LA CIUDAD CON LUZ
Existen
ochenta mil cosas que mi cabeza no logra comprender. En verdad no entiendo y es que si entendiera, me preocuparía tanto,
que en verdad, no podría seguir escribiendo lo que ahora estoy leyendo.
Recuerdo
que Dios dijo – ¡Hágase la Luz¡ - y la luz se hizo. Así de fácil, como un
verdadero milagro.
Pero
realmente, el milagro, no es que dios haya hecho la luz, en el día de la
creación; el milagro verdadero, es que todos los días, ayer, hoy y mañana, desde
siempre y espero que por siempre, se genere y se siga generando esa luz, que
nos permite a todos, a ti y a mí, a seguir utilizando este medio de comunicación
visual que es el internet.
Sin
luz, ninguna computadora prende. Sin luz, ninguna batería de celular o de una laptop
o de alguna tableta, podía seguir funcionando. Sin luz, no habría movimiento.
Sin luz, no podríamos comunicarnos.
Es
más sin luz, no tendríamos televisión, radio, refrigerador funcionando,
licuadora y hasta el aparato de control remoto. No podríamos utilizar el
sistema de transporte colectivo “metro”, tranvía o trolebús; el
congestionamiento vial sería un caos, con la descomposición de los semáforos;
no habría iluminación en las calles, no habría “luz”.
Quizás,
cuando fui estudiante de secundaria o de bachillerato, no logre entender la
importancia de este tema científico, no logre entender eso de las Leyes de
Coulumb, tampoco las ecuaciones o el tema de las pilas y la resistencia; ¿Por
qué diablos, mis maestros no me enseñaron este tema, con la debida seriedad que
ameritaba?. ¿Por qué no me lo enseñaron con la misma pasión y coraje, con el
que enseñaban Historia de México, Economía o Teoría Política?. Quizás de haber
entendido el tema de la luz y la electricidad, mi visión hubiera sido otra y la
forma de escribir este tema, no hubiera sido tan burda y lerda como lo que ahora
estoy leyendo.
Pero
en fin, el tema de la luz y la electricidad, (ya sea electrostática, electromagnética
y electromagnetismo), me fueron tan aburridos, que no les tome la debida
importancia; ni tampoco logre entender los descubrimientos de Tales de Mileto,
Otto de Guericke, Benjamin Franklin, Charles Coulomb, Alessandro Volta, ni otros
tantos nombres que desconozco y que quizás, mi vida ignorante, me impida
conocerlos. ¿Quizás me sea más fácil entender el tema de la electricidad, con
lo que a continuación voy a reflexionar?.
La electricidad
es movimiento, es un flujo como el agua que recorre un rio o una tubería, sólo que corremos el riesgo que si la
tocamos, sin las debidas precauciones, puede darnos “toques”, inclusive, hasta
electrocutarnos, al grado de matarnos.
La
electricidad, es la fuente de energía, con lo cual permite que los artefactos y
maquinas que utilizamos todos los días,
puedan funcionar y seguir funcionando. Ya sea desde el teléfono celular que
siempre cargamos junto con la cartera y las llaves, o bien, el foco que nos
ilumina en la habitación en la que nos encontramos; ya sea también el
ventilador, la secadora, la aspiradora, el refrigerador, el horno de microondas,
la plancha, la licuadora; todos, pero todos los aparatos eléctricos que podamos
observar y que se le haya ocurrido inventar Thomas Alva Edison, Steven Jobs o
cualquier otro tecnólogo de fama mundial, que aún desconocemos mencionar.
Tan
sólo la Ciudad de México, ocupa el 1% del territorio nacional, pero consume el
30% de la energía eléctrica que genera el país. ¡Una cantidad realmente considerable¡.
Tan sólo en el Distrito Federal (excluyendo de ello a las familias que habitan
en los municipios conurbados del Estado de México), existen por lo menos, 2.4
millones de casas que cuentan con energía eléctrica, 2.2 millones de refrigeradores,
2.3 millones de televisores, 1.9 millones de lavadoras, 1.2 millones de computadoras,
2.8 millones de tomas instaladas de energía eléctrica; más otros millones de
aparatos electrodomésticos, que exigen diariamente, cantidades de energía eléctrica.
De
ahí, que uno de los servicios públicos encomendados al Estado, es precisamente,
satisfacer esa necesidad citadina, de consumir todos los días, energía eléctrica.
Para
entender esta problemática y hacer posible, que por lo menos, 8.9 millones de
habitantes de la Ciudad, cuenten con la luz eléctrica, se requiere por lo menos
de tres acciones logisticas. Generar, transmitir y distribuir energía eléctrica.
La electricidad
– cosa misteriosa que no sabemos que es,
si son fluidos, magnetismo, átomos - se
manifiesta en diversas formas, entre ellas, a través de la luz. No es algo que se “crea” como arte de magia,
simplemente, es algo que ya existe en el planeta. El papel del humano es captar
esa energía que hay en el ambiente, “intervenir” en la naturaleza, para poderla
transformar en electricidad.
De
tal forma, que la materia al igual que la energía, ni se crea, ni se destruye,
sólo se transforma. De tal manera, que es imperativo saber que la energía eléctrica,
es consecuencia de otro tipo de energía que la causa.
¿Quién
causa esa energía?. ¿Qué hay antes de esa energía eléctrica?. Puede haber carbón mineral, el petróleo, gas
natural, el aire, el agua, el sol, procesos químicos, o bien, “energía nuclear”.
La
luz se “produce” a través de “plantas generadoras”, que logran esa
transformación de la energía en electricidad. Dichas plantas, trabajan las 24
horas y pueden ser de varios tipos, ya sean termoeléctricas, nucleoeléctricas,
geotérmoeléctricas, hidroeléctricas. La Ciudad de México, no genera su propia
electricidad, no tiene planta, está la obtiene
de las plantas generadoras de Tula Hidalgo y del Valle del Estado de
México, cerca de la zona arqueológica de Teotihuacán, en un porcentaje
equivalente al 33%. El resto de la electricidad, se obtiene de otras plantas
generadoras, ubicadas en el Golfo (Tuxpan-Altamira) que proporciona el 41%, el
pacifico (Desembocadura del Rio Balsas 19%) y el Sureste (7%). Así las cosas, nuestra
Ciudad no es sustentable en generar su propia luz, pese que absorbe, el 30% de
la electricidad a nivel nacional.
El proceso de transformación (o generación) es
algo complejo y aburrido para una cabeza que no sepa de esos temas, sólo puedo
decir, que en la mayoría de los casos, el agua, acompañada de “calentadores”,
imanes y turbinas que constantemente se mueven, son los que hacen posible, la generación
de electricidad.
La
electricidad, esa cosa tan “rara” como lo es la vida o el dinero, es un flujo
que se manifiesta a través de la “corriente” y el “voltaje”. La corriente eléctrica
viaja a través de alambres cubiertos de cables, mientras que el voltaje, es la
potencia de esa corriente. Ambas se unen
en una sola. De ahí que la electricidad, requiere ser transmitida y para ello se
construye toda una infraestructura como las subestaciones que nivelan los
voltajes, así como redes de transmisión que se destinan, para el uso
industrial, agrícola o residencial.
La
Ciudad de México cuenta con 120 subestaciones de electricidad, que suministran
luz a toda la Ciudad. Pero como ya dijimos anteriormente, existen más de 2
millones de hogares que requieren de dicha energía.
¿Cosas
me preocupan, que aún no he podido decir?. La electricidad, es vista como una
fuente alterna “no contaminante”; inclusive, hay quienes ingenuamente proponen,
la sustitución del vehículo de combustión interna que si contamina, por vehículos
eléctricos que “no contaminan”. Como si eso fuera el problema ambiental atmosférico.
Vehículos eléctricos que no echan humo.
La
Ciudad de México, circulan entre 3.7 millones a 5.5. millones de vehículos diariamente.
¡Enorme cantidad¡. Dichos vehículos, que contribuyen en el 80% de la contaminación
atmosférica, únicamente logran movilizar apenas el 20% de los transeúntes en la
Ciudad. El problema no es ese, el problema es algo más complejo.
Si decidiéramos
sustituir todos los vehículos de combustión interna en vehículos eléctricos, no
existiría la suficiente energía eléctrica para poder cargar la batería de
nuestros autos. Tan sólo imaginemos a tres millones de automóviles, “cargándose”
de noche, conectados todos ellos de los enchufes de sus casas, harían todos
ellos una impresionante descarga que generaría un “apagón” en la Ciudad. ¡No
hay voltaje¡
Lo
triste de esta “solución ecológica alternativa”, es que no hay luz eléctrica para
poder alimentar a todos vehículos eléctricos que podrían circular en la Ciudad.
Se necesitaría generar más electricidad y para poderla generar, se necesitaría,
obviamente de más petróleo para poder movilizar a todas esas turbinas y
maquinarias que hacen posible la transformación de la energía.
La mala
noticia de todo esto, es que el petróleo, es cada vez un recurso natural no
renovable, más costoso de obtener; su falta de sustitución por otra fuente de
energía, hace posible, que tarde o temprano, esta ciudad, mi querida e insigne
Ciudad de México, no tenga viabilidad la utilización del vehículo. ¡Peor aún¡.
No se logre generar la luz que se necesite. Esto significa: ¡Que mi Ciudad se apague¡.
Generar
electricidad, es el próximo reto que tendremos los seres humanos que afrontar.
No es cuestión de políticos, ni de proyectos ideológicos o partidistas, es una
cuestión de inteligencia, de recursos humanos, intelectuales, de innovación y
creatividad; de pensar y proyectar la Ciudad de los próximos cincuenta años. Se
requiere sin duda alguna, de sustituir el esquema de energía basada en el petróleo,
en otras fuentes alternas de energía, como pude ser el sol, el aire, o
inclusive, la basura.
Se
requiere, no que Dios haga la luz con su dedo omnipotente, omnipresente, inmutable
y eterno, ordenando la creación de la luz; se requiere más que eso, se
requieren de ingenieros, técnicos y gobernantes que se olviden de pensar en
ganar las próximas elecciones y piensen, como seguiremos conservando, este
nivel de vida.
No
quiero pensar, que mi vida se acabe, el día que no tenga “luz” para cargar mi
celular, mi tableta o laptop; de poder prender mi computadora, mi televisión y
conservar mis alimentos en el refrigerador; de trasladarme inclusive, ya ni siquiera
en carro, sino en el transporte colectivo Metro.
Sin
luz no habrá computadoras, ni internet, ni los sistemas informativos de
software’s y hadware’s que tanto promete esa visión futurista en riesgo del
colapso ecológico. De seguir con nuestra visión basada en el uso del automóvil y
del aprovechamiento irracional del petróleo, el futuro jamás llegará.
¿Qué
ocurrirá dentro de cincuenta años?. Dios mío, porque estudie Derecho y no Física,
para poder solucionar este problema.
Porque
los niños y los jóvenes que se educan en nuestras aulas, no entienden este
problema que se viene. ¿Porque diablos tienen que aprender conceptos
incomprensibles, sin poderlos aterrizar a los verdaderos problemas que nos
aquejan?
El
fin del mundo, no fue el 22 de diciembre del 2012; el fin del mundo, será el
día en que haya oscuridad.