A UN AÑO DEL TRIUNFO DE LA "IZQUIERDA"
La entrega de la constancia de validez al hoy Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos, hace a pensar a muchos, que por fin, la “Izquierda” ganó la elección presidencial y con ello, esta tendrá la oportunidad histórica de dirigir los destinos de la Nación. ¡Nada más falso!.
Para empezar, ese concepto de “Izquierda”, más en la realidad histórica mexicana, es de lo más ambiguo que podemos describir. En México, hay que decir que nunca existió una sola “Izquierda”, si en cambio, hubo muchas “izquierdas”. El triunfo de Andrés Manuel López Obrador, efectivamente es un triunfo de la “Izquierda”, pero no de la única “Izquierda”, no al menos, de quienes durante décadas enarbolaron las banderas ideológicas que se oponían al autoritarismo, a la represión, a la corrupción, al imperialismo; la “Izquierda” que representa Andrés Manuel López Obrador, no es más que la “Izquierda oficial”, la que con la bandera del “nacionalismo revolucionario”, hizo que el PRI gobernara al país, durante siete décadas consecutivas. La “Izquierda” pues de Andrés Manuel, hay que decirlo con todas sus letras, no es más que la “Izquierda Priista”. El hombre fuerte instituido como Presidente de la República, legitimado en el consenso popular, a través de un aparato político (entiéndase partido político Morena), la cual logra conglomerar a distintos sectores e intereses (aun los opuestos), de la nueva sociedad mexicana que emergió en estos últimos treinta años.
¡La fórmula perfecta que inventó el PRI hace setenta años!. No hay nada nuevo, más que la reinvencion en esta nueva era global de la informática.
La aseveración antes formulada, puede generar muchos disensos, pero no se trata de expresar opiniones subjetivas y emotivas, sino juicios que sean válidos y objetivos.
Hay que revisar el pensamiento histórico del Mexico del siglo XX para ir desentrañando ese pensamiento, leer a Vicente Lombardo Toledano, a José Revueltas, a Daniel Cosió Villegas; a entender la vida y obra de Lázaro Cárdenas del Río, más aún, la que desempeñó este siendo expresidente de la República, de la que se ha escrito poco, pero que debe de saberse; basta descubrir los discursos nacionalistas de Adolfo López Mateos, de Jesús Reyes Heroles, Jesús Silva Herzog, Luis Echeverría Álvarez y hasta de José López Portillo y Pacheco; para entender cómo se fue construyendo la gobernabilidad en ese Mexico autoritario; a conocer las actitudes mesuradas, conciliadoras y hasta conservadoras o moralistas de Manuel Ávila Camacho, de Adolfo Ruiz Cortinez, de Miguel de la Madrid Hurtado; de entender el círculo empresarial nacionalista y corruptor de Miguel Alemán Valdez y Carlos Salinas de Gortari; de entender como se fue gestando realmente el Partido Comunista Mexicano, el Partido Popular (Socialista); y en medio de estos dos partidos políticos, el de la “Izquierda Clandestina y combativa” la cual fue brutalmente reprimida en el 68 y en la auténtica y verdadera “guerra sucia”; así como el de la “Izquierda Oficial”, la que se llamaba “aliada”, “colaboracionista”, “pragmática”, aunque otros le dijeran despectivamente “vendida”, “palera” o “satelital”; saber la historia discursiva (nacionalista y revolucionaria) que construyó el viejo Partido Revolucionario Institucional.
Andrés Manuel López Obrador, en efecto, representa el triunfo de la “Izquierda”. Pero no el que denunció la corrupción y el autoritarismo que caracterizaron a ese viejo sistema político que terminó pudriéndose, tampoco la que se levantó en armas a la sombra de la guerrilla clandestina y sufriera como consecuencia el genocidio, la tortura, la desaparición y el encarcelamiento; el triunfo de Andrés Manuel, es el de la “Izquierda Priista”, que logra conglomerar a todos los sectores de la sociedad, bajo la dirección del hombre fuerte, cuyo discurso político, es la reivindicación del glorioso y heroico pasado, ante la promesa de un próspero futuro.
El priismo del siglo XX le llamó a ese futuro promisorio “Revolución Mexicana”, Salinas de Gortari trató de cambiar ese viejo paradigma, por el discurso de “Solidaridad”, pero la clase que le sucedió no le secundó el término y como buenos tecnócratas, se dedicaron más al escritorio que a la política. Se volvieron insensibles ante la pobreza, la desigualdad, les ganó su clasismo y su desprecio racista antes quienes no eran como ellos. Se burlaron del pueblo que gobernaron, hoy el pueblo se burla de ellos.
Hoy el próximo gobierno en puerta, aprendiendo la lección histórica de quienes manipularon la historia y gobernaron el país por siete décadas consecutivas, las primeras cinco de ellas, con respaldo popular; ahora ellos han retomado el poder y han decidido llamarle a ese futuro promisorio “¡La cuarta transformación!”.
Una oportunidad histórica de reinventar la legitimidad anti democrática del futuro y también hay que decirlo, con todas sus letras, otra oportunidad histórica quienes no concuerdan con el triunfo de esa “izquierda priista”. Quienes durante décadas, enarbolaron las banderas de la democracia, de la formación de ciudadanos, o de quienes denunciaban a la clase gobernante de hipócrita y corrupta; hoy como antes, también tienen ellos esa oportunidad histórica de reinventarse.
Adiós al PRI, al PAN, al PRD; adiós a los nostálgicos del 68. Entramos a una nueva era de la historia, es una verdad evidente. Ha nacido para bien o par mal, para las críticas y alabanzas, para las matracas y las rechiflas, la nueva era que el pueblo de Mexico demandó.
¡Bienvenidos todos a la Cuarta Transformación!