C@MUNICAD@S DE LA REV@LUCI@N 009/3010
Los insurrectos encabezados por Felix Diaz y Manuel Mondragón, ante el fallido intento de ocupar Palacio Nacional, se movilizaron a la Ciudadadela; mientras que por el lado del gobierno constitucional, el Presidente Madero designó al general Victoriano Huerta como el Jefe de Operaciones para resistir y vencer a los sublevados; siendo este reforzado, por el general Felipe Ángeles.
Se suspendió el servicio telefónico, cesó tránsito de automóviles, los locales comerciales cerraron; durante diez días sólo municiones de balas y sonoros cañones, cayeron a diestra y siniestra por la Ciudad de México. Hambre y cientos de muertos. De ahí que el embajador estadounidense Henry L. Wilson, convocara en la embajada, tanto al líder de la revuelta Felix Diaz y al mando de la defensa, Victoriano Huerta, para que firmaran un armisticio.
La traición de Victoriano Huerta fue denunciado al Presidente, por su propio hermano Gustavo; pero Francisco I. Madero le autorizó a su general, un término de 24 horas para acabar con los insurrectos. Tiempo suficiente para que las tropas “leales”, cambiaran de bando a favor de los insurrectos y detuvieran en Palacio Nacional, a quienes debieron de haber guardado lealtad y subordinación: Francisco I. Madero y José María Pino Suarez. Al mismo tiempo, que el hermano del presidente, Gustavo A. Madero, fuera secuestrado, torturado y después asesinado.
Un capitulo vergonzoso en la historia de México. La cámara de Diputados aceptó las renuncias tanto del Presidente como del Vicepresidente y previo trámite constitucional de una presidencia interina de 45 minutos, la del ministro Pedro Lascuiran Paredes, ascendería a la presidencia de México, el alcohólico, contrarevolucionario, traidor, jijo de puta y usurpador de Victoriano Huerta.