C@MUNICAD@S DE LA REV@LUCI@N 010/3010
Francisco I. Madero en su misión patriótica de competir por la Presidencia, fue el hombre que hizo lo que nunca pudo hacer Bernardo Reyes; el quien logró aprovechar el descontento magonista y agrario, que hizo posible, convocar a la Revolución armada.
Hombre noble, de vocación democrática, terminó siendo víctima del oportunismo, el agandalle, la hipocresía y la traición.
El cuartelazo militar de 1913 que culminará con los asesinatos de Madero y Pinosuarez, fue el detonador del surgimiento de los nuevos liderazgos de la Revolución. Aparecería el viejo senador porfirista Venustiano Carranza, el empresario agricultor Álvaro Obregón y hasta el bandolero que alguna vez fuera perdonado por Madero: Doroteo Arango, alias "Pancho Villa". La Revolución iniciaría su segunda fase: derrocar al Usurpador.