EL DERECHO - ROMANO - DE LOS POETAS







¿Por qué es importante estudiar Derecho Romano?, si la civilización romana,  desde hace mas de mil años que desapareció.

En la Universidad Nacional Autónoma de México los estudiantes de la Facultad de Derecho y de la FES Aragón, estudian la asignatura por dos semestres; la FES Acatlán lo estudia por un semestre; en otras instituciones públicas, como el CIDE y la UAM, de plano, no cursan un solo semestre de romano. En la esfera de las instituciones de educación superior privados en el país, ha desaparecido la materia, en otras se cursa en tan un solo semestre y como materia de “relleno”; pareciera que la tendencia en el futuro, es desaparecer la enseñanza del derecho romano

Y eso es preocupante…En serio muy preocupante. Pareciera que en esta época global, tecnológica, donde las nuevas habilidades de aprender ingles y cómputo, son más importantes que el cultivar el espíritu clásico y romántico de conocer la tradición jurídica, simplemente de reivindicar la profesión del jurista.

El Derecho Romano realmente es un poema y únicamente lo entienden los poetas, está muy lejos de la plebe, de los vulgares, dicho con todo mi respeto; pero esa es la verdad; saber latín e historia de la cultura grecorromana, es un lujo en estos días, que difícilmente se adquiere en estos días de revolución global e informática, donde las necesidades son otras, menos las nostálgicas, de hace mas de mil quinientos años. Si acaso, estudiar derecho romano servirá para el cine hollywoodense, siempre y cuando, este no haga fantasías.

El Derecho Romano, es una serie de escritos de aquellos autores que fueron considerados en la antigua Roma como autoridades en el discernimiento de lo justo e injusto. (Iuris prudentes); la enseñanza y aplicación del derecho romano, tardo por lo menos quince siglos; claro que fue un derecho científico, jurisprudencial, y no un orden impuesto por algún legislador político demagogo presumiblemente “racional”.  Los jurisprudentes romanos crearon la esencia del derecho civil. Cuando digo derecho civil, no me refiero a la materia civil que hoy conocemos sistematizada por la influencia del Código de Napoleón, evolucionada ahora en nuestros respectivos códigos civiles; sino me refiero, al derecho civilizado; el que crea las sociedades avanzadas, modernas y “civilizadas”, opuestas, a las hordas bárbaras de la edad antigua. El Derecho Civil que se gesto en Roma, no es el derecho civil que hoy conocemos, era simplemente “todo el derecho”; aprender derecho romano, significaba y lo sigue siendo,  conocer el derecho de la civilización actual. La jurisprudencia romana fue tan benevolente que fue humanizándose y descubriendo los conceptos jurídicos que hoy aplicamos y empleamos en nuestro lenguaje jurídico. Personas, cosas, acciones. Las fuentes de las obligaciones son los delitos y los contratos; la Republica y el status de ser ciudadano. Saber que el motor que mueve cualquier relación jurídica, son las fides, que no es más que la “fe” de creer en lo que se obliga el prójimo.

En Roma nacen las “Instituciones”, que no son más que las materias y las reglas jurídicas que refieren a ellas. La institución no es lo que hoy conocemos, como sinónimo de alguna organización social; el verdadero significado es tan solo una representación mental, se trata de un “ente”, un “concepto”,  lo que hoy conocemos como “derechos reales o personales”, la posesión, propiedad, herencia, matrimonio, compraventa, dote, entre otros, son instituciones del derecho romano; son entidades que surgieron de la costumbre y la jurisprudencia romana, convertida en la inmensa cantidad de figuras jurídicas cuya aparición, fue dilucida por los juristas romanos de la época, quienes la interpretaron y explicaron a través de la solución de casos, delitos, contratos, acciones y excepciones. Estudiar derecho romano, era hacerse poco a poco, sin darse cuenta, un jurista, pero un verdadero jurista. ¡Lo entienden¡. Los juristas romanos no eran abogados, eran simplemente conocedores de un tipo de sabiduría que no cualquier persona podría saber. Por eso digo, que el derecho romano es para poetas, para hombres educados y ciudadanos libres; con todo mi respeto, saber reglas jurídicas puede aprenderlo cualquier persona que se diga abogado, pero ser jurista, no cualquiera puedo serlo. Solo los poetas. Solo los romanistas.




Estudiar derecho romano es una poesía, una metáfora de libertos e ingenuos, de sui y alieni iuris; de potestas y manus, de cosas y personas; de pretores y de sus edictos; en serio se los juro, no cualquier estudia derecho romano; solamente los poetas, los que adoran el pasado, los que se apasionan de lo clásico, del romanticismo grecorromano, los que creen en el valor y la fe, los que dignifican y enaltecen el titulo de ser y llamarse una persona libre y además, ciudadano de la republica. Los que aspiran a ser juristas.
Disculpen mis lectores. Quise escribir algo sobre el derecho romano, pero soy tan vulgar y plebeyo que no podría jamás hacerlo; admiro y envidio quienes si pueden hacerlo y quienes ostentan esa investidura, que un abogado leguleyo, buscapleitos, saca borrachos o cobra pagares, jamás podrá hacerlo. El derecho romano es para las personas cultas, que les encanta leer y adentrarse en los rincones de las sagradas escrituras, y no me refiero propiamente a la Biblia, sino al Digesto, la gran biblia de la jurisprudencia; al Corpus Iuris Civilis, el gran Código del Derecho; a los diversos Codex y otras hermosas piezas de la literatura jurídica; a los que siguen teniendo como maestro, a un difunto desconocido que murió presumiblemente hace más de dos mil años y que escribió un apasionante libro, llamado las Institutas. Me refiero a Gayo. Al maestro Gayo.

Estudiar derecho es de vulgares, porque los romanos nunca así lo hicieron. Ellos que iban a estudiar el “directum” de donde proviene “derecho”, “dret”, “direito”, “diritto”, “droit”, esas fueron desviaciones de sofistas retóricos expertos en pruebas que actuaban en el foro, como melódicos y terminaban engañando a los jueces; el derecho de los romanos, el verdadero Derecho, estudio el ius, que significa lo justo, el orden judicial socialmente admitido, formulado por las personas sabias y prudentes que conocían los justo, los llamados iuris prudentes. Por eso, lo que estudian los amantes del derecho, no es derecho en si, sino que es Jurisprudencia. La ciencia o el conocimiento divino, secreto, yo diría que hasta artístico, de los que es justo y bello.


Conocer el ius, hace a los jurisprudentes, en investirlos con auctoritas, es decir, darles autoridad. Por favor, no se confundan, hoy en día, cualquier vulgar tiene autoridad, porque ejerce la fuerza, el monopolio de la violencia que detenta el Estado; pero en la época de los romanos, los que tenían autoridad, no tenían más fuerza, que el conocimiento del ius; por eso insisto, el derecho romano es de los poetas; el derecho de las autoridades, es simplemente, el derecho de los vulgares.



Que ignorante soy, que no sé lo que es la colegialidad, el imperium, la responsa, la lex publica y privata; por no saber por que el dia martes es martes y el dia jueves es jueves; por vivir cada mes de julio y agosto, en un calendario que desconocere por siempre; soy un abogado de la era global que aprende ingles y navega en el internet; que aprende visualmente del software en forma kinestesica y no, de la pasión de sentir el papel del libro, el polvo de los libros, los anaqueles de las bibliotecas; pido perdón a mis maestros, por ser mas de esta era global y de experimentar con pasión esta revolución tecnológica, que de la época antigua cuando los hombres vivían y morían con valor y con honor;  pido perdón por no saber lo que es la auctoritas, el ius, la noble profesión de ser iusprudente. Pido perdón una y mil veces, a veces por emborracharme y embrutecerme matando cada una de mis jóvenes neuronas, que me servirían por lo menos para entender la prosa de los poetas juristas.


Si los estudiantes de derecho supieran que el derecho romano, es también un conocimiento que dignifica el alma, que no existe necesidad alguna de buscar a Dios, más que de encontrar las sabias leyes de los jurisprudentes romanos. Diría Ulpiano: iuris praecepta sunt haec: honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere: Los preceptos del derecho son estos: vivir honestamente, no dañar a otro, dar a cada uno lo suyo. Hay juristas romanos, tan poetas y moralistas que se hicieron, tan romanticos y tradicionales, tan obsoletos y criticados, que hoy en día, quisieran borrarlos de los mapas curriculares de todas las facultades de derecho del país; ojala nunca desaparezcan, que conserven la grandeza de Roma y de la profesión de jurisprudente;  para pedirles a ellos perdón por ser un vil esclavo del derecho, que estudia el directum y jamas el ius, por ser un sofista, tan sólo un abogado que no sabe distinguir de lo justo y lo injusto;… simplemente, por ser un hombre vulgar.




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