DESPARECER EL "COMIPEMS"
¡Tiempos de transformación! Destruir todo vestigio de "política neoliberal" en los ámbitos de la vida cotidiana de las personas jóvenes, que mejor hacerlo, con la educación media superior.
Así las cosas, la "virtual" presidenta electa Claudia Scheinbaum Pardo ha manifestado su deseo de desaparecer el examen de ingreso a la educación media superior, que organizaba "COMIPEMS". Argumenta para ello, no sin decirlo directamente, que se trata de un acto de discriminación contra los adolescentes. Una perversa política gubernamental que marcó, estigmatizó y envió a millones de jóvenes a "escuelas buenas" y a otros jóvenes a "escuelas malas".
Obvio que por perversa política gubernamental, me refiero a los gobiernos del “PRIAN”.
La solución para abatir esta política discriminatoria, es eliminar este examen y establecer como criterio de asignación escolar, la cercanía del domicilio del estudiante con el plantel educativo. No suena mal la idea, sin embargo, si no se prepara a la población juvenil, sobre todo a los padres de familia, esta política educativa, como otras tantas ocurrencias, estaría destinada al fracaso.
Y es que, en la década de los setentas y ochentas del siglo XX, la explosión demográfica en la Ciudad de México y municipios conurbados del Estado de México, hizo que la educación media superior aumentará su oferta educativa en la creación de los CCH's, de los CECYTS - antes llamadas "Vocacionales" - a cargo de la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional. Del mismo modo, se crearon nuevas opciones educativas, como el Colegio de Bachilleres, el "Conalep", el "DGETI" y otras más.
Pero aun, pese que el Estado creará más bachilleratos, lo cierto es que la condición clasista y aspiracionista de millones de familias, sólo entendió como el único bachillerato de calidad, los de la UNAM y el Politécnico. Todas las demás escuelas, llámese “cetis”, bachilleres, y “conaleps”, eran refugio para los “rechazados”.
Fue así que durante los años noventas, se desató el fenómeno de los “estudiantes rechazados”, lo que vino a generar un movimiento de “estudiantes excluidos”, quien con las consignas de “Educación Primero al Hijo del Obrero, Educación Después al Hijo del Burgués", demandaban a la UNAM mayores espacios en su oferta educativa, para poder admitir a un 90% de estudiantes que no habían acreditado en su examen de admisión.
La respuesta institucional del Estado, fue crear el “COMIPEMS”, un instrumento raro, porque no era una entidad pública gubernamental la que se creaba, sino un convenio celebrado con varias instituciones educativas publicas, para poder organizar anualmente en un solo examen, el destino de los estudiantes aspirantes a ocupar un lugar en el sistema educativo media superior.
Se habló pues, de que ningún joven que tuviera deseos de estudiar, quedaría rechazado. Habría espacios para todos los aspirantes. Sin embargo, pese a este esfuerzo institucional, siguieron existiendo estudiantes no admitidos en las opciones educativas de la UNAM y el Politécnico. El problema, quizás no era la falta de espacios educativos, sino de una visión clasista de muchos padres de familia y de sus respectivos hijos-estudiantes, que hace suponer que existen “escuelas de primera” y “escuelas de segunda”.
Y no quisiera enfatizar esta premisa, pero de sólo comparar la grandeza e infraestructura de un Colegio de Ciencias y Humanidades, con la de cualquier otra escuela, resulta obvio suponer que en efecto, si existen “escuelas de primera” y de “segunda”.
El Gobierno de la Ciudad de México, creó acertadamente su propio bachillerato y hasta dos nuevas universidades publicas; los Conaleps por otra parte, dejaron de ser escuelas terminales para convertirse en bachilleratos y la educación en línea, ha hecho que la oferta educativa se amplíe.
El problema que debe cambiar en estos tiempos de transformación, no solamente es mejorar la “calidad” de las escuelas educativas, palabra además prohibida con la reforma constitucional del 2019 - pues dije “calidad” - sino también resulta necesario, dejar ese pensamiento clasista de pensar que un estudiante de la UNAM o del Politécnico, vale más, al de cualquier otra institución educativa.
En fin veremos en lo que termina esta propuesta de desaparecer el COMIPEMS; y si se logra transformar de una vez por siempre, esa visión clasista de la educación media superior.