DE COMO NACIERON LOS HALCONES


La conformación de los “Halcones”, era un grupo mas, creado por el Estado para salvaguardar la soberanía y la defensa del país. Un grupo de jóvenes reclutados de aquellos delincuentes “incorregibles”, lastra de estudiantes porros fosilizados en las instituciones educativas, uno que otro soldado o policía desertor; jóvenes pobres, sin aspiraciones, resentidos, a los que había que darles una oportunidad; había que hacerlos a todos ellos empleados públicos, asignarles un salario quincenal seguro, que les permitiera tener estabilidad económica, para darles un mejor status social, hacerlos beneficiados de los programas sociales del gobierno de la revolución, vivienda y seguridad social, adoctrinarlos, en la benevolencia del régimen y enseñarles quienes eran los enemigos de la patria. Aquellos quienes habiendo “tenido todo”, ahora se lanzaban a las calles para atacar al gobierno protector que les había dado libertad y justicia social; para hacerse cómplices del imperialismo soviético y convertir en México, en una Cuba cualquiera.

Se dice que en 1968, fue el general Corona del Rosal, el Jefe del Departamento quien tuvo la ocurrencia de crear este grupo paramilitar; lo haría con el único fin de cuidar el orden y la paz social, ante el inminente riesgo de que la amenaza comunista llegara a México para provocar una revolución estudiantil, como la ocurrida en Francia; este grupo se formaría gracias a los buenos oficios de un porro apodado el “Fisch”, quien desde el interior de la Universidad, selecciono a sus cuates de “desmadre”, para “meterlos a chambear”, o mejor dicho, “becarlos” sin estudiar, simplemente por ser sus cuates y estar inmatriculados en la Universidad Nacional.

El buen “Fisch” metió a sus amigos a trabajar de “Halcones”, en la nomina del Departamento de Limpia y Mercados, donde les pagaría por sus desmadres, sin tener que trabajar ni estudiar; ¡qué padre¡, serian abogados, médicos, arquitectos, ingenieros, lo que quisieran estudiar; sus historiales académicos misteriosamente reportarían materias acreditadas, sin necesidad de que estos acudieran a presentar sus extraordinarios y el día que menos se imaginara, serian pasantes y hasta podían titularse en alguna carrera universitaria; así es el gobierno, así funcionan las cosas en este país. Era hora, de que la Revolución también le hiciera justicia a sus jóvenes.

Al grupo naciente de los “Halcones” se incorporaron el “Fisch”, el “Greñas”, el “Pichín”, el “Payo”, “La Muñeca”, “El Watusi”, el “Burro”; durante la revuelta estudiantil de 1968, daban sus respectivos reportes a los agentes de la Dirección Federal de Seguridad, para tener bajo “control” a los estudiantes mitoteros; eran ellos los que delataban a sus compañeros, señalando a los agentes encubiertos, quienes eran militantes de los Comités de lucha de sus facultades y escuelas superiores, quienes leían a Marx y Lenin, quienes hacían las pancartas, los panfletos, volanteaban y boteaban en las calles; su heroico y patriótico papel en el movimiento, fue “orejear”, infiltrarse al Comité Nacional de Huelga para acusar a los responsables de los desmanes que pusieron en riesgo la estabilidad de la patria. Se dice que una de sus misiones, fue ametrallar las Vocacionales 2 y 7 del Instituto Politécnico Nacional y la otra misión, muy confidencial, es que sirvieron de apoyo a los francotiradores en la fatídica tarde del 2 de octubre de 1968, en Tlatelolco.

Se dice que el Regente Alfonso Corona del Rosal le gusto tanto su proyecto paramilitar, que pidió el refuerzo de otro genio militar, el coronel Manuel Díaz Escobar, quien lo designo como Subdirector de Servicios Generales del DDF, para que fuera él, quien les diera instrucción militar a esos jóvenes desorientados. El Coronel Díaz Escobar acepto gustosamente el ofrecimiento y se convirtió en el “maestro” de esas juventudes paramilitares que conformaron los halcones.

El Coronel Díaz Escobar, como buen militar, siempre se preocupó porque ese grupo tuviera disciplina. Por ello, se dedico en los siguientes meses de su administración, a darles una formación castrense a los “halcones”, para ello, “engordo” la nomina e hizo la convocatoria “más abierta”; ahora se sumarian fusileros paracaidistas que tuvieran entre 17 a 25 años; les enseñaría artes marciales, judo, karate, aikido, kendo, box; les daría prácticas de tiro, manejo de todo tipo de armas y prácticas de sabotaje. Era el cuerpo de elite, especializado para combatir la revuelta estudiantil revolucionarias formadas bajo el amparo del espionaje soviético cubano. El grupo de los “Halcones” se conformaría por dos alas: la primera de ellas, el “ala” fundadora, la porril estudiantil; y la segunda “ala”, la ex militar. Los mejores miembros de la organización “paramilitar”, recibieron capacitación en los Estados Unidos, Japón, Francia, Reino Unido; los otros mientras tanto, se entrenarían todos los días, en las canchas de de Cuchilla de tesoro, de la Unidad San Juan de Aragón. Cobrando su salario quincenal de sesenta pesos diarios, que otorgaba el Departamento del Distrito Federal.

El porrismo fue y sigue siendo, una historia más de impunidad. 

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