LA REVOLUCIÓN, ENTRE OBREGON Y LENIN
Construir una Nación después de una Destrucción, en verdad que no era nada fácil. Al menos eso es lo que se observa en la historia de las revoluciones.
Rusia por ejemplo, luego del ascenso de Vladimir Ivanovich Lenin, implantó el Consejo de Comisarios del Pueblo, para poder llevar cabo las reformas necesarias que exigiera la instauración de un gobierno socialista.
Para ello se confiscaron las haciendas propiedad de la Nobleza y del Clero, respetando la propiedad privada de los campesinos, pero no los excedentes de sus cosechas, lo que generó un descontento entre los campesinos y una cruenta guerra civil en Rusia. El Ejército Rojo comandado por Leon Trovsky aplastó a los rebeldes. El nuevo gobierno socialista, reprimiendo a su propio pueblo.
Por otro lado, Rusia tenía que retirarse de las acciones beligerantes de la Gran Guerra Mundial, por lo que celebró un tratado vergonzosos, perdiendo los territorios de Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia y Ucrania, a favor de los Alemanes. Así de simple, un gobierno socialista, cediendo ante el poderío militar de los alemanes. ¡Su peor humillación!.
Por otra parte, la industria del carbón, el hierro, la metalúrgica fue nacionalizada, al igual que los bancos también, pero el gobierno implemento la “Nueva Política Económica”, que permitió el reconocimiento de algunos empresarios.
Para variar, entre turbulencias políticas y económicas, una elección democrática, deja a las bolcheviques en una minoría legislativa, lo que produjo también, una disolución al Consejo de Comisarios del Pueblo, sustituyéndolo por un Soviet Supremo integrada por representantes afines al proyecto de Lenin, desconociéndose a todos los partidos políticos, pero dando origen después, a la instauración de una burocracia gubernamental leal a Lenin, conocida como la “Nomenclatura”, todos ellos pertenecientes al único Partido Político en Rusia: El Partido Comunista.
Luego Lenin sufriría un atentado, tres balazos recibió, que si no lo mató, si le fue mermando su salud, al grado de quedar “invalidó” y a la merced de algunos de sus principales colaboradores, Iosif Stalin, uno de ellos.
Aquí en Mexico algo similar pasaba. No había participado en una guerra mundial, pero si había experimentado una guerra civil que había devastado al país, sus ferrocarriles, sus líneas telegráficas, su sistema financiero, su campo abandonado, las epidemias y hambrunas que también azotaban a la población; la prioridad ante todo, era la pacificación del país, sino era con “cañonazos de cincuenta mil pesos”, sería con “plomo”.
La democracia era otro problema, hubo muchos partidos políticos, todos ellos con una gran representatividad, surgían el Partido Coperativista, el Partido Agrarista, el Partido Laborista, inclusive, el Partido Socialista del Sureste, el que estaba implementando el régimen socialista en Yucatán, bajo la dirección del Gobernador Felipe Carrillo Puerto, contra la “Casta Divina” que había gobernado la península, en agravio, de los indígenas esclavizados de la region.
La relación con los Estados Unidos era geográficamente importante y haber celebrado, con los representantes del nuevo Presidente “americano”, los llamados “Tratados de Bucareli”, eran también realmente “vergonzosos”, una “traicion a la patria y a la Revolución”. Mexico se comprometía a no aplicar el artículo 27 constitucional en forma retroactiva, no se nacionalizarían a las compañías petroleras extranjeras, además de indemnizarse a los “ciudadanos americanos”, afectados por la Revolución.
Después pasaría lo peor. Álvaro Obregón recibiría al igual que Lenin un “grave atentado”, pero no fueron tres balazos, sino que fue a la amistad y a su confianza, su gran amigo de causa, Adolfo de la Huerta lo había “traicionado”, se había levantado en armas y tenía casi la mitad del ejército y del país, bajo su mando.
Obregón dolido por la traición, tenia cerca a su Stalin, un amigo leal que sería importante para el país en los siguientes años, era su conciencia, se llamaba: Plutarco Elías Calles.
