"¡QUISIERA SER 132¡"


Me encantan los movimientos estudiantiles, creo que la participación de los jóvenes en eventos políticos resulta necesaria para la transformación del país; me gusta su pasión y su idealismo, su insurrección  y sus formas de protestar ante el establishment; pero lo que no puedo tolerar, es su equivocación en la forma de luchar, su radicalismo que los hace perderse y dividirse a ellos mismos, así como la falta de madurez para poder discernir el verdadero sentido y senda de su lucha.

“Yo soy 132” quizás sea uno de esos movimientos que me llama la curiosidad, que por momentos me ilusiona y hace recordarme las ganas de manifestarme para protestar en contra de ese establishment, pero no dejo de advertir que al analizar la bandera de sus causas, no me genera otra cosa, que la severa crítica y los cuestionamientos que a continuación señalo.

Ser un movimiento en contra de un candidato a la presidencia, concretamente, en contra de Enrique Peña Nieto, realmente se me hace, un grave error. Es darle la importancia a una persona, que realmente no lo merece y es colocarlo, lamentablemente en una promoción gratuita a su candidatura; además de reducir el debate político, a una cuestión meramente temporal, partidista y electoral.

La protesta juvenil del movimiento “Yo soy 132”, se me hace entonces, digna de un país surrealista. Protestar en contra de un candidato formalmente de un partido de oposición y no contra la candidata del partido en el poder o en contra de un Presidente, es algo que no logro comprender.

El Presidente Felipe Calderón dijo ser “el presidente del empleo” y prometió hace seis años cuando fue candidato a la presidencia, emprender los programas juveniles, para promover la obtención del “primer empleo a los jóvenes”. Pero resulta, que en este país de “ninis”, cuando los jóvenes estudiantes se organizan para protestar, nadie recuerda la política pública de dar empleo a los jóvenes y entonces consideran que la causa de su lucha, es un candidato a la presidencia y no la promesa incumplida de un presidente. Como si en la escala de necesidades de los jóvenes de éste país, fuera más importante, elegir quien es su presidente y no, si consiguen un empleo que les permita abastecer sus necesidades.

Es triste esta situación, porque en un programa gubernamental donde se destinaron en los últimos cinco años, 6 mil  millones 500 mil pesos de pesos, para promover el empleo de por lo menos 7 millones de jóvenes que se incorporaron a la vida productiva del país; ha dado como triste resultado, que nuestro país, se hayan generado apenas unos 80 mil empleos para jóvenes; y habernos convertido en un país con un alto índice de jóvenes, sin empleo y sin educación, lo que han llamado generación “nini”; y peor todavía, que al Secretario de Trabajo y Previsión Social Javier Lozano, encargado de haber aplicado esa importante misión, haya sido reconocido su valiosa gestión, otorgándole su partido, el PAN, la candidatura al Senado de la República.

Más triste es saber, que el “candidato de las izquierdas” que tratará de frenar “esa imposición”, sea el candidato Manuel Bartlett Díaz, hombre patriota, inteligente y autoritario, cuyo pasado sea eso precisamente, por lo que tanto pelea el movimiento estudiantil 132: “El no regreso del PRI”.

Pero en fin, es más importante quitarle el empleo de presidente a Enrique Peña Nieto, que no haberle dado trabajo a más de 7 millones de jóvenes en los últimos cinco años. ¡Eso si me entristece y me da coraje¡. ¿Y el dinero destinado para ello?. ¡Bien gracias¡. … ¡Ah quién diablos le interesa¡.

Me entristece esta falta de verdadera critica del movimiento 132; critican a diestra y siniestra, el duopolio televisivo y en eso estoy totalmente de acuerdo; los últimos doce años del gobierno panista, no hizo nada para fomentar la apertura de nuevas cadenas de televisión; doce años en que el gobierno desaprovechó el momento para democratizar los medios de comunicación; esa responsabilidad debería ser en contra del Presidente y no contra el candidato, que siendo gobernador del Estado de México, lo único que hizo fue a través de un canal de televisión mexiquense, darle un espacio, a quien ahora es un ferviente critico del sistema; y si no vean, por favor, Bitácora Mexicano, el programa de televisión del diputado Porfirio Muñoz Ledo.

Es indignante esa falta de crítica objetiva. El movimiento “Yo soy 132” protesta por protestar, su manifestación que partió de la Estela de Luz, me resulta misteriosa que no haya hecho pronunciamiento, por el costo que implicó la construcción de ese monumento, ni las insinuaciones de malversación de fondos públicos que implicó la construcción e inauguración impuntual de dicho monumento conmemorativo.

Me indigna y me sigue indignando; porque a unas horas de que una de sus manifestaciones conmemore el genocidio de estudiantes cometido el 10 de junio de 1971, los jóvenes salgan a responsabilizar de ello, a un niño que en ese entonces tenía cinco años de edad y que azares del destino, es ahora candidato a la Presidencia de ese polémico partido. ¡Es absurdo¡ ….Que responsabilicen a un ex gobernador de ese hecho, y que nadie diga nada, respecto a la misteriosa desaparición de la Fiscalía Especial de Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, creada durante el gobierno de Vicente Fox, organismo público encargado de investigar sobre los hechos ocurridos en 1968 y 1971, y cuyas investigaciones quedaron suspendidas, desde diciembre del 2006.

Indignante, porque a más de cuarenta y un años, aquellos jóvenes halcones, reclutados por el gobierno priísta de aquel entonces, ahora algunos de ellos, hombres seniles entre los sesenta y setenta años, se encuentren ahora retirados en su casa, gozando de sus nietos y de las pensiones que les dio el gobierno en su patriótica misión de haber torturado y asesinado a jóvenes estudiantes y riéndose seguramente, de cómo la muchedumbre estudiantil, protesta contra Luis Echeverría y ahora Enrique Peña Nieto. Ellos, mientras tanto, los “halcones”, que fueron los autores materiales de dicho genocidio, ninguno de ellos, ha sido aprehendido, acusado, juzgado y sentenciado.

Espero que este movimiento estudiantil, no sea prefabricado; nada mejor que la conciencia diabólica de algún grupo de poder, financie con recursos públicos, un “nuevo 68”, cuyos resultados sean precisamente, generar una nueva matanza de estudiantes, para responsabilizar de ello, al PRI y poder influir notablemente, en la preferencia del voto. ¡Si eso ocurre¡. Los del PRI, podrán financiar  también a un “nuevo Mario Aburto”, vestido con la camiseta de Morena, para recrear un “nuevo Colosio” y también influir en el resultado de la elección. La falta de discusión, de argumentos inteligentes y la abundancia de ideas mágicas, generan precisamente eso, violencia y sangre; y un país que siempre pierde.

El país requiere cambiar y también los mexicanos. Requiere dejar de ser criticón, para ser crítico.  Los jóvenes del movimiento “Yo Soy 132”, no son el “relevo de la generación de 1968”, como dijera el candidato Andrés Manuel López Obrador, en un mitin reciente, celebrado en la Plaza de las tres culturas; la generación de 1968, se hizo gobierno y pudo vivir de ese sistema autoritario a través de los cargos públicos que éste les dió. La generación estudiantil ahora, está condenada a ser “nini”, en un mundo competitivo, global y deteriorado ambientalmente; algo que los viejitos del 68, no tuvieron.  

Los jóvenes de “Yo Soy 132”, no son el relevo de 1968, porque son diferentes a ellos. El México del 68, ha dejado importantes logros para la construcción democrática del país; defender esa democracia, es una de las misiones de su lucha; entiendo su posición y me agrada; pero el movimiento debe limitarse a puntos concretos y no ser un espacio de “catarsis” donde mucho se diga, pero poco se proponga.

Al movimiento le falta un pliego petitorio, como ocurrió en 1968, 1986 y 1999; para poderlo llevar a la esfera pública de la discusión.

La democratización de los medios de comunicación, es sin duda alguna, uno de esos puntos de ese pliego petitorio; pero debe de haber más puntos que discutir. Deberían proponerse la creación de una comisión dotada con autonomía y recursos públicos, que investigue los posibles actos de corrupción cometidos durante las administraciones priistas y panistas, de los últimos cuarenta años. Una comisión que construya una verdad histórica y describa en forma pormenorizada, los nombres y los actos, de aquellos funcionarios que traicionaron al país y se enriquecieron, a costa del empobrecimiento del país; deberían también promoverse una revolución política que promueva, nuevas formas de democracia electoral y participativa, que promueva la ciudadanía y no la militancia participativa o clientelar; una reforma que incluya desde luego, el financiamiento a candidaturas ciudadanas y a organizaciones políticas sociales, de reciente creación; y por consiguiente, la desaparición del financiamiento otorgado a los burocracias disfrazadas de partidos políticos.

Declararse “antiPeña” o “antineoliberal” o “antitelevisa”, resulta ambiguo y erróneo. Prefiero mil veces una comisión que investigue los procesos de privatización de los últimos veinte años y no una máscara de latex de Salinas de Gortari; prefiero a siete millones de jóvenes con un empleo formal, digno, decoroso, útil, que un priista que pierda la elección presidencial; prefiero muchas organizaciones civiles que discutan el rumbo del país, que la misma partidocracia “PRIANRD” repartiéndose el botín de los puestos públicos; prefiero una televisión con muchos canales, que odiar a Televisa.

No quisiera ser 132, quisiera ser más que eso, ser el infinito si es posible…. Porque limitar mis ideas, en propuestas “anti” y ambiguas, es en contra de la libertad liberal de una persona que desde cualquier trinchera, lucha, por cambiar este país.

¡En fin¡ …. En el fondo quisiera decir, que yo también soy 132.













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