LA DIRECCIÓN FEDERAL DE SEGURIDAD. LA POLICÍA ANTICOMUNISTA DE MÉXICO


La Dirección Federal de Seguridad fue la policía política del Presidente de la Republica, creada desde la administración del expresidente Miguel Alemán Valdez, cuya importante misión, era espiar a los enemigos del régimen; hacer un sistema de espionaje, de la misma calidad y eficiencia de la CIA Americana, quizás no con los mismos recursos tecnológicos de los americanos, pero si por lo menos, con las mismas funciones, para poder ofrecer al Presidente, “información veraz y confiable” sobre lo que hacían, decían, escribían y otros datos de la vida privada de los personajes públicos del país.

El primer Director de la DFS sería el Teniente Coronel Marcelino Inurreta de la Fuente, un ex veterano de la Revolución. El Subdirector de la Agencia, sería el Mayor Manuel Mayoral García, quien controlaba el tráfico de mariguana en todo el país; el Jefe de Control de Agentes, Juan Ramón Gurrola; los Jefes de Grupo serían Alvaro Basail de la Vía y Ernesto Moncada canalizo, también a dos tenientes y ocho subtenientes recién egresados del Heroico Colegio Militar, así como una veintena de policías. No eran ellos miembros de una policía común, era realmente una “policía de elite”. Un cuerpo de miembros policiacos, bien remunerados y capacitados por el FBI, cuya misión sería, la obediencia al Presidente de la República.

Sus primeras oficinas fueron en Plaza de la Republica Nª 6, frente al Monumento a la Revolución. Ahí en su aula de capacitación, recibirían pláticas por los agentes del FBI, respecto a como portarse, vestirse y comportarse en fiestas. Debían proteger al Presidente e investigar aquellos asuntos delicados que ordenaran sus jefes, además debían de analizar la información obtenida y realizar los operativos especiales contra los enemigos del régimen.

A estos primeros miembros de la Corporación, llegarían otros más, no con la preparación y disciplina policiaca militar, pero si con su salvajismo y brutalidad: una docena de pistoleros provenientes de Veracruz, cuatro hermanos llamados “Los Pumas” y otros dos más, apodados los “Bouzas”. Todos ellos propuestos y aceptados, por el mismísimo entonces Presidente Miguel Alemán Valdés.

El Presidente de la Republica tenía que lidiar con varios servicios policiacos. No le bastaba los agentes judiciales de la Procuraduría General de la República, o los soldados del Estado Mayor Presidencial e inclusive, hasta los policías pertenecientes al Servicio Secreto del Departamento del Distrito Federal, sino que también, requería de sus propios agentes, “hombres de estricta confianza”, que pudieran investigar asuntos de vital importancia. Bajo ese criterio, se incorporarían dos capitanes provenientes de la Secretaría de la Defensa Nacional: Luis de la Barrera Moreno y Fernando Gutiérrez Barrios, alias “El Pollo”.

Las primeras misiones que realizo la Agencia Central de Inteligencia (mexicana), fue investigar sobre la veracidad de un “platillo volador” fotografiado por el Diario El Universal. La investigación exhaustiva concluyó que no se trataba de extraterrestres, sino de una broma. Después, se dedicaron a espiar un Yugoslavo de nombre Carlos Bognadovic, Dragutin o Drago, a quien siguieron por varias semanas e intervinieron su teléfono a través de dos turnos y cuatro policías que se rolaban la misión, en una habitación secreta del Hotel Regis. El informe concluía que se trataba de un comunista y un sujeto “altamente peligroso”, que iría a una playa de Argentina, sin ser visto por la Policía. Otra de las misiones importantes que tenía que cubrir, era investigar el movimientos de lideres obreros sindicalizados (petroleros y ferrocarrileros), algunos extranjeros, periodistas criticones, a políticos priístas como en su momento lo fueron Ezequiel Padilla y Miguel Henríquez Guzmán; pero para esos días, la investigación se ampliaba a personajes como Carlos Madrazo expresidente del PRI, al propio Secretario de la Defensa Nacional Marcelino García Barragán e inclusive, hasta personajes de la farándula, como el cómico Mario Moreno “Cantinflas” o al popular conductor de programas de variedades, Paco Malgesto.

La nomina de los agentes secretos al servicio del Presidente, era muy extensa, que ni entre ellos mismos se conocían y algunos de ellos, cobraban en más de dos nominas gubernamentales. No solamente participaban en ella, miembros del Estado Mayor Presidencial, sino también, agentes de la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales de la Secretaría de Gobernación, encargados de leer libros y hacer investigaciones sobre las biografías de algunos políticos priístas y disidentes; también se encontraba el Servicio Secreto de la Policía del Distrito Federal y Policías Judiciales de la Procuraduría General de la República; todos ellos, extraoficialmente bajo mandos que podían ser opuestos; uno de corte militar, presumiblemente honesto, que inculcaba además del amor a la patria y las virtudes del buen policía, frente a otro, sin nombramiento oficial alguno, quienes podían ser tipos poco escrupulosos e involucrados en empresas ilegales entre ellas el contrabando o el tráfico de narcóticos, pero que podían ser estos últimos, “hombres de confianza del Presidente”.

De esta manera el Presidente de la Republica asumía un poder exorbitante que acompañado de su “Policía Inteligente”, tenía la noble misión de mantener la estabilidad política y pacífica del país. ¡Sin comunistas¡ …¡Sin disidentes¡....¡Sin revueltas estudiantiles!. El aparato de policía y espionaje estaba listo para serle leal al Presidente y cumplir "patrióticamente" su misión 

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