LA DEFORMA LABORAL
Pues bien, veamos que onda con la reforma laboral. De lo que mucho debería de discutirse, escribirse, inconformarse, apoyarse y cuestionarse; y de la cual, pronostico sin ser adivino para ello, que la iniciativa preferente presentada por el Presidente Felipe Calderón, para reformar la Ley Federal del Trabajo será rechazada.
En la LXI Legislatura, es decir de nuestros representantes populares que tuvieron la gran distinción supuestamente de representarnos (pues representan realmente a su partido político), tengo el dato de que se presentaron 214 iniciativas, de las cuales, 170 de ellas fueron desechadas, 33 pendientes en comisión, 8 de ellas, con dictámenes en comisión negativas y 3 de ellas retiradas.
Por lo tanto, lo primero que pregunto, es que si hay 33 iniciativas que se encuentran pendientes en comisión, ¿que caso tendría crear una nueva comisión?. No sería importante mejor darle continuidad a lo que se quedo pendiente y sacar esas iniciativas que esperan dictamen favorable.
De las iniciativas presentadas; 108 fueron del PRI, 30 del PAN, 32 del PRD, 10 del PT, 4 de MC, 10 del PVEM, 8 del PANAL, 1 independiente, 4 de ellas fueron presentas por más de dos partidos en forma conjunta; y ninguna de ellas fue aprobada. A parte las legislaturas de los Estados presentaron 7 iniciativas, 2 de ellas por el Congreso de Baja California y otras 2 por Chihuahua, los congresos de Michoacan, Queretaro y Coahuila también presentaron su iniciativa y tampoco ninguna de ellas fue aprobada.
Así como verán, la LXII Legislatura que se conforman con los 500 diputados que elegimos, de los cuales, por cierto tres de ellos ya pidieron licencia, (dos de PRD y uno del PVEM) se estrenaran rechazando una vez más la primera iniciativa de reforma laboral; y siguiendo la experiencia de la legislatura pasada, lo más seguro es que se presenten en los próximos tres años, otras 213 iniciativas de reforma laboral, que también muy probablemente serán rechazadas.
Así es esto, así funciona nuestro Congreso o nuestros políticos, o nuestros representantes populares. ¡No debemos preocuparnos porque ¡La reforma laboral no pasara¡.
Otro dato curioso que me hace suponer que la reforma laboral no pasara, es que el 18 de marzo del 2010, el PAN presentó una iniciativa de reforma laboral, muy parecida, a la que hoy presentó el Presidente; resultando que esta fue desechada en Comisiones el día 15 de agosto del 2012.
Quince días después, con el cambio de legislatura el Presidente vuelve a presentar la misma iniciativa, pero con redacción diferente, y muy seguramente, la misma volverá a ser rechazada. ¡Así de fácil¡. ¡La reforma no pasará¡. ¡No, no y no ...¡.
¿Pero porque no pasara?. En un país de protestones, marchistas, reaccionarios, marchistas y vendepatrias, la discusión que enfrentaran en breve nuestros distinguidos políticos, será enfocada decir: ¡No¡, ¡No¡ y ¡No¡. Frente a otro grupo que dirá: ¡Si¡, ¡Si¡ y ¡Si¡. Al final terminaran sacando, si bien les va, una reforma superficial, posponiendo la discusión fundamental para otra ocasión. ¡Ya lo veran¡.
Discutamos pues, quitandonos nuestros prejucios ideológicos, olvidandonos de San Karl Marx y del divino espíritu del artículo 123, que nos ilumine con su rayo de justicia social, si en verdad existe la necesidad o no de reformar la ley federal del trabajo.
El derecho laboral mexicano, fue realmente una invención de los diputados constituyentes partidarios del general Alvaro Obregón, que quisieron hacerle la mala jugada a Venustiano Carranza, lider conservador, exporfirista, que se había autodenominado y por ende, legitimado, como el máximo lider de la revolución mexicana. Resulta entonces, que un diputado constituyente de nombre Pastor Rouaix, fue quien ofreció a la asamblea constituyente, en aquel año de 1916, la necesidad de incorporar un nuevo titulo de la Constitución Política, relacionada con los derechos de los trabajadores; y fue así como nació el artículo 123 Constitucional.
El artículo 123 en el que estableció los derechos de los trabajadores, tuvo su primera ley reglamentaria, hasta el año de 1931. Es decir once años después, cuando un presidente "revolucionario", Emilio Portes Gil, promovió una reforma constitucional, para hacer dicha materia de orden federal y con ello, legislar la primera ley laboral.
Entonces llegó el año en que el Partido en el poder, era "revolucionario", de "izquierda", por momentos de "aires radicales"; era el "PRI bebé" antes de convertirse en el dinosaurio neoliberal que es hoy.
En pleno cardenismo, desde las altas esferas del poder, otro presidente llamado Lázaro Cárdenas, tuvo la ocurrencia, de diseñar el Estado autoritario y corporativista, que gobernó el pais, durante siete décadas; para ello, agrupo los campesinos en una Central Campesina y a los obreros del pais, en una "Central de Trabajadores"; ambas centrales, campesinos y obreros, CNC y CTM, se sujetaron al poder presidencial y se incoporaron, como sectores del Partido de Estado hegemónico, que gobernó el pais, a través de la política demagógica y de la simulación o fraude electoral.
El sindicalismo, fue el gran invento de ese nuevo Estado totalitario, que por momentos, parecía una caricatura del Estado Soviético, pero que realmente, fue adquiriendo naturaleza, mexicana, por no decir "Charra". El sindicalismo mexicano, producto de esa mutación revolucionaria, agrupó, mas que a trabajadores, a lideres sindicales, que luego de pactar con el gobierno, revolucionario (y por ende autoritario y corrupto), lograron obtener, importantes logros que hicieron de la profesión de líder sindical, una gran distinción que los coronaba en diputados, senadores, impunes e inmunes, influyentes y caciques en sus tierras, además de ser inmensamente millonarios, terriblemente amados y odiados por sus representados.
La Ley Federal del Trabajo de 1970, es el producto de ese "nuevo arreglo", que llevó la clase sindical con el entonces presidente Gustavo Diaz Ordaz, a cambio de que el "Sector Obrero", no apoyara a ese nuevo sector social, que era el "Estudiantil". Fue pues, aunque se escuche feo, el soborno que el gobierno represor de estudiantes, dió, para comprar la conciencia obrera. Esa ley, que muchos nostálgicos defienden ahora.
De esta manera, el derecho laboral mexicano, se fue constituyendo como un derecho protector, paternalista y totalmente favoritista a los trabajadores; si el Estado mexicano, no podía ser comunista y marxista, si por lo menos, a través de sus leyes laborales y de su propagación ideológica, fue construyendo los mitos de su revolución, las huelgas de Cananea, Rio Blanco, el artículo 123 y otras cosas más, que se pronunciaban en todas las tribunas públicas para poder legitimar, aquel sistema político mexicano, "casi perfecto".
José López Portillo |
José López Portillo, aquel presidente mexicano, culto y de discursos emotivos que hasta el mismo lloraba, promovió una reforma laboral procesal, muy importante, que logró mayores garantías a la clase trabajadora, que serviría para frenar a los potentosos corporativos y temibles despachos de abogados patronales. ¡Que melló¡. Nada mejor para su desenvolvimiento, que las Juntas Locales de Conciliación y Arbitraje.
En el campo de lo jurídico, el derecho laboral se vió como algo antagónico, una lucha entre el bien y el mal, los buenos, al menos para los egresados de las universidades públicas, eran los trabajadores, mientras que los malos, para una grepuscula minoría, eran los patrones. Bien pues, la lucha de clases, la lucha entre dos "totems" del derecho, Trueba Urbina y Baltazar Cavazos.
Alberto Trueba Urbina |
Algo parecido vuelve a suscitarse, la lucha de clases marxista, vuelve aparecer, ahora entre los defensores del pasado, neoconservadores, contra los implicables neoliberales pragmáticos del futuro; la lucha será intensa, pasional y muy divertida.
México en 1970, era un país de 49 millones de habitantes, cuarenta años después crecimos más del doble, a 112 millones de vidas humanas.
El México de 1970, era la de un país, gobernado en un sistema económico mundial, donde la riqueza era generada a través de métodos reales y donde la banca mundial, prestaba dinero, a los paises en vías de desarrollo, precisamente, para que estos lograron su desarrollo. Sin embargo, cuarenta años después, el México del 2012, se convirtió en un personaje más del nuevo orden económico, donde la riqueza se genera a través de la especulación y del dinero ficiticio electrónico, que viaja en los fluidos de las computadoras; mientras que la banca mundial perdió su espíritu solidario y se convirtió en un rentable negocio, para promover, mayor lucro y especulación.
El México de 1970, es el de un país, con una economía cerrada, que para solventar sus necesidades, sólo bastaba pedir dinero prestado y cuidar nuestra pequeña industria nacional, de la competencia internacional; sin embargo el México del 2012, es el México que debe "atraer" dinero, o mejor dicho, inversión extranjera" y para eso, debe competir, con mano de obrera barata y calificada; de no hacerlo, las grandes inversiones, se seguirán iendo a Brasil, Rusia, India, China y a los otros países que se les ocurra, hacer lo que tenga hacer, para "atraer" ese dinero.
Por eso la reforma laboral, va dirigida, no a defender la estabilidad del empleo, viejo paradigma del "Estado del Bienestar"; sino va enfocada, a estimular la producción, la riqueza y la competividad; y por eso, dicha ley, esta a la medida de las necesidades de los patrones, en donde se privilegie la capacidad y habilidad de sus empleados, más que su antiguedad. ¡Y es obvio¡, si fuéramos patrones, no tendríamos porque mantener a empleados vuevones ...
Por eso los contratos a prueba de seis meses, el pago por horas, los contratos de capacitación inicial; esto tiene una razón de ser, el pais se encuentra en una disyuntiva, o defiende su pasado heroico, manteniendo una población creciente desempleada o subempleada en deterioro de ésta, para convertirlos en "ninis"; o bien, opta por un modelo con visión en el futuro, en el que exista mucho empleo, con mucha movilidad, aunque los empleos estén "mal pagados", pero donde haya mas posibilidades de obtener trabajo.
Y es que seamos un poquito racionales para entender esta problemática, la ley vigente, se diseño en el México de 1970, donde el Estado era el principal promotor y generador de empleados, por lo tanto, sino había dinero para pagarle a los empleados, bastaba que el gobierno pidiera dinero prestado para solventar dicho gasto y fue por eso, que México terminó convirtiéndose, en el segundo país, con mayor deuda externa en todo el mundo, al grado, que llegó a quedarse un día sin dolares para pagar su deuda.
Sin embargo, el México del 2012, el Estado para poder generar esos empleos, debe "vender" su país; hacerlo ver como un gran paraíso donde las grandes empresarios y marcas comerciales, puedan maquilar sus productos, para obtener grandes ganancias. Si México no se vende, los empleos que podrían destinarse a nuestros compatriotas, terminaran iendose a China, donde no hay derechos laborales, o en otros países, como en Rusia, la India, inclusive Brasil, donde no existen tantas telarañas ideológicas, como las que aquí tenemos.
Ese es el meollo del asunto, no es que el gobierno sea vendepatrias, traidor o huerfano de madre, simple y sencillamente, es una necesidad para atraer dinero, capital, inversión, empresas y más empresas. Si no hay reforma laboral, la inversión económica que podría captar nuestro país, podría irse quizás a Guatemala o a otro país, que aproveche mejor el momento. (Brasil o Colombia).
Obvio, nos espantamos porque la iniciativa pretende legalizar el "outsourcing" y por esa razón, otros manifiestan su total rechazo; pero se les olvida, que legalizar algo que existe, es algo racional, es como crear leyes prohibitivas al aborto o al consumo de la mariguana. No podemos oponernos, a reconocer legalmente algo que existe. Inclusive existe hasta en las burocracias de los gobiernos izquierdistas del país, como lo es el de la Ciudad de México.
Si el Estado cambió parece increíble, que también lo hizo la empresa. En el año de 1970, las empresas eran corporaciones únicas, similares a la estructura una "Pirámide", que podían ser chicas o grandes, pero que aglutinaban una organización por momentos gigantesca y especializada en niveles y departamentos. Había empresas que tenían sus propias oficinas de recursos humanos, adquisiciones, mantenimiento, publicidad, jurídico, ventas; había inclusive el concepto de "casa matriz". Pero los cambios de la era de la información, ha transformado la "empresa pirámide", en la "empresa red", ahora son "empresitas" con optimizan recursos y contratan servicios con otras "empresitas", las cuales a su vez, contratan y subcontratan con otras "empresitas". De tal forma, que una empresa vende su marca, a otra que le maquila el producto, la cual a su vez, la empresa marca contrata a una empresa de publicidad, la que a su vez, le hace la publicidad a otra empresa, esa misma empresa marca, contrata los servicios de una empresa reclutadora de recursos humanos y otra más, de defensa legal, las cuales a su vez, dichas empresas, también le trabajan a otras empresas. En fin, la nueva era global, ha hecho que la empresa se diversifique y se enrede, con otras empresas. Esta realidad económica, no existía en 1970.
Pero como entender esta problematica. El empleo, la empresa, el flujo del dinero, es un fenómeno económico, muy comercializado por los políticos. Esa es la verdad.
Me parece que la iniciativa de reforma laboral por el Presidente Calderón, tiene algunos puntos buenos y otros negativos. La iniciativa (llamada también contrainciativa), que presentó la fracción parlamentaria del PRD, tiene cosas interesantes, que ojala también se incorporen. En pocas palabras, no digo que una iniciativa sea buena y otra mala, simplemente, deben ambas discutirse en una reforma autentica, donde todos salgan ganando; pues una reforma inminentemente patronal podría alentar el conficto social y agudizar las injusticias económicas; como también una reforma inminentemente obrera, podría incurrir en el error, de desalentar la riqueza, la inversión e inclusive, llegar al absurdo, de exterminar a los patrones empleadores.
Debe discutirse entre otros puntos, el derecho al seguro del desempleo, la prohibición de las firmas en blanco que luego utilizan algunos patrones para simular renuncias, las licencias de paternidad, la judicialización de los procesos laborales, por ende su profesionalización para una pronta impartición de justicia; el meollo del asunto, no es recortar los salarios caidos a un año, sino hacer una reforma laboral, (como la penal), para constituir juzgados sociales que resuelvan los asuntos en forma rápida y jurídica; la dilación de los procesos laborales debe caer en manos del Estado y no de los trajadores; propuestas por las cuales el Presidente no se pronunció.
Creó que si es necesario una reforma laboral, una que vaya encaminado precisamente a generar más empleo, mas oportunidades, menos desigualdad; creó que no se trata de decir no, porque no, ni tampoco decir si, porque si; se trata de discutir y convencer....No de defender las leyes creadas por aquel viejo Estado pseudo revolucionario y autoritario, que sobornaba la conciencia obrera, concediéndoles privilegios a sus sindicatos.