UN LOCO LLAMADO FRANCISCO I. MADERO
Francisco, tuviste que haber estado bien loco para haber hecho lo que tuviste que hacer. ¡Mira que postularte como candidato a la Presidencia¡. ¡De plano estabas muy mal de tu cabeza, le hubieras hecho caso a tu papa y a tus hermanos, inclusive a tu propia esposa Sarita, pero no lo hiciste, creíste en lo que te decían los espíritus y todas esas patrañas que creen en los fantasmas chocarreros; ¿Cómo es posible que hayas expuesto al país entero, en tu ideal de democratizar al país, a una revolución armada?. ¡Estás loco¡. ¡Bien loco¡….¡Loco de remate¡.
Con toda tu fortuna, obtenida gracias a las leyes benevolentes del porfirismo, pudiste haber hecho otros negocios, no te basto ser bueno con tus peones y tratar de ser buen jefe, buen hacendado, buen hijo, hermano, esposo; quisiste también ser buen mexicano y por eso te lanzaste a la vida “publica”, rompiste con la tranquilidad que te daba la estabilidad económica de vivir decorosamente, más que la inmensa mayoría de los mexicanos calzonudos y sombreruros, analfabetas y miserables que viven en el campo, sin saber leer y escribir; te lanzaste sin saber a dónde te lanzabas, enloqueciste cuando escribiste el libro de la Sucesión Presidencial y todavía enloqueciste más, cuando te atreviste a ver al Señor Presidente de la Republica, el General don Porfirio Díaz, sólo para obsequiarle uno de tus ejemplares. ¡Loco¡….¡Loco de remate¡. Quererte igualar con el mexicano mas patriota, el más valiente, el héroe de guerra de la intervención francesa, el que peleo con los conservadores, el que luchó junto con el Benemerito de las Amércias don Benito Juárez; el generalisimo mexicano estadista que industrializó el país entero y lo puso a la altura de las naciones más importantes del mundo, don Porfirio Diaz, me pongo de pie cuando escucho su nombre y tú, un simple desconocido; ¿en qué momento paso por tu cabeza la idea descabellada de ser Presidente?. Te hubieras quedado en tu casa, haciendo medicamentos homeópatas, o visitando las casas de tus peones, o viajando a Paris nuevamente, visitando algunas ciudades americanas; hubieras hecho cosas más importantes, pero no escribir un libro y menos aun, promover la formación de un partido político. ¿Partido Antireeleccionista?. ¡Que jalada es esa¡. ¿Acaso creíste que el régimen te iba a dejar hacer lo que tú querías?. Yo creo definitivamente, que tus estudios de Administración de Empresas que cursaste en la Escuela de Paris te hicieron daño; que acaso no te dijeron que México es diferente al mundo entero; pero no, tenias que hacerle caso a tus espíritus y el fantasma de tu hermano Raúl que te atormentaba; tenias que hacerle caso a tus sueños videntes ya tu intuición de que podías derribar al régimen.
Hay Francisco, en que broncas metiste al país entero, con tus ideas románticas del sufragio efectivo y la democracia electoral; que no te dijeron que en México las cosas son diferentes, que aquí no aplican esas cosas democráticas de la que tanto se pavonean los americanos; que no te dijeron que en México manda el mas cabrón, el mas chingón y tu panchito, eres muy noblezon para querer mandar y cambiar este país de jijos de la chingada; no eres ni tan cabrón, ni tan chingon como debieras serlo; eres chaparrito, barbudito, bueno, muy bueno, que tu bondad llega al pendejismo de creer que la gente es como tú, mira en que bronca metiste al pobre de tu hermano Gustavo, que perdió el único ojo que tenía que bien, a tu amigo Pinosuarez, en que problemas metiste a tu familia entera, al país entero, cuantos miles de personas no murieron, por ideas locas y descabelladas de que en este país, hubiera eso que los griegos y americanos llaman "democracia".
Debiste de haberte quedado en tu casa escribiendo libros, pero no de política, sino de espiritismo; hubieras incursionado con una Iglesia espiritista en tu natal Coahuila, no había necesidad de que fundaras un partido político con miras a querer cambiar este país. Que no sabes que en México existe la injusticia, el hambre, la pobreza, la corrupción; solamente hombres como tú, tienen esas ganas de cambiar lo que está mal, lo que no funciona, lo que nos lastima; hombres como tú, son locos, muy locos, y buenos y muy buenos; pero deberían estar en el cielo, en los templos y catedrales; deberían estar por siempre en los libros de historia, en el imaginario colectivo o en cualquier catecismo o calendario católico para venerarlos una vez al año con la fiesta parroquial.
Pero tu Francisco, solamente a ti se te ocurrió, ponerte a tú por tú, con un sistema político perfecto e ideal, que logró darle al país estabilidad y crecimiento económico, ¡Treinta años de buen gobierno¡; de donde sacaste tus patrañas democráticas, si cuando cursaste tus estudios en Maryland o Paris, se supone que aprendiste otras cosas; se supone que ahí te enseñaron como trabajaban las empresas, cursos de contabilidad, controles de producción; y también aprendiste nociones de agricultura; ¿No sé quien quien diablos te metió en la cabeza esas ideas descabelladas del sufragio efectivo?
Pero tu Francisco, solamente a ti se te ocurrió, ponerte a tú por tú, con un sistema político perfecto e ideal, que logró darle al país estabilidad y crecimiento económico, ¡Treinta años de buen gobierno¡; de donde sacaste tus patrañas democráticas, si cuando cursaste tus estudios en Maryland o Paris, se supone que aprendiste otras cosas; se supone que ahí te enseñaron como trabajaban las empresas, cursos de contabilidad, controles de producción; y también aprendiste nociones de agricultura; ¿No sé quien quien diablos te metió en la cabeza esas ideas descabelladas del sufragio efectivo?
No entiendo Francisco, cómo pudiste convencer al salvaje de Francisco Villa, ese roba vacas, gavillero, matón, traficante de armas; hombre salvaje e inmoral; ¿que le dijiste a ese criminal, para que te quisiera y te llorara tanto?. ¡Hay Francisco¡. …. Porque quisiste cambiar este país, que sigue todavía sin cambiar. Que no sabes que nadie te recuerda con tanto cariño, como si lo hacen con Zapata y Villa; que no sabes que tu nombre es hueco, sin chiste, que te hacen homenajes, pero que la gente por la que tu pensaste y peleaste que tenían derecho al voto, sigue sin valorar tu cruzada. ¿Qué no te acuerdas que nadie comprendió tu vocación liberal y democrática?. No recuerdas como la prensa te insultaba; Francisco acuérdate, lo que te decía tu hermano Gustavo, ese Victoriano te está engañando, no le creíste Francisco, le creíste más a ese cabrón de Victoriano Huerta, le creíste a ese viejo decrepito borracho, que a tu propio hermano y mira las consecuencias, míralas Francisco, no eres más que una de las cuatro patas de aquel mausoleo gigantesco que se llama “Monumento a la Revolución”. No eres más que un recuerdo en los libros de texto, una cita textual en el discurso de un político mexicano, un personaje de una comedia de telenovela del canal de las estrellas; no eres más que un espíritu, que añora, porque este país, la gente entienda lo que es la democracia. Como si en verdad, de eso pudiera comer la gente más jodida, a la que tanto cobijabas en tu hacienda.
Hay Francisco, Francisco, como atormentaste a José Vasconcelos, que hasta llegó a ser Rector de la Universidad de México y después Secretario de Educación Pública; bueno, hasta quiso ser como tú, Presidente de la Republica; pero a ese tampoco lo dejaron.
¡Francisco¡ ¡Francisco¡, Que no sabes, que la gente recuerda más a ese salvaje de Villa, que a ti hermano.
¡Que no sabes, que uno que otro, te recuerda y se toma el tiempo de escribirte estas líneas¡.
¿Explícame, como esta eso de la democracia y el sufragio efectivo?. ¿Como le hiciste para convertir al bandido de Villa en un ferviente revolucionario que peleo por tu causa? ¿En verdad buscaste ser el martir de la politica mexicana?. ¿En verdad creiste que el aparato porfirista iba a reconocer tu triunfo electoral?.
¿Porque en el México de hoy, son más las Carranzas y Obregones, que ambulan por la patria entera, que la gente como tu que pregona por que la Constitución se aplique realmente?. Que no sabes que es mas importante el pan que la libertad, la necesidad que la ciudadanía.
La gente como tú Francisco, termina donde se encuentran los grandes hombres.
¡En la historia….¡