CARLOS MADRAZO EL PRIISTA OPOSITOR DEL PRI


Carlos Alberto Madrazo, el Ex Gobernador de Tabasco, que en su juventud era un líder juvenil camisa roja, de los más fervientes admiradores del legendario revolucionario y anticlerical Tomas Garrido Carnaval, era sin duda uno de los hombres que más sospechas y desconfianzas despertaba al régimen, dado su pasado radical y discursos bravucones.

Propuesto originalmente por el Presidente Díaz Ordaz como el nuevo Jefe de Departamento del Distrito Federal que sustituiría al “Regente de Hierro” Ernesto Uruchurtu, recibió el veto del expresidente Miguel Alemán Valdez, quien le pidió que por ningún motivo lo designará como el Jefe del Departamento del Distrito Federal.

Y es que decían que Carlos Madrazo a donde iba, generaba problemas; por ejemplo aún sin tomar el cargo de Regente de la Ciudad, ya había dicho que para resolver el problema del agua en el Distrito Federal, le “cerraría la llave” a los terrenos de Satélite y Echegaray, los lujosos fraccionamientos de “Ciudad Satélite”, propiedad del expresidente Miguel Alemán Valdes.

Así que Gustavo Díaz Ordaz pensó que el lugar donde menos podía ocasionar menos problemas, sería como Presidente del PRI. En ese cargo, se requería un político con arraigo popular, que además pronunciara hermosos discursos nacionalistas; sin embargo la designación que hiciera el Presidente, fue un error, pues el nuevo líder nacional del PRI comenzó a predicar un discurso demócrata en las filas militantes de dicho partido, proponiendo que fueran las bases del partido quienes eligieran a sus presidentes municipales.

Fue así que durante el primer año de su ejercicio, se organizaron 1,200 elecciones primarias, para elegir candidatos a presidentes municipales y aunque muchas de estas elecciones, eran ganadas por las familias caciquiles de los pueblos, lo cierto era que implementar métodos democráticos en un sistema político autoritario, no era nada sano, pues ponía en riesgo la estabilidad política, así como los riesgos de ruptura en el seno del Partido. Pero más aún, implementar la democratización del PRI implicaba “cortarle el dedo” al Presidente y a los Gobernadores.

Pero el líder del PRI parecía que incitaba a la rebelión. Decía en sus mítines que no quería ver rebaños que acudieran a los mítines presionados, sino que quería ver militantes convencidos y no forzados. Simpatizantes que se reunieran semanalmente a discutir los problemas del país, que examinarán los errores del gobierno, que rindieran informes a las instancias del partido, que ayudaran a mejorar conductas de sus gobernantes, que atendieran los problemas de la colectividad. En pocas palabras, Madrazo pregonaba por un partido de militantes, no de “acarreados”.

El problema se incrementó aún más, cuando los diputados Christlieb Ibarrola y Vicente Lombardo Toledano, líderes de las fracciones parlamentarias del PAN y del PPS, de manera conjunto con el líder de los diputados del PRI Alfonso Martínez Domínguez, propusieron reformar la Constitución Política, para llevar a cabo la reelección de los diputados.

El Líder Nacional del PRI se opuso a la propuesta, pues la agenda de democratizar al Partido, no significaba la reelección de diputados, con el posible riesgo de que a la postre, se propusiera también la reelección del Presidente. Así pues, con estas declaraciones sensacionalistas, podían contravenir las ordenanzas dictadas por el propio Gustavo Díaz Ordaz, en su intención (oculta) de reelegirse.

Era momento pues de remover al líder priista, que ya para ese entonces, había organizado una estructura de comités secciónales y municipales, electos democráticamente; y quien constantemente en sus discursos ante asambleas de militantes priistas, hablaba de acercar el partido a las mujeres y a los jóvenes.

Fue el Gobernador de Sinaloa Leopoldo Sánchez Celis, quien comenzó a “operar” la remoción del líder priista, acusando a este de despedazar el Partido y el país entero. El Presidente con el “ánimo” de solucionar el conflicto entre el Gobernador y el líder del PRI, le pidió a Madrazo cesara en sus planes de democratizar el Partido. Carlos Alberto Madrazo, molesto ante la determinación, en un acto de dignidad, le entregó su renuncia.

Así, en pleno autoritarismo, el PRI vivió también su experiencia democrática fallida. Las nuevas generaciones de militantes priistas adquirieron conciencia de la imposición, la simulación, la lealtad servil; sabían que estaban obligados a cambiar por el bien del país, porque de lo contrario, sería la oposición quienes en el futuro, podrían llevar la bandera de la democracia en el país.

Gustavo Díaz Ordaz inmune al cambio, ordenó a la Dirección Federal de Seguridad, procedieran a espiar sin descanso alguno, al tabasqueño Carlos Alberto Madrazo; seguramente algo también tramaría contra Mexico. 

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