LA DEMOCRACIA DEFRAUDADA (Primera parte)






¡Tenían que destruirlo¡…¡Frenarlo a toda costa¡. Sus discursos eran incendiarios, combativos, irrespetuosos de las instituciones; con su desobediencia a respetar la suspensión provisional y definitiva dictada por un Juez de Distrito, había puesto en “ridículo”, no solamente al Presidente de la Republica o a la Suprema Corte de Justicia, sino también al Juicio de Amparo.  Fueron cientos de miles de ciudadanos, quienes marcharon por las principales calles de la Ciudad de México en contra del “desafuero” que pretendía privarlo de su legítimo derecho para ser Candidato a la Presidencia de la Republica.  ¡Nadie entendía eso de la suspensión, ni tampoco de la construcción de un camino que comunicaba a un hospital privado, sobre un predio llamado “El Encino”, simplemente, era un candidato popular. El “compló” y los famosos video escándalos en que habían sido filmados su ex Secretario Particular y entonces Coordinador de la Cámara de la Asamblea Legislativa, así como también su Secretario de Finanzas, en el que los grabaron atascarse de billetes con todo y ligas, o bien quizás, apostando los impuestos en un casino de las Vegas, le habían hecho nada su popularidad, le hicieron lo que “el viento a Juárez”.
¡Así son las cosas¡. La historia de México se sigue escribiendo, siempre tiene capítulos apasionantes. Episodios para la reflexión y la autocritica.

“Voy a ser el primer candidato en ganar sin televisión”. Lo dijo muy convencido de que así sería; con ello, negaría las ofertas que Bernardo Gómez, Vicepresidente de Televisa, le ofrecía a los asesores del candidato. Cuatrocientos millones de pesos había otorgado el IFE, para que la “Coalición por el Bien de Todos”, pudiera contratar sus espacios en spots, partidos de futbol, e inclusive hasta en sus “reality schows” o en sus telenovelas exitosas como “La fea más bella”; espacios propagandísticos en la principal televisora del país. ¡Treinta segundos en un comercial de televisión, son más efectivos, que tres plazas llenas¡”. La respuesta, fue firme y categórica: ¡No¡.  Más de diez puntos lo aventajaban del segundo y tercer candidato; el primero de ellos, su archienemigo histórico de viejas luchas en su natal Tabasco, el Presidente del PRI Roberto Madrazo Pintado, quien años antes le había robado la gubernatura; el segundo de ellos, Felipe Calderón, con quien alguna vez había negociado la reforma política de 1996, en los tiempos del Doctor Zedillo, quien había sido despedido de la Secretaría de Energía, por su jefe el Presidente Vicente Fox, por haber anunciado su intención de ser el abanderado de su partido para contender por la presidencia y que tiempo después, para sorpresa del precandidato panista oficial Santiago Creel, le había ganado la elección interna, con amplio margen. 

El espacio publicitario que se había contratado, fue con TV Azteca. Con un horario matutino, barato, madrugador como habían sido sus conferencias mañaneras que tanta fama y simpatía generaron en su imagen pública de Jefe de Gobierno. Desde ese espacio televisivo, marcaría la “agenda política”, a la que tendría que debatir los otros candidatos a la presidencia. El resultado no fue lo que esperó. Nadie veía esos programas de televisión por “aburridos”. No generaron ningún impacto, más que haberse gastado dieciocho millones de pesos y haber competido en la audiencia con el Doctor Simid, el dueño de las “farmacias Similares”. “¡Lo mismo, pero mas barato¡”

La prensa escrita, ni que decir: “me da gueva”. Periódicos como “Reforma” “El Economista” o “La Crónica”, constantemente lo maltrataban. El candidato, no otorgaba entrevistas a los medios impresos, ni nacionales, ni regionales; tenía sus medios consentidos, como “La Jornada” y a un excelente Jefe de Prensa como Cesar Yañez, pero poco hizo, inclusive hubo fricciones con Carmen Lira Directora del principal Diario que lo apoyaba o con Julio Sherer ex director del Semanario Proceso. El candidato negó muchas entrevistas para radiofusoras locales, incurrió en el error de confundir varios comunicadores con Sergio Sarmiento, Joaquin López Doriga, Dennise Maerker, Oscar Mario Beteta o Pedro Ferriz de Con. “¡Todos eran iguales¡”. Negó entrevistas y mas entrevistas, inclusive para aquellos medios o corresponsales extranjeros que estaban plenamente seguros, de que él, sería el próximo presidente de México. Washington Post, L.A. Times, The Guardian, El País, inclusive, la televisora árabe “Aljazeera”, no le representaban nada. Le seguía dando “gueva”.

Televisa, ya que no pudo captar los cuantiosos recursos que tenía La Coalición por el Bien de Todos”,  encontró a otro cliente, que estaba dispuesto a pagar por sus servicios. Felipe Calderón Hinojosa el exdiputado que había promovido con anterioridad “La Ley de Medios”. Éste a su vez, había contratado los servicios de Antonio José Solá, un publicista español que se había encargado de desprestigiar al candidato José Luis Rodríguez Zapatero, para favorecer al candidato del Partido Popular. Se dice que fue el expresidente español, José María Aznar, quien recomendó a su publicista. ¡Genial¡. ¡Maravilloso¡. El candidato del partido azul contrato también los servicios de Dick Morris y Rob Allyn, consultores americanos que influyeron no solamente en el triunfo de Bill Clinton, como presidente de los Estados Unidos, sino también, el del presidente Vicente Fox, seis años atrás. Entonces la propaganda negra surtiría sus efectos, más que las plazas llenas que abarrotaba el candidato de la “Izquierda”. Pronto, el slogan sugerido por Morris-Sola estaría listo.  “Menace in México”. “¡Andres Manuel, es un peligro para México¡”. Inmediatamente, crearían el mito de que el candidato que encabezaba las encuestas sería financiado por el presidente de Venezuela Hugo Chávez y que inclusive sería un aliado, del dictador cubano Fidel Castro. La publicidad y los medios, serían los principales orquestadores de cómo un candidato desconocido con el 2% de las preferencias en el voto, podía remontar al candidato que se perfilaba como Presidente, con más de 40% de simpatías. “¡Cállate Chachalaca¡”. Fue el error en que incurrió el candidato de la izquierda. El spot, no lo hizo ver como una persona o un dicho simpático como años atrás, Vicente Fox había dicho de los priístas, “víboras prietas, alimañas, tepocatas…”. “¡Cállate chachalaca¡”, fue la expresión del odio, de la intolerancia, de la falta de respeto, que la gente vio y percibió del candidato de la izquierda.
Poco pudieron hacer Martí Batres, Gerardo Fernandez Noroña o Jesús Ortega, ante los constantes ataques de televisión que resentiría su abanderado.  Pronto se sumaría a su campaña el cineasta Luis Mandoki, director de cine reconocido por su película “¡Voces Inocentes¡”, con un documental titulado “¡Quien es el Señor López¡”, pero poco hizo para sostener la ventaja que todavía tenía Andrés Manuel López Obrador. Los ataques en televisión, con cápsulas de veinticinco segundos eran devastadores. “¡López Obrador te miente¡”, “¡López Obrador te vuelve a mentir¡”. “¡López Obrador es un peligro para México¡”

La respuesta tendría que generarse lo más pronto posible, en un ambiente en que la “encuestocracía”, daría a conocer también su poder de percepción y persuasión. Reforma, Arcop. GEA-ISA, María de las Heras, Consulta-Mitovsky, seguiría marcando la ventaja para Andrés Manuel, pero ahora por siete puntos. Un buen spot por televisión en horario estelar, podía otorgar una ventaja de hasta cinco puntos o restarle al adversario, hasta dos puntos. ¡Más efectivo que las plazas llenas de los pueblos de México más olvidados que recorría el candidato peligroso¡. El spot negro de “¡Cállate Chachalaca¡” le resto tres puntos, haberlo compararlo con Hugo Chávez, otros tres puntos, pronto su adversario Felipe Calderón, estaría por alcanzarlo. La campaña del odio se había desatado.
El cuartel de Andrés Manuel espero en cualquier momento cualquier ataque relacionado con los famosos “video escándalos” o por el “desafuero”. ¡Error¡. Los publicistas extranjeros, plantearon otra estrategia para atacarlo, demeritarlo, restarle puntos y más puntos. Entonces, ante la guerra sucia desatada, se insistió en contratar espacios con las televisoras para responder dichos ataques. La venta de comerciales en tele era costosísima y ningún empresario, estaba dispuesto apoyar con algún préstamo. Elena Poniatowska salía a defender al candidato Andrés Manuel, pero lo único que generaba en el televidente, era ver una abuelita defendiendo al travieso de su nieto; después, para contrarrestar los spots negativos, acusaron a Calderón de no tener las manos limpias, de querer aplicar el IVA a medicinas y alimentos, pero los publicistas Morris y Sola, respondían también.
Quizás pudo haberse sostenido aun la ventaja de cuatro puntos que aun quedaban, de no haber sido por el garrafal error de no acudir al primer debate presidencial. ¿Quién fue el estúpido que se atrevió a dar dicha recomendación?. Hay decisiones costosas y esa fue una de ellas. La ausencia del candidato que se perfilaba como ganador, de ver su pódium vacio,  fue aprovechado por Felipe Calderón, en por lo menos tres puntos a su favor, que lograba quitárselos al rival a quien le tenía que quitarle la presidencia de México. ¡Un gran aliciente para reducir la distancia¡. Otro más, cuando varias empresas decidieron anunciarse en televisión, para apoyar subliminalmente al candidato que debían de imponer. Grupo Infra, Dulces de La Rosa, Alsea y el conglomerado de algunas corporaciones que representaban a Jumex, Domino’s Pizza, Starbucks coffe, Burger King, Popeye’s Chicken, Chili`s, Sabritas, Coppel, hicieron lo suyo; más aun, asociaciones como el “Consejo Coordinador Empresarial” y “Ármate de Valor”, lograron transmitir el miedo al electorado, al insinuar que México podía repetir sus crisis económicas inflacionarias, o bien, que nuestra republica podía convertirse en una dictadura bolivariana. La Santa Iglesia Católica mexicana también hizo lo suyo. Las diócesis de Guanajuato y Michoacán repartieron estampas de la Virgen de Guadalupe firmadas por el candidato Felipe Calderón. Inclusive, el “rumor” también fue un factor determinante, al crear el mito de que el verdadero nombre de Andrés Manuel, era Manuel Andrés y que sus siglas, correspondían a MALO y no AMLO.
... Continuará

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