DEFINIENDO LA CORRUPCIÓN
La corrupción no es lo que muchas personas piensan que es. No es la “mordida”, el clásico soborno que se les hace algunos funcionarios de bajo rango para realizar un trámite, agilizar una supervisión o no efectuarla. La “mordida”, se le llama también de diversas formas, “gratificación”, “para el chesco”, “para la cerveza”, “embute”, “mochada”, “la del puebla”; se le consideraba pues éste hábito, una mala práctica, justificadas también por los bajos salarios que recibían los empleados públicos.
La corrupción es algo mucho peor. Es una forma de vida, una forma de gobernanza, entre todos los actores de la sociedad.
Definir el concepto de corrupción resulta pues complicado por dos razones básicas: por una parte, se trata de un concepto sociológico y político muy amplio que se utiliza para hacer referencia a muchos tipos de conductas diferentes; por otra, el concepto no siempre ha tenido un mismo significado debido a su definición se encuentra íntimamente relacionada con factores tales como el comportamiento de las sociedades, la complejidad del Estado y la percepción de la función pública; elementos que han ido gestando significados diversos a través del tiempo.
Cabe señalar que en el derecho positivo mexicano, sobre todo en el ámbito de responsabilidades de los servidores públicos, no se encontraba tipificada, ni sancionada la corrupción. Si bien es cierto, existen normas jurídicas en el ámbito penal y administrativo que sancionan actos de corrupción, también lo es, que se sancionan determinadas conductas, no propiamente, actos de corrupción, pues el término resulta muy ambiguo; no se encuentra regulada en forma expresa y eficiente por algún ordenamiento jurídico en particular.
Recientemente la Ley General de Responsabilidades Administrativas y el Código Penal Federal, tratan de regular y sancionar a la corrupción en sus distintas manifestaciones. De ahí, que trataremos de dar una exposición que trate de definir, lo que debe entenderse por corrupción.