¡ALABANZA A LA DEMOCRACIA¡
Votar
es ejercer el derecho ciudadano de vivir en una Republica Constitucional. Es la
mejor distinción y acuerdo a que han llegado cientos de miles de seres humanos
pensantes, a lo largo de toda la historia para tratar de construir un mundo
justo, libre, fraternal e igualitario. En verdad, no ha sido una tarea fácil. ¡Hay
muchos impostores, mentirosos y uno que otro demagogo¡. Lo cierto es que hoy
vivimos democracias, sin demócratas; y que también existen personas demócratas,
que no viven en democracia. ¡En fin¡. ¡Es algo complejo poderlo explicar¡.
Votar
no es jugar a una competencia de “buenos” y “malos”, tampoco es “ganar” y “perder”;
realmente es algo mucho más emocionante, que los que logran entenderlo, se apasionan
por ello, es como un deporte, pero también, una filosofía, una forma de vida,
de asimilar y entender una cuestión. La democracia, para empezar, no es una
forma de gobierno, simplemente, es el camino para llegar a esa forma de
gobierno. La democracia es por lo tanto, un puente, un camino, una bisectriz
que comunica un punto con otro punto. ¡Esa
es la democracia¡.
La democracia
despierta pasión y mucha discusión; los seres humanos, perdemos noción de
nuestro individualismo y nos hacemos parte de una “cosa”, de un “ente” sin
forma alguna, pero con “conciencia colectiva”; la democracia despierta también juicios
de valor, a veces injustos y en otras ocasiones justos, dependiendo del caso;
en ciertas democracias, las “mayorías” se equivocan una y otra vez y vuelven a
equivocarse, mientras que las “minorías”, tienen la razón; eso luego es
frustrante. ¡Pero así es la democracia¡.
En ella, se discute quien nos
representa, quien habla o no habla por nosotros y también, quien nos manda y
soluciona, o pretende solucionar nuestros problemas; en democracia hablamos de ideologías,
“rojas”, “verdes”, “azules, “amarillas”, “católicos”; “mayorías” y “minorías”, y también de consensos; la democracia
pareciera por lo menos una guerra, donde los ciudadanos discuten y en algunos
momentos, llegan a matarse y a odiarse tanto; en su nombre, mueren sus mejores
hombres y mujeres; y a veces lamentablemente, se coronan los peores tiranos; la
democracia, finalmente es un juego mundial, histórico, económico, cultural, social,
político y moral que todos jugamos; es el mecanismo que tenemos los seres humanos
para solidarizarnos y sentirnos parte de “alguien” o de “algo”, es simplemente sentir
el orgasmo de la colectividad, del pueblo, de la patria y la nación; es
suspirar por unos instantes el ideal de la Constitución, de la República; de
hablar románticamente, racional o irracionalmente, una y mil formas de
manifestar nuestro acuerdo o desacuerdo, nuestro apoyo o rechazo; la democracia
es la tribuna en la que todos hablamos, todos proponemos, todos trabajamos, y a
la que desde luego, todos soñamos.
Me
declaro un ferviente enamorado de la democracia; amo a la sociedad civilizada
que respira periódicamente, por ejercer su voto y el recuento de los votos; amo
a los hombres y mujeres que proponen, discuten, argumentan y que se rasgan sus
vestiduras; amo al concepto de república, de nación, mundo, bandera, himno,
cantico; amo a los demócratas y el sueño de éstos, por construir un mundo,
donde podamos señalar juntos nuestros destinos.
La democracia
es el experimento que los seres humanos nos hemos dado, para recordarnos, que
podemos solucionar los problemas que nos acogen; en donde podemos conciliarnos
con nuestros adversarios y poder trabajar por el bien común de todos.
En
fin, la democracia, no solamente es votar o ser votado; es formar parte, de ese
“todo” que nos gobierna y nos manda, es vigilarlo y participar en él. La democracia
es y será siempre una forma de vida y el sólo acto de votar, es el mínimo ejercicio
de su materialización.
La
democracia, después de todo, encierra muchos secretos, que solamente sus
amantes logran descifrar y cuando la descubren, escriben alabanzas en su
nombre.