GENESIS DE LA NUEVA GUERRA CIVIL O REVOLUCION MEXICANA (Cuarta Parte)


La crisis política mexicana inició aquel año de 1993, cuando la imagen pública de nuestro país, líder, moderno, emprendedor, se vio envuelta en uno de los peores escándalos policiacos, que involucraba, o dejaba varias suspicacias, entre el Estado, el Narcotráfico y la Iglesia Católica.
Hasta antes de 1993, el país no había dado tanta importancia a la figura de los carteles del narcotráfico, inclusive era muy común escuchar en algunas radiofusoras, los últimos éxitos musicales de los Tigres del Norte con sus denominados “narcocorridos”, canciones que elogiaban y magnificaban las grandes hazañas de los narcotraficantes mexicanos. Muchas de las letras de estas canciones parecieran tener mensajes en clave: “Los Pinos me dan la sombra, mi rancho pacas de a kilo”. Coincidencia o no, pero la residencia oficial del Presidente de la Republica, se le denominan los Pinos. Como quizás queriendo insinuar la conexión que existía entre el poder político institucional y el poder de la mafia. Muchas de estas canciones, inclusive hasta daban regiones geográficas donde se paseaban y se podían localizar a estos carteles: “Adios Sierra de Coahuila, Sinaloa y Durango, de Sonora y Tamaulipas, Chihuahua te andas quedando, si me quieren conocer, en (Ciudad) Juárez me ando paseando”.
ASESINATO DEL CARDENAL POSADAS OCAMPO
La muerte de un príncipe de la Iglesia católica fue un acontecimiento mundial que apenó y evidenció la situación criminal del Estado Mexicano y que obviamente puso en riesgo, la reanudación de relaciones diplomaticas que el Estado Mexicano había hecho recientemente con el Vaticano, luego de más de ciento treinta y seis años, de que el Benemérito de las Américas, Benito Juárez las hubiera interrumpido.
México había tenido una guerra civil en los años veintes, entre revolucionarios y guerrilleros católicos; donde muchos miembros del clero habían muerto, el más célebre de ellos, el Padre Pro; sin embargo, la muerte del cardenal Jesús Posadas Ocampo, revivió aquellas épocas al parecer olvidadas, en que los curas eran asesinados por la intolerancia del gobierno jacobino y revolucionario; y aunque en los círculos políticos mexicanos, no faltaban los enemigos acérrimos del Presidente Salinas, lo cierto era también, que la muerte del cardenal, pudo haber tenido muchas otras interpretaciones, más que una pura coincidencia, como lo mostraba la versión oficial.

VISITA OFICIAL DEL PAPA JUAN PABLO II

La Iglesia católica aprovecho el momento político de la reapertura política del régimen priista, para promover la beatificación de veinticinco mártires de la guerra cristera; una afrenta a la dignidad del catolicismo radical mexicano, censurado por el gobierno laico juarista y priista, que censuraba a toda cosa, la etapa violenta del México revolucionario de los años veintes. Decir que en México fueron perseguidos los católicos y que el gobierno revolucionario cerraba templos, perseguía, encarcelaba y asesinaba a ministros religiosos, así como también a sus feligreses, era como aceptar una época oscura de intolerancia, autoritarismo y genocidio de los caudillos revolucionarios y precursores del México moderno. La beatificación de veinticinco cristeros, era algo indignante para la moral política, inoportuna además, porque ante la buena intención del gobierno mexicano de reanudar relaciones, la iglesia católica no podía responder a dicho ofrecimiento, tratando de evidenciar, la pagina oculta de la historia mexicana. Sin embargo, quizás ese no fue el principal móvil del magnicidio o de la desafortunada casualidad de un cardenal por haber sido confundido por un ostentoso narcotraficante. Otro de los móviles que refieren respecto al homicidio del cardenal, fue que el mismo fue asesinado por un operativo militar en que participo intelectualmente el general Gutiérrez Rebollo, en razón de que el Cardenal contaba con documentación precisa, que vinculaba al hermano del Presidente Carlos Salinas de Gortari, con un cartel del narcotráfico.
Por eso quizás había que matar al Cardenal, porque además su asesinato tendría el mismo efecto del asesinato de los jesuitas en la guerra civil salvadoreña, intimidar a la Iglesia Católica, a no hablar sobre el tema, a permanecer callado y ser cómplice de las narcolimosnas, que muchos de sus feligreses narcos, hacían generosamente las parroquias de sus pueblos.
Finalmente el papa Juan Pablo II visito por tercera ocasión México, dejando al olvido el vergonzoso incidente cometido, por los narcotraficantes mexicanos los Arellano Félix y el Chapo Guzmán, y en medio de estos, un cardenal acribillado con un portafolio lleno de hostias.
Ese fue el principio de la guerra civil. El gobierno federal institucional, no podía tampoco romper con las viejas inercias del aparato corrupto y criminal de sus antecesores. En las esferas más altas, se hablaba del influyentismo y prepotencia del hermano del presidente, ocupado en sus múltiples y oscuros negocios, para incrementar su riqueza.
Salinas de Gortari mientras tanto, daba paso firme a la modernización del país, había logrado en las elecciones intermedias, que el PRI, su partido, se colocara como la primera fuerza política, dejando muy atrás, a la oposición representada por el PAN y el PRD. De esta manera, con los diputados y senadores priistas en el Congreso, mas aparte, el apoyo de los diputados del PAN, hizo posible que la Constitución se reformara en algunos de sus principios ideológicos y sustantivos, dando fin a la doctrina revolucionara de nacionalismo revolucionario. Las reformas al artículo 27 constitucional eran también contundentes para el sistema político corporativista, pues dejaba ahora en manos de los campesinos, decidir sobre su patrimonio y permitir disimuladamente el regreso del latifundismo.  Lo mismo reformó la educación, al permitir que existiera también educación religiosa; pero las reformas legales más importantes, fueron aquellas que se efectuaron, para preparar el terreno, para la aprobación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte.

FIRMA DEL TLC MEXICO-ESTADOS UNIDOS-CANADA
Salinas visualizo el nuevo milagro mexicano, una comunidad del norte, donde podían transitar libremente bienes y servicios por México, Estados Unidos y Canadá; el bloque comercial con mayor flujo de dinero y de riqueza en todo el mundo, por encima de la Comunidad Europea o de la Cuenca del Pacifico. El país que visualizo Salinas, fue un país de primer mundo, donde los índices de educación fueran altos, jóvenes lideres emprendedores, generadores de empleos y que aprovecharían al máximo, las ventajas tecnológicas por aparecer en las siguientes décadas. El nuevo México de Carlos Salinas, sería un país que entraría al proceso modernizador de privatizar las empresas y la riqueza publica, con la única limitante de que el Partido Revolucionario Institucional seguiría gobernando por otros sesenta y cuatro años más. Semejante misión tendría China y Rusia con sus respectivos Partidos Comunistas. Rusia fallo en el intento, ¡China no¡. México …quizás.
Salinas desde las esferas del poder, decidió que la consigna política, era cambiar, para que todo siguiera igual. Entrar a la modernización, a la libertad económica, pero no a la libertad política. Había que firmar un nuevo pacto político. Privatizar lo que fuera propiedad del Estado, tal como lo estaban haciendo los países de Europa de Este, la mismísima Rusia excomunista, Argentina, Brasil, entre otros; pero el verdadero secreto salinista, sería que las empresas públicas y también los bancos, que se deberían subastar al mejor postor, debían de ser adquiridas por empresarios y banqueros, leales al proyecto personal y transexenal del Presidente Salinas. El país por lo tanto tendría una economía liberal pero un sistema político autoritario, al servicio del Presidente y de su Partido.(llámese PRI o Solidaridad).
Seis años serían insuficientes para transformar el país y sacarlo de su pobreza ancestral. México requería un nuevo Porfirio Díaz que se perpetuara en el poder, para poder emprender, la segunda era de modernización en la historia patria; un país comunicado, con mayores aeropuertos, autopistas, puertos marítimos, con mano de obra barata que transitara libremente en todo el país y también por los Estados Unidos; un país, con educación bilingüe, con altos ingresos económicos por concepto de exportación, donde el nivel de vida de los mexicanos, fuera igual o muy superior que el que tenían los llamados países del “primer mundo”..
Entonces la tentación salinista, provocó también, que el tigre mexicano  o el “México Bronco” se despertara; la guerra civil inició cuando los círculos políticos del priísmo tradicional, se percataron sobre el proyecto personal del presidente. Muchos de ellos, en su clandestinaje, conjuraron para traicionar y frenar a toda costa a su líder en las aspiraciones transexenales; había que frenar al proyecto salinista que ponía en riesgo, el status quo de la clases política sindical; Salinas había dado muerte al régimen de la Revolución Mexicana, él y sólo él, se había atrevido a disolver las corporaciones agrarias con el fin de reparto agrario, y también él, había pactado con la Iglesia católica, traicionando con ello los ideales laicos y liberales del juarismo.  Nada garantizaba, que el Presidente en “aras” de modernizar la productividad y la competividad en el nuevo régimen global que se avecinaba, decidiera también, romper  con los derechos laborales y sus sindicatos, como lo había hecho con el líder petrolero Joaquín Hernández Galicia..
Luis Donaldo Colosio fue el hombre de confianza de Carlos Salinas de Gortari que le garantizaba a éste su continuidad, posiblemente para las elecciones del año 2000. El principio ideológico revolucionario de la “No Reelección” de los presidentes, debía de romperse también como se había hecho con la reforma agraria prevista en el artículo 27, o con la separación del Estado Iglesia prevista en el artículo 130 de la Constitución. Reelegirse sería la nueva consigna del presidente de la republica, aprovechar en todo momento su popularidad, para hacer posible que su receta mágica, convirtiera este país, en lo que no es ahora.
“Liberalismo Social” fue como Carlos Salinas denomino su proyecto ideológico para gobernar, un sistema de gobierno diseñado, para modernizar el país, a la altura de las naciones líderes del mundo. Un país, en el que existiera el libre mercado y la generación de empleos, a través del surgimiento de la nueva clase empresarial nacionalista, al servicio del gran líder político, dueño absoluto de las conciencias criticas, de los jueces, legisladores, gobernadores, presidentes municipales, síndicos, regidores; sin omitir desde luego, también de los partidos políticos, sindicatos y de las corporaciones empresariales, inclusive hasta de la iglesia católica y de las nuevas asociaciones religiosas. La nueva ideología política, se llamaría: “Solidaridad”. Hablar pues, de la revolución mexicana había generado muchos antagonismos y discursos huecos y demagógicos, no solamente entre los reaccionarios, enemigos de la revolución, sino también, entre los propios revolucionarios, quienes se acusaban mutuamente de haberla traicionado. Pero en cambio, hablar de solidaridad, era hablar de una nueva concepción de “hacer política”. “Todos unidos para progresar”, Gobierno y sociedad civil juntos. Una nueva forma de captar no solamente liderazgos, sino también, nuevos cauces políticos, para solucionar problemas en todos los niveles y de todos los tipos. Solidaridad fue el discurso político que reformó y abrogó, el concepto nacionalista y social de la revolución mexicana. El ideal priísta de los años treinta a los ochentas, había quedado enterrado, como dijera el ex presidente José López Portillo, la “revolución mexicana había muerto”, y ahora era Salinas, el padre y mentor, de una nueva forma de diseñar y construir un nuevo país.
El proyecto salinista, alabado y criticado, aplaudido y repudiado, daba logros exitosos, cuando logró finalmente llevar a cabo, que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte fuera aprobado por el Congreso (americano).  Nunca como antes, las televisoras mexicanas, una de ellas recién privatizada, había dado nota en forma pormenorizada de las discusiones suscitadas por los diputados del Congreso, no los de México, sino los de Estados Unidos. Se escucho mucho de México, algunos descalificativos hacia sus connacionales, pero el liderazgo de Salinas, era mejor ejemplo, de que los mexicanos, unidos y en “solidaridad”, podían hacer muchas cosas, una de ellas, recuperar la fe en ellos mismos, para entonces, poder transformar todos juntos, al país entero.
Entonces, el momento cumbre había llegado, cuando se tenía que dar la primera sucesión presidencial del proyecto salinista. Ese momento fue la designación de Luis Donaldo Colosio, quien era la mejor garantía para la continuidad de la inserción de México a la comunidad global, aunque su denominación como candidato y virtualmente futuro presidente de México, generaría inconformidades con otros aspirantes a la presidencia, como fue la que evidencio el entonces Jefe del Departamento del Distrito Federal, Manuel Camacho Solís, quien manifestó su legitima inconformidad por no haber sido designado por el presidente para sucederlo. Las reglas políticas comenzaban a resquebrajarse, como anunciando el sacudimiento de una nueva revolución, la derrota del PRI y el estallamiento de la guerra civil.
El 1 de enero de 1994, saldría a la luz pública, desafiando los sistemas de inteligencia mexicana, de la percepción pública mundial que se tenía del país, de su gran logro y conquista que fue haber alcanzado la “paz social”, un grupo armado, denominado Ejercito Zapatista de Liberación Nacional. EZLN. El primero de enero de 1994, México entraba a la modernidad, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, pero también, entraba a su cruda realidad, de no haber acabado durante años de gobiernos nacionalistas y revolucionarios, menos aun, con políticas sociales de corte de Solidaridad, con la pobreza extrema por la que atravesaban varias regiones del país, entre ellas, Chiapas, por citar solo una de ellas.
LEVANTAMIENTO ARMADO DEL EZLN (EN CHIAPAS, MEXICO)

El Subcomandante Insurgente Marcos, fue el hombre enmascarado que desenmascaró, la gran obra teatral que representaba el gobierno salinista. Un México de pobres, no de ricos; un México de gente ignorante y no educada; de guerra y no de paz, de subdesarrollo y no de prosperidad. ¿Pero de donde había surgido esa guerrilla?. Si la Unión Soviética se había desmoronado junto con su ideología marxista leninista; si Cuba, seguía firme en su proyecto de ya no exportar su revolución socialista en territorio mexicano; ¿De dónde habían salido las armas y los uniformes que equipararon a cientos, casi unidades de millar, de “soldados” uniformados, adiestrados, dispuestos, no solamente a dar su vida por la causa de su legitima guerra, sino también, a matar y a declararle obviamente la guerra, al ejército nacional.
México, aquella gran nación que por momentos se visualizaba como un futuro Japón o Alemania, ahora se convertía en un simple Guatemala, Salvador o Nicaragua, en una republica fallida, donde la rebelión, algo que parecía superado en décadas, brotaba ante los ojos de todo el mundo y para la vergüenza de su gran líder, esta vez desenmascarado. No era motivo de orgullo ni de fiesta, aunque muchos líderes e intelectuales de tendencias “izquierdistas” se regocijaban por ese hecho, de pensar que el “socialismo” no había muerto, de que la “lucha” siguiera; no había nada en serio, de que celebrar con un acontecimiento de esa especie. México se evidenciaba, como algo que no era. Con un país pobre gobernado por un presidente mentiroso y manipulador.
Los primeros días de enero de 1994, se suscitaron combates entre el Ejército mexicano y la nueva guerrilla revolucionaria, y sin duda alguna, esos guerrilleros pudieron haber sido exterminados, como sugería el gran líder obrero transexenal del régimen Fidel Velázquez y sin embargo, la naciente comunidad global, presiono para que Salinas abandonara la opción violenta para solucionar ese problema.
El aspirante priísta a la presidencia que no fue beneficiado en la designación, aquel que se inconformo por no haber sido elegido por el presidente a sucederlo, fue nombrado por el Presidente como “Comisionado para la Paz” y también, para sorpresa de muchos, otro jerarca de la Iglesia católica, el obispo Samuel Ruiz, le fue reconocido su interlocución de “intermediario”, entre el gobierno y la reciente guerrilla. De esta forma, la Iglesia Catolica, intervenía en asuntos politicos, justificada en causas ideologicas de la "izquierda" antigubernamental.
Carlos Salinas de Gortari se desmoronaba, al igual que su candidato Luis Donaldo Colosio que no llamaba la atención, ni aun con sus discursos críticos al régimen salinista. Ese fue el momento histórico que hasta la fecha sigue sin encontrar explicaciones y donde existen muchas especulaciones. Sin encontrar tampoco todavía la verdad, del origen de aquella guerrilla, presuntamente creada, financiada, promovida, protegida y encubierta, por la gente del propio sistema político criminal, nacionalista y revolucionario, aunque ya de priísta, ya no tenía absolutamente nada. La revolución había muerto con Salinas, al igual que con su partido. El Estado criminal, nacionalista, revolucionario y conservador, lanzaba otro ataque, en contra del Estado de Derecho, global y (neo)liberal. Ya no era necesario promover unas candidatura alterna y formar un frente de partidos políticos que compitiera contra el PRI como se había hecho seis años atrás, ahora el camino era la violencia y si era necesario, incurrir en el magnicidio, cayera quien cayera.
La clase critica e intelectual, convertida en opinión pública, fue contundente en contra de las promesas y los discursos de su presidente, nadie de esas conciencias críticas, se atrevía a cuestionar, de donde había salido esa guerrilla, quienes eran, de donde habían salido, quien estaba detrás de ellos. En el discurso romántico e idealista, el EZLN, era un movimiento popular, reivindicador, no solamente de las ideas socialistas, nunca muertas por el discurso triunfalista de los Estados Unidos, sino también, promotor de una nueva serie de derechos sociales, que hasta la fecha no se conocían. Una política “indigenista” y además “ecologista”, de derechos humanos de "tercera generación". Posteriormente el grupo subversivo utilizó un discurso pacifista y logro en menos de un mes, colocarse en una posición de simpatía no solamente del país, sino del mundo.
Mientras eso ocurría, el siguiente ataque al Estado de Derecho, volvió a darse, de manera inesperada. Los sistemas policiacos y de “inteligencia” mexicana, trataban de capturar a los asesinos (oficiales) del Cardenal Posadas, los hermanos Arellano Félix; ya habían capturado al “Chapo” Guzmán, en menos de una semana, quien se encontraba ya recluido en una de las prisiones de "máxima seguridad", pero aun no había caído, ninguno de los narcotraficantes del Cartel de Tijuana.
Los hermanos Arellano Félix seguían en el negocio del trafico de drogas, al igual que Amado Carrillo Fuentes y Juan García Abrego; los tres empresarios criminales, siguieron importando droga de Colombia para exportarla, por todos los medios, al mayor mercado de consumo en drogas que eran los Estados Unidos. Los tres capos, no dudaron en ofrecer sus millones de dólares, para financiar algunas de las campañas electorales de los recientes candidatos a la presidencia, Luis Donaldo Colosio, Diego Fernández de Ceballos y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Luis Donaldo Colosio no podía hablar más de la cuenta, no solamente debía de abstenerse de ejercer críticas al Presidente Salinas que lo había beneficiado con la designación de su candidatura, sino que también, tenía que callar, de la alta traición de la gente de su propio partido político, que en forma secreta o no, manifestaban su total apoyo, al denominado “candidato sustituto”: Manuel Camacho Solís. Colosio debía quedarse callado y no decir, lo que muchos suponían sobre la verdadera identidad del Ejercito Zapatista. El brazo armado de la clase política criminal, nacionalista y conservadora, que había hecho la hazaña heroica de desprestigiar nacional y mundialmente, al gran líder embaucador de Carlos Salinas de Gortari. Colosio, el futuro presidente,  debía callar, sobre los nexos entre el Gobierno y el Narcotráfico, entre algunos distinguidos políticos y hermanos del Presidente, con algunos empresarios criminales, denominados despectivamente, “carteles” de la droga. La mejor manera de silenciarlo, era obviamente matarlo.
El 23 de marzo de 1994, luego de un mitin de campaña en una colonia marginal de Tijuana, territorio del cartel de los hermanos Arellano Félix, era asesinado el candidato priista a la presidencia, hecho inédito en la historia del México moderno. Los hermanos Arellano Félix quizás daban otro golpe duro al gobierno “puritano” que trataba de capturarlos para encarcelarlos en sus prisiones de “máxima seguridad” y acusarlos de un crimen, que ellos no habían cometido. Ellos nunca reconocieron haber asesinado al cardenal y quizás, si lo hicieron con el candidato presidencial.
ASESINATO DE LUIS DONALDO COLOSIO MURRIETA

¿Quién mato al Cardenal Posadas?. ¿Quién financiaba al EZLN?, ahora: ¿Quién había matado a Colosio?.  El gobierno salinista en unos pocos meses cayó en un total desprestigio y falta de credibilidad, las sospechas de “Narco Estado” o “Narco Gobierno”, llegaban cada vez más a la opinión pública o a la vox populi. Era difícil todavía para esa época, tratar de desentrañar cómo funcionaba aquel régimen descompuesto. Los criminales que durante décadas habían estado controlados por el sistema político mexicano, ahora “andaban sueltos”, como “demonios”, sin jefe que los mandara, les intimidara, los castigara. Ahora eran ellos los que tenían el control de la fuerza, habían matado nada menos y nada más, a quien iba a ser, el futuro presidente de México; ¿Que otro freno podían tener?.
Era obvio que muchos políticos trataron de continuar con la “aparente tranquilidad”, el discurso pacifista que precedió a las elecciones de 1994, no era del todo veraz, el fantasma del miedo se suspiraba en cada rincón del país, la inseguridad era tal, que en aquellos meses, los criminales se soltaron, no solamente para amedrentar al gobierno que antes los controlaba, sino que ahora, se dedicaban a otras actividades igual de ilícitas y bien remuneradas, como el propio narcotráfico. Muchos de estos nuevos negocios, era la piratería, el robo de vehículos, el secuestro, la pornografía infantil; la industria criminal tomo el control del país en aquel 1994 y el mejor presidente que había tenido nuestro país, aquel gran estadista, ideólogo y constructor del México moderno, nada podía hacer.
Las elecciones presidenciales quizás fue lo mejor que pudo haber obtenido el “régimen oficial”, ya desmoronado, desprestigiado, ferozmente criticado. Ernesto Zedillo Ponce de León, el candidato sustituto, sería el nuevo presidente de México y con él, arrastraría al país, en su total descomposición y perdición. México estaba desmoronado, en crisis política, en cuestión de unos meses, estallaría la peor crisis económica de la patria.
ASESINATO DE JOSÈ FRANCISCO RUIZ MASSIEU
Otro asesinato político volvería a sacudir a la opinión pública, el diputado José Francisco Ruiz Massieu, coordinador de la bancada priísta, había sido asesinado, oficialmente, por otro diputado de su propio partido. (El PRI). La popularidad del líder que alguna vez había sido, se vino abajo. ¡Era irremediable¡; en meses, no habían podido capturar a los hermanos Arellano Félix, de cuando acá unos delincuentes se habían colocado por encima del Presidente y de sus incrédulas instituciones. ¡Era inadmisible¡. Su candidato a la presidencia, designado a sucederlo, había sido asesinado, por un loco asesino solitario, al igual que su ex cuñado, por una camarilla de políticos prófugos, entre ellos el diputado con licencia Muñoz Rocha; y mientras tanto, el país descompuesto, el hermano incomodo, en negocios cada vez mas oscuros y Amado carrillo Fuentes, consolidándose como uno de los principales carteles de drogas, aquel que como decían los Tigres del Norte, que había aprendido hacer cuentas, nomas contando costales, aquel que burlaba las redes que tendían los federales, aquel que tenía un rancho ganadero y ganado sin garrapatas, llevado pa’l extranjero; aquel que en dos y trescientos metros, levantaba las avionetas y que de diferentes calibres manejaba las metralletas; él que en otros tiempos, había sido el gran Jefe de Jefes, se desmoronaba, el Presidente perdía el control para siempre, no solamente de los propios integrantes de su partido, ahora muchos de ellos, alojados en el PRD, sino que también, la pandilla de sus criminales, lo desconocían como el “Gran capo de todos los Capos”.
¡Maldito sea el destino¡. Ya que México se modernizaba y entraba al primer mundo, tenía que suceder esto. Ya que el país tenía un nuevo proyecto que sustituía a la revolución mexicana, tenía que matarle no solamente a su sucesor, sino también a su imagen. ¡Maldita suerte¡, ¡maldito destino¡. Haber controlado a las corporaciones sindicales, a los caciques regionales, a los diputados de la oposición, a la opinión pública nacional y mundial, haber construido la imagen de un país moderno, libre, democrático; haber convencido a George Busch y celebrado un tratado de libre comercio con la nación adversaria los Estados Unidos y haber también captado de igual forma, la inversión millonaria en dólares y todo, para no haber controlado, vigilado y observado, al enemigo que lo tenía muy cerca, al “hermano incomodo”, que lo desacreditaba en cada instante y por siempre, en cada negocio turbio que éste hacía.
AMADO CARRILLO FUENTES
¡Maldita suerte¡. ¡Maldito país. El Jefe de Jefes lo respetaban en todos niveles y su nombre y fotografía, nunca iban a mirar. El nuevo jefe de la mafia, ya no estaría dispuesto abandonar el negocio, donde se la pasaba ordenando, su trabajo y valor le había costado tener sus contactos; Salinas, el hombre que parecía fuerte, era un vil pollito peleando con un gallo, alguien que simplemente caía, que quiso arañar la corona y por haberlo intentado, ahora se estaba muriendo. Eso decía otra canción de los Tigres del Norte. Amado carrillo Fuentes, el “Señor de los Cielos”, el hombre más rico del país, el jefe de la mafia mexicana, por encima del Cartel del Golfo Juan Garcia Abrego y del Cartel de Tijuana, los hermanos Arellano Felix; con mayor poder que el que en su momento tuviera Félix Gallardo; mucho más poderoso e influyente, que el mismísimo Pablo Escobar en Colombia. Quizás mucho más fuerte, que el propio gobierno. 
ERNESTO ZEDILLO
¿Pero que podía hacer ahora Ernesto Zedillo, luego de que protestara el cargo de Presidente de la Republica?; que futuro le deparaba el país; había que continuar con el proyecto modernizador de país, pero esta vez, sin la participación de Carlos Salinas; era preferible ocultar la verdad del poder del narco, mil veces preferible, crear un chivo expiatorio a quien echarle las culpas de todo lo ocurrido y de lo que iba a pasar, nada mejor, que el propio Carlos Salinas de Gortari. ¡El enemigo público de todo México¡.

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