los “halcones” fueron por ellos para capturarlos; algunos de los estudiantes decidieron aun y con todo esto continuar con su marcha, pero lo único que provocaron fue incrementar más aun la violencia, ya no había heridos, sino ahora muertos, pancartas llenas de sangre, gente lastimada; hasta que finalmente, llegaron las tanquetas del ejercito, como lo habían hecho en 1968, para garantizar la paz y el cese de las hostilidades. Una tensa calma, los “halcones” habían desaparecido … ¡para siempre¡.



18 muertos, 169 heridos, 300 detenidos … fueron las cifras que la disidencia recabo; cuarenta años después, esas cifras no se comparan con las que se obtienen todos los días en la denominada “guerra anti narco”, pero en aquel entonces, eran 18 muertos, 169 heridos, 300 detenidos; pudieron haber sido más o menos, no importa. Era el estado represivo, criminal, “genocida”, el que había salido a golpear nuevamente a sus hijos ingratos. El Estado de la “Revolución Mexicana”, el que encabezara su máximo líder, el Presidente Constitucional Licenciado Luis Echeverría Álvarez.

LUIS ECHEVERRIA Y
GUSTAVO DIAZ ORDAZ
El 1 de diciembre de 1970, fue la fecha de la “ruptura” y la “continuidad”, el licenciado Gustavo Díaz Ordaz había terminado su periodo presidencial y con él, la sombra de la represión estudiantil de 1968. Luis Echeverría, el presidente joven, el fiel y servil burócrata que alguna vez fuera Secretario Particular de un militante de la revolución mexicana, para posteriormente, convertirse en subsecretario y secretario de gobernación, bajo el amparo de sus dos exjefes presidentes Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, era el denominado por el Partido de Estado, para asumir el liderazgo político, económico, militar, criminal e ideológico, que le daba el régimen constitucional de la revolución mexicana, al haber sido éste designado por los “cauces democráticos”, como el Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

LIC. LUIS ECHEVERRIA
ALVAREZ
La “apertura democrática”, fue la consigna política e ideológica del Presidente Echeverría, romper con las inercias de los “emisarios del pasado”, acercarse con la nueva clase intelectual  y con los jóvenes universitarios víctimas de la represión política de su ex jefe antecesor. El presupuesto de la Universidad fue aumentado a un nivel desorbitante, quizás como a manera de “indemnizar” la disputa institucional entre el gobierno revolucionario y su universidad; los intelectuales Daniel Cosio Villegas, Octavio Paz y Carlos Fuentes, encontraron en el nuevo presidente de México, una voluntad regeneradora, de cambio, de conciliación. Un gabinete de “gente joven”, inexperta, pero “caras nuevas” en la administración pública; Mario Moya Palencia, Víctor Bravo Ahuja, Porfirio Muñoz Ledo, José López Portillo, Carlos Biebrich, nada que ver con el pasado; se había ido el general Alfonso Corona del Rosal del Departamento del Distrito Federal para ser sustituido por el licenciado Alfonso Martínez Domínguez; se había renovado la administración pública federal y también el Departamento del Distrito Federal; se habían cambiado muchos funcionarios, directores, subdirectores, jefes de departamento, para reconstruir nuevamente como cada seis años al país entero, con el reparto de los empleos públicos; se había transformado casi todo el aparato burocrático, menos una cosa, un grupo conformado dos años antes, que practicaba en los campos de Cuchilla de Tesoro, denominado los “Halcones”.

Se dice que un profesor de nombre Vicente Méndez Rostro y otros funcionarios y profesores universitarios, fueron los creadores de los “grupos de choque” que confrontarían a los lideres grillos revoltosos, que además de ser comunistas, eran ingratos del régimen de la revolución mexicana. La captación de estos jóvenes, vendrían de las “porras”, de aquellos estudiantes relajientos, novieros, borrachos, que mataban clases y que eran expertos del “desmadre”, que acudían a los estadios a los partidos de americano y de vez en cuando, eran verdaderos profesionales en hacer mitotes como cerrar escuelas, golpear maestros e intimidar a sus propios compañeros.

Eran los tiempos de la guerra fría, el presidente constitucional era también, un agente más de la CIA, un título nobiliario que la agencia de inteligencia americana otorgaba al presidente de México y que este a su vez aceptaba, para evitar la intervención de los americanos, en asuntos que solamente eran de incumbencia de los mexicanos. ¡Así es esto¡. “Los únicos que pueden reprimir a los comunistas mexicanos, somos únicamente nosotros. Ningún espía americano entrara a nuestro suelo patrio, hacer las tareas, que bien podemos hacer nosotros”. No había nada de que temer. México no era Cuba ni Chile, las doctrinas marxistas jamás se aplicarían en México, porque en nuestro país, existía su propia doctrina revolucionaria, con sus propios ideales y su propio “método” de hacer las cosas.

Por eso la conformación de los “Halcones”, era un grupo mas, creado por el Estado, para salvaguardar la soberanía y la defensa del país. Un grupo de jóvenes reclutados de aquellos delincuentes “incorregibles”, lastra de estudiantes porros fosilizados en las instituciones educativas, uno que otro soldado o policía desertor, jóvenes pobres, sin aspiraciones, resentidos, a los que había que darles una oportunidad. Hacerlos empleados públicos, asignarles un salario quincenal seguro, que les permitiera tener estabilidad económica, para darles un mejor status social, hacerlos beneficiados de loa programas sociales del gobierno de la revolución, vivienda y seguridad social, adoctrinarlos, en la benevolencia del régimen y enseñarles quienes eran los enemigos de la patria. Quienes habiendo tenido todo, ahora se lanzaban a las calles para atacar al gobierno protector que les había dado libertad y justicia social; para hacerse cómplices del imperialismo soviético y convertir en México, en una Cuba cualquiera.

GRAL. ALFONSO CORONA
DEL ROSAL
Se dice que en 1968, fue el general Corona del Rosal, el Jefe del Departamento quien tuvo la ocurrencia de crear este grupo paramilitar; lo haría con el único fin de cuidar el orden y la paz social, ante el inminente riesgo de que la amenaza comunista llegara a México para provocar una revolución estudiantil, como la ocurrida en Francia; este grupo se formaría gracias a los buenos oficios de un porro apodado el “Fisch”, quien desde el interior de la Universidad, selecciono a sus cuates de “desmadre”, para “meterlos a chambear”, o mejor dicho, “becarlos” sin estudiar, simplemente por ser sus cuates y estar inmatriculados en la Universidad Nacional. El buen “Fisch” metió a sus amigos a trabajar de “Halcones”, en la nomina del Departamento de Limpia y Mercados, donde les pagaría por sus desmadres, sin tener que trabajar ni estudiar;  ¡qué padre¡, serian abogados, médicos, arquitectos, ingenieros, lo que quisieran estudiar; sus historiales académicos misteriosamente reportarían materias acreditadas, sin necesidad de que estos acudieran a presentar sus extraordinarios y el día que menos se imaginara, serian pasantes y hasta podían titularse en alguna carrera universitaria; así es el gobierno, así funcionan las cosas en este país. Era hora, de que la Revolución también le hiciera justicia a sus jóvenes.

Al grupo naciente de los “Halcones” se incorporaron el “Fisch”, el “Greñas”, el “Pichín”, el “Payo”, “La Muñeca”, “El Watusi”, el “Burro”;  durante la revuelta estudiantil de 1968, daban sus respectivos reportes a los agentes de la Dirección Federal de Seguridad, para tener bajo “control” a los estudiantes mitoteros; eran ellos los que delataban a sus compañeros, señalando a los agentes encubiertos, quienes eran militantes de los Comités de lucha de sus facultades y escuelas superiores, quienes leían a Marx y Lenin, quienes hacían las pancartas, los panfletos, volanteaban y boteaban en las calles; su heroico y patriótico papel en el movimiento, fue “orejear”, infiltrarse al Comité Nacional de Huelga para acusar a los responsables de los desmanes que pusieron en riesgo la estabilidad de la patria. Se dice que una de sus misiones, fue ametrallar las Vocacionales 2 y 7 del Instituto Politécnico Nacional y la otra misión, muy confidencial, es que sirvieron de apoyo a los francotiradores en la fatídica tarde del 2 de octubre de 1968, en Tlatelolco.

Se dice que el Regente Alfonso Corona del Rosal le gusto tanto su proyecto paramilitar, que pidió el refuerzo de otro genio militar, el coronel Manuel Díaz Escobar, quien lo designo como Subdirector de Servicios Generales del DDF, para que fuera él, quien les diera instrucción militar a esos jóvenes desorientados. El Coronel Díaz Escobar acepto gustosamente el ofrecimiento y se convirtió en el “maestro” de esas juventudes paramilitares que conformaron los halcones.

El Coronel Díaz Escobar, como buen militar, siempre se preocupó porque ese grupo tuviera disciplina. Por ello, se dedico en los siguientes meses de su administración, a darles una formación castrense a los “halcones”, para ello, “engordo” la nomina e hizo la convocatoria “más abierta”; ahora se sumarian fusileros paracaidistas que tuvieran entre 17 a 25 años; les enseñaría artes marciales, judo, karate, aikido, kendo, box; les daría prácticas de tiro, manejo de todo tipo de armas y prácticas de sabotaje. Era el cuerpo de elite, especializado para combatir la revuelta estudiantil revolucionarias formadas bajo el amparo del espionaje soviético cubano. El grupo de los “Halcones” se conformaría por dos alas: la primera de ellas, el “ala” fundadora, la porril estudiantil; y la segunda “ala”, la ex militar.  Los mejores miembros de la organización “paramilitar”, recibieron capacitación en los Estados Unidos, Japón, Francia, Reino Unido; los otros mientras tanto, se entrenarían todos los días, en las canchas de de Cuchilla de tesoro, de la Unidad San Juan de Aragón. Cobrando su salario quincenal de sesenta pesos diarios, que otorgaba el Departamento del Distrito Federal.

La organización sobrevivió al cambio de administración. Alfonso Corona del Rosal dejaba el cargo de Jefe de Departamento del Distrito Federal y quedaba en su lugar, el licenciado Alfonso Martínez Domínguez. El Subdirector de Servicios Generales Díaz Escobar, seria ratificado; la organización sobreviviría en la próxima administración, su misión patriótica y con la historia aun no terminaría.

LIC. ALFONSO MARTINEZ
DOMINGUEZ
El nuevo Jefe de Departamento del Distrito Federal entendió que no debía molestar a su Subdirector García Escobar; instruyo al Director de Servicios Generales José Antonio González Aleu, a que dejara trabajar libremente a su subdirector, quien era “recomendado” o “protegido”, del Presidente Luis Echeverría Álvarez. De esta manera, los primeros seis meses de la nueva administración, sobrevivirían los halcones, hasta antes de su llamado histórico.



Eran 800, otros dicen que llegaron a ser, hasta 3000 reclutados; no se sabe a ciencia cierta; no hubo registro documental de ellos, ni entre los propios “halcones” se conocían; no sabían quienes eran ellos mismos, muchos se conocían por apodos y utilizaban el lenguaje para claves, para referirse a ciertas acciones o lugares. Lo cierto era, que el Jefe de los “Halcones”, era el coronel García Escobar, quien decidió incorporar otra nueva ala, la proveniente del hampa, gente desempleada y sin estudios. De esta manera, la organización fascista se integraría en tres secciones. La porril estudiantil, la ex militar y la ex delincuencial. ¡Brillante brazo armado¡:  Porros, desertores del ejército y delincuentes, contra ciudadanos libres.

El movimiento estudiantil de 1968, aun seguía en la memoria; el gobierno de Luis Echeverría y su “apertura democrática”, concedió indultos a los participantes de dicho movimiento; les había dado la libertad con la única condición de que aceptaran su exilio, muchos así lo aceptaron, fueron expatriados a Chile, Perú, Canadá; prometieron no regresar al país, pero incumplieron su palabra, a la mínima excusa de revuelta popular regresaron y eso fue lo que ocurrió semanas antes de aquel 10 de junio.

La nueva Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Nuevo León, fue el pretexto para revivir el conflicto estudiantil.  Marchas y mítines sacudieron a la Ciudad de Monterrey, lo que hizo que en la ciudad de México, los estudiantes de la UNAM y del IPN, se sumaran también a dicha revuelta.  El conflicto dejaba de ser meramente regional, para convertirse en un conflicto nacional. Se sumaba la Escuela de Chapingo y la Universidad Iberoamericana; también las Universidades de Sinaloa, Puebla, Chihuahua, Durango, Guerrero, Sonora, Oaxaca. El Presidente Echeverria, ejerció sus poderes “meta jurídicos” o “meta constitucionales” y ordeno al Congreso del Estado de Nuevo León, abrogar su propia ley y también, removió al Gobernador de dicho Estado, quien presento su “renuncia”. Pero resulta que dichas medidas, en nada bajaron los ánimos a los estudiantes, ansiosos de brotar nuevamente, la rebelión estudiantil, una “revancha”, una nueva oportunidad de incitar a la rebelión contra el “mal gobierno”.  A esta nuevo despertar de insurrección estudiantil, se sumaba también, la Asociación de Profesores e Investigadores de Carrera de la Universidad Nacional Autónoma de México, una organización de profesores universitarios que sutilmente promovía la organización de un sindicato de profesores universitarios; entonces un fenómeno social “brotaba” y amenazaba al régimen, con la aparición de un “nuevo 68”,  debía apagarse ese “fantasma” en forma pronta, inmediata, decisiva, sin dudas.

Entonces, la tarde de aquel 10 de junio de 1971, la brigada paramilitar y clandestina de los “Halcones” apareció en su misión histórica y patriótica, de exterminar a los enemigos del Estado. Salieron con sus palos de bambú, sus chacos y hasta con sus varillas; salieron con toda la enjundia que el entrenamiento militar les había dado; salieron a defender las instituciones revolucionarias de su país, él que les daba de comer cada quincena y les daba la oportunidad de tener un mejor nivel de vida que ni el comunismo les ofrecía; ahí estaban ellos, en la calle, en la vía publica, viendo a sus semejantes correr, entre las calles, las avenidas, escondiéndose en los vehículos, buscando refugio en alguna casa, tratándose de esconder de los francotiradores que se encontraban en la azoteas y bajo los gases lacrimógenos que lanzaba la policía.



Aquella tarde, el Regente declaró: “¡No existen los halcones¡”. Pero el Presidente Luis Echeverría Álvarez, en una entrevista que dio en el noticiero 24 Horas con Jacobo Zabludovsky,  deslindo su responsabilidad y mostro su indignación por los hechos acontecidos, responsabilizando de ello, a los “emisarios del pasado”, destituyendo al mentiroso Jefe del Departamento y también al Jefe de la Policía, ordenando hacer una investigación, “caiga quien caiga”.

La Procuraduría General de la República y también la Procuraduría General de Justicia del Distrito y Territorios Federales, iniciaron la investigación de los hechos delictuosos ocurridos en aquella tarde; a las 19:35 horas el Ministerio Público Federal realizo la inspección ocular en la estación del metro San Cosme, dando fe del saqueo de varios locales comerciales y de daños a la propiedad privada, posteriormente se trasladaría a la Escuela Normal de Maestros, para hacer semejante ejercicio; por otra parte, la Procuraduría del Distrito Federal levantaba doce actas, por los delitos de homicidio y lesiones. Los temibles servicios represivos del Ministerio  Publico habían logrado a capturar a sólo tres sospechosos. Héctor Rafael Oropeza Gómez, Juan Pablo Millán Trias y Florencio Hernández Lovera, a quien investigó por disparo de arma de fuego, los tres sujetos antes mencionados, no eran “halcones”, sino miembros del Servicio Secreto de la Dirección General de Policía y Transito.

El 12 de junio de 1971, se practico la inspección ministerial encabezada por el propio Procurador General de la Republica Licenciado Julio Sánchez Vargas, acompañado de su Director General de Averiguaciones Previas Fernando Narváez Angulo, así como del Jefe de la Policía Judicial Federal el General Edmundo Arriaga López; quienes en presencia de los periodistas, procedieron a entrevistar a los policías preventivos respecto a los hechos ocurridos. También en una diligencia sorpresiva, el Ministerio Publico se traslado a los terrenos de Cuchilla del Tesoro, cerca de la Unidad Habitacional de San Juan de Aragón, y atrás de la pista número 5 del Aeropuerto internacional de la Ciudad de México, para dar fe, de no encontrar los campos de entrenamiento y el cuartel general del grupo los “Halcones”.

La averiguación previa 1863/71 continuo investigando los hechos acontecidos, en su consigna de “caiga quien caiga”, giro los oficios correspondientes a varios testigos, para recabar su declaración respecto a lo ocurrido en aquella tarde; para el día 15 de junio de 1971 ejercito acción penal contra tres sospechosos, generando la causa 848/71 ante el Juzgado Segundo de la Primera Corte Penal, pero los probables responsables obtuvieron al día siguiente su libertad. Posteriormente fue citado a declarar el Coronel García Escobar, quien declaro tener conocimiento a través de la prensa y como cualquier ciudadano de la existencia de personas a quienes la imaginación popular, los había denominado “Los Halcones”, pero que estos no tenían nada que ver con la oficina a su cargo. “Es el honor del militar que no se mancha porque presentan una fantasía como realidad, aunque los hechos lo desmientan”.  En conclusión, Luego de varias diligencias ministeriales, ninguna evidencia de ellos. Los “Halcones” no existían.

LOS "MISTERIOSOS" Y "CLANDESTINOS" "HALCONES"

Los días de junio y julio, cuentan que la corporación fue disuelta temporalmente y que inclusive algunos de sus miembros, fueron “indemnizados”, para que nunca jamás hablaran de la existencia de dicha agrupación. Se cuenta también, que el “Gulligan” por instrucciones del Coronel García Escobar, realizo acciones criminales como asaltar un banco, para distraer con ello a la opinión pública. Quizás la delincuencia en esos días se haya desatado, como medida distractora de la represión estudiantil. La prensa poco a poco fue olvidando la nota; mientras que los muertos eran enterrados y los expedientes archivados.

El primer Informe de Gobierno, el presidente Echeverría condenó nuevamente los hechos ocurridos, informó que giro instrucciones a la Procuraduría General de la Republica para que iniciara la investigación que deslindara responsabilidades y condujera el castigo a los culpables. … ¡Pero el tiempo paso …¡. Los tres sospechosos de disparar arma de fuego, acusados por la Procuraduría General de la Republica, obtuvieron su libertad, mediante la sentencia absolutoria que dictara la Sexta Sala del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, el día 20 de abril de 1972 … ¡Y el tiempo paso¡. … ¡paso¡


Luis Echeverria Álvarez terminaría su periodo presidencial el 30 de noviembre de 1976, en medio de una crisis económica; el licenciado Alfonso Martínez Domínguez, ex Jefe del Departamento del Distrito Federal, fue Gobernador del Estado de Nuevo León; el Coronel García Escobar fue ascendido a general y fue agregado militar en la Republica de Chile, antes del golpe de Estado de Pinochet  provocado en ese país;  mientras tanto, los halcones …algunos de ellos, siguieron trabajando en la nomina del Departamento del Distrito Federal, se dice que el que más años duro, llego a cobrar hasta 1999. Ya con la caída electoral del PRI en la Ciudad de México y con el pleno ascenso al poder, del gobierno izquierdista que fuera reprimido en 1968 y en 1988.

LIC VICENTE FOX QUESADA.
PRIMER PRESIDENTE NO PRIISTA

El cambio democrático del año 2000, prometió acabar con la impunidad y la llamada “guerra sucia” que vivió el país en ese año. El Presidente Vicente Fox Quezada, opto por la creación de la Fiscalía Especial de Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, a fin de investigar y sancionar, a los responsables de los hechos acontecidos en 1968 y 1971. Era un momento promisorio, habían sido juzgados los genocidas de Yugoslavia y Ruanda, se había creado el Estatuto de Roma y el Tribunal Penal Internacional, los consensos jurídicos coincidían en la creación de una jurisdicción universal para conocer los crímenes políticos de Argentina y Chile; Augusto Pinochet era juzgado en Inglaterra y después en Chile, al mismo tiempo, que en México, se exigía la rendición de cuentas, por los hechos ocurridos en décadas pasadas por el autoritarismo priista, la “dictablanda” o “dictadura perfecta”.

En los días en que el gobierno federal acusaba al gobierno de la ciudad de México, ambos de distintos partidos (PAN y PRD), de haber violado la suspensión definitiva otorgada en un juicio de amparo, se llevo a cabo la investigación y el juicio contra un ex presidente mexicano, Luis Echeverria. La prensa no pareció darle importancia a ese caso, ni el mismo Andrés Manuel López Obrador Jefe de Gobierno del Distrito Federal, víctima de la embestida judicial y legislativa que terminó desaforándolo.

LIC. LUIS ECHEVERRIA ALVAREZ

El juicio de Echeverría, llevado después de 34 años de la “matanza” del 10 de junio,  jamás fue televisado, ni documentado, ni publicitado; nadie supo en qué momento se le acuso y se le juzgo; nadie supo que fueron de los halcones, su historia, aparición y desaparición; ni siquiera se supo el nombre de alguno de esos asesinos clandestinos, consignado en los tribunales; nadie supo nada, pues la acción penal estaba prescrita y Luis Echeverría pasaría su proceso, arrestado en su domicilio, en sus penumbras y en su infinito silencio, que llevara a su tumba, en sus innumerables secretos.


¡Total¡ …esa es la historia de nuestro país … Con esa impunidad … como podremos conciliarnos.

BIBLIOGRAFIA.
CFR. INFORME HISTORICO PRESENTADO A LA SOCIEDAD MEXICANA. FISCALIA ESPECIAL DE MOVIMIENTOS SOCIALES Y POLITICOS DEL PASADO. 















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