C@MUNICAD@S DE LA REV@LUCI@N 013/3010




El Presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson, no promovió el golpe militar contra Madero, simplemente, heredó el problema de la guerra civil en Mexico. 


Correspondería a él romper con la “neutralidad” y decidir, si apoyar al “gobierno carnicero” de Victoriano Huerta, quien ya tenía el reconocimiento de Inglaterra, Francia, Alemania, Japón; o bien, apoyar a Venustiano Carranza, autodenominado este como el “Primer Jefe del Ejército Constitucionalista”. 

La decisión no era fácil. El banquero James Speyer solicitó al Presidente Wilson, se reconociera al gobierno de Huerta, para con ello, garantizar el pago de un crédito de 10 millones de Pesos que se le había prestado; similar petición la recibió también de Julius Kruttschnitt director de la Junta del Ferrocarril Pacífico, así como de Phelps Dodge Co., la Greene Cananea Copper Company (la empresa minera más poderosa de México). 

Sin embargo, también se alegaba que reconocer al gobierno de Huerta, solo beneficiaría los intereses de las compañías petroleras británicas. La principal de ella, la Compañía “El Águila”. 

El Gobierno de los Estados Unidos, no solamente debía dar lecciones de “democracia y moralidad”, sino qué también debía actuar conforme a sus intereses. Valorar el “costo-beneficio”. La República vecina transitaba por una guerra civil, pero también, ¡vaya paradoja!, vivía un auge petrolero; y no era justo que toda esa riqueza, tuviera como destino a los europeos. 

Y es que, del otro lado del Atlantico, la gran guerra mundial estaba por estallar. 

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