¡ NO SOY UN CIUDADANO "COSA"¡
Ser
ciudadano es tener el mejor de los títulos políticos que una republica, puede darle
a sus miembros. Pero resulta difícil ejercer esa ciudadanía, en un país como el
nuestro, cuando aprendimos de un sistema educativo, el modelo autoritario, de la
autoridad arbitraria, dictatorial, discrecional, que solamente rinde cuentas a “los de arriba”
y nunca a “los de abajo”; que premia a los leales y castiga a los creativos;
que forma a sus alumnos los futuros ciudadanos, a “no mover las cosas”, a “no
meterse en problemas”, que desalienta a toda costa, la creatividad y el espíritu
emprendedor. Un sistema que también se ve reforzado con una cultura politica tradicional, inmersa en un medio de desinformación y subestimación a cualquier iniciativa ciudadana, que no sea aquella que promueven los monopolios de la participación politica.
La resignación
y el trágico destino de siempre perder, es lo que nos ha llevado a esta crisis
moral de darnos por vencidos, de aceptar que otros decidan por nosotros, de
aceptar nuestro trágico destino de que nuestros líderes nos prometan, engañen y nos
traicionen, de aceptar “por lo menos”, que hay otros países peores que
nosotros; de sentirnos orgulloso de nuestros miserables resultados, de que
tengamos un multimillonario y no muchos; de seguir creyendo en el “pensamiento mágico”
de esperar cambios sexenales, lideres que construirán el país que perdimos y el
que anhelada pero derrotadamente, seguimos esperando.
Y
entonces tenemos que resignarnos, que el multimillonario empresario nos robe
con sus altas tarifas, por los pésimos bienes y servicios que nos ofrece; el teléfono
celular insuficiente para los mensajes y llamadas que quisiéramos hacer; un
internet lento, del cual pocos tienen acceso a él; una institución bancaria que
no le presta dinero a nadie y cuando lo hace, cobra los intereses y comisiones
más inmorales; una televisión que nos
ofrece la peor y estúpida programación que ninguna persona merece ver, telenovelas
tontas y cursis, reality shows donde se denigra cualquier inteligencia; un
transporte público incomodo, lento, estresante; una industria del
entretenimiento también de mediocre, equipos de futbol que no son campeones,
pero que reciben el trato como si fueran; horas y horas de programación absurda,
donde se incita a beber cerveza y más cerveza, para con ello incrementar también otras fortunas …,
contratar con la misma compañía telefónica, pagar la deuda privada eterna e
impagable y seguir viendo el mismo canal
de televisión.
¿Y dónde
queda nuestra ciudadanía? …. Con gobiernos que nadie elige, más que una
partidocracia que comparte y reparte el poder, a quienes son sus amigos, la misma
geroncracia que reparte los curules o los cargos públicos, a los mismos de hace
tres, seis, nueve, doce, quince, dieciocho, veintiún años …; los líderes políticos
que encabezan a un sistema burocrático, donde se premia la lealtad más que la
capacidad, donde lo importante es elegir a quien quede como Presidente,
asimilando su nombramiento, al gran Tlatoani que algún día nos gobernó, endiosándolo
y dejando en él, todas nuestras esperanzas y responsabilizando exclusivamente
en él, todos nuestros errores, olvidando también a todos los demás funcionarios
de la administración pública; desconociendo lo que es la transparencia y la
rendición de cuentas; desconociendo lo que hacen otras esferas de gobierno, desconociendo
quienes son nuestros diputados y senadores; y que diablos hacen …. (a parte de dormirse y ausentarse en sus sesiones).
No somos
una ciudadanía “cosa”. Una masa compuesta por personas físicas, donde cada
persona espera de su gobierno, recibir una gorra y una torta, si a caso una
despensa, un costal de cemento, una ayuda mensual, una tarjeta de débito, una
beca, una “chamba”, un puesto público, un contrato, una concesión, una patente
de impunidad; un pueblo que olvida y además, muy mal educado, que cree que todo
se resuelve con ese pensamiento mágico de creer en soluciones mágicas, que le
apuesta a la mediocridad y a seguir conservando los privilegios de quienes
detentan el poder.
Los
privilegios de los empresarios, quienes tienen los monopolios y evitan a toda
costa, la competividad de otros empresarios quienes ayudarian a bajar precios y mejorar la calidad de los bienes y servicios; de quienes tienen el control de la radio,
la televisión, las telecomunicaciones y las finanzas; los privilegios de nuestros
políticos, quienes a través de sus partidos, acceden a los cargos de representación
popular y a los medianos y altos niveles de la administración pública, para
poder ejercer los recursos públicos y satisfacer sus caprichos y ambiciones distorsionadas,
sin rendir cuentas a nadie de sus pobres resultados.
Como
ciudadanos, entonces, habrá que hacer
muchas cosas. Habrá que ser más participativos y interesarnos más en los
problemas comunes; darle un vistazo a la escuela pública a nuestra colonia,
mercado, plaza, biblioteca, clínica e interesarnos en sus necesidades y quiénes
son los servidores públicos que los administran; de informarnos cuál es el
dinero público que administra nuestra autoridad, llámese presidente municipal,
jefe delegacional, gobernador, presidente, enterarnos como todos ellos gasta el
dinero público y como lo gasta; organizarnos en sociedades de consumidores y combatir
los monopolios; hacer boicots de compras, aprovechar las redes sociales y contribuir
a que la sociedad de la información, llegue a todos los rincones de nuestro
medio social para hacer las denuncias a quienes tengamos que denunciar.
Habrá
que ser más participativos y menos resignados, más críticos y menos criticones;
al menos en mi caso, anunció que en breve, formulare un pequeño
cuestionario de diez preguntas a todos aquellos candidatos que aspiran a
representarme en la Asamblea Legislativa y en la Cámara de Diputados, y también
en la jefatura delegacional; no lo hare con el Presidente o Jefe de Gobierno,
pues la prensa se dedica a cubrir sus promesas y para eso hay mucha información
que cubren los medios masivos de comunicación.
En
el caso particular, el ejercicio que humildemente haremos, será exclusivamente,
a los candidatos desconocidos que eligieron sus partidocracias y que tendremos
que elegir en las próximas elecciones constitucionales el día 1 de julio del
2012, esa será al menos, una pequeña contribución que como ciudadanos debemos
hacer… Si algún candidato no responde a las preguntas, no me quedará más
remedio que denunciarlo por redes sociales, para que mis seguidores se enteren
de su arrogancia e invitarlos que no voten por él; si nadie contesta a las
preguntes que en breve formularé, entonces, anuncio desde aquí que anulare mi
voto.
¡Es
hora de hacerlo, por el bien de la República¡.