PRIISMO Y PORRISMO

El primer líder “porro”: Luis Rodríguez alias “Palillo”, allá por los años cincuenta; un joven carismático, por momentos burlón, prepotente y cínico, un “fósil” que no acreditaba las materias, pero que recorría todas las facultades de la Universidad y quien cobraba para hacer favores o trámites en las ventanillas burocráticas de la Universidad; el líder de la pandilla impune, que ninguna autoridad sancionaba, el que practicaba las “novatadas” a los estudiantes de recién ingreso, a quienes bajo la excusa del “examen médico”, a base de engaños los citaba en algún lugar de la Preparatoria de San Idelfonso, para posteriormente, al grito de “¡Desfile-Desfile¡”, en filas de cinco a diez alumnos, aplicarles a los recién universitarios, la “circuncisión” o la “tuberculina”, luego a base de amenazas, les cortaría el pelo a los alumnos ingenuos, para pasearlos por las calles como viles “perros”, para luego llevarlos a una pulquería, a beber pulque con gargajos que él y su pandilla porril, escupían.

El polémico “Palillo”, que termino siendo Psicólogo, con doctorado en Paris y quien termino por casarse con la actriz Fanny Cano, era el que comandaba a los porristas de toda la Universidad del equipo puma de futbol americano y quien recibió todo el apoyo institucional a su “noble causa”, directamente de la oficina del Presidente de la República, con el aval de la Rectoría. Entonces los recursos públicos salpicarían en suéteres con el logo universitario, gorras, ropa deportiva, banderas y toda clase de estipendios, que convirtió a “Palillo”, en el estudiante más popular; bastaba su presencia en el Estadio Universitario, para generar el ambiente festivo que provocan los espectáculos deportivos.

Quizás las oficinas de la Dirección Federal de Seguridad, la “CIA Mexicana”, dependiente del Presidente de la República, no dudaron, que gente como “Palillo”, era la que requería para tener el control de la Universidad.

La temible corporación policiaca, integrada por Agentes del Servicio Secreto, entendieron que entre los medios de control que se debía de tener en las Universidades Públicas, incluyendo el Politécnico, era precisamente, tener gente como “Palillo”, igual de simpática, carismática, pedante, prepotente, criminal, que pudiera ser cabecilla de grupos estudiantiles que se comportaran como “hordas”, que aunque no estudiaran, cumplieran con la función de tener controladas a las universidades.

Entonces, la Universidad para que pudiera estar controlada, debía de ser vigilada, espiada, acosada, denunciada, representada, por los grupos porriles; sólo de esa forma, podían contrarrestar a la fuerza de los “conejos”, (juventudes católicas) que aun en menor grado, imperaban en las aulas universitarias, así como a los comunistas.

Los porros pues, fue el “ejército de orejas” (informantes) y “células de choque”, que se infiltraron en la Universidad, que amparados como alumnos inscritos en la Universidad, cumplían con sus funciones de espionaje, provocación y apoyo logístico financiero a los funcionarios de la rectoría simpatizantes del gobierno priísta y líderes de la porra. Muchos de ellos, temidos y conocidos por sus apodos: “Pistolo”, “Dager”, el “Pinky”, el “Principe”, el “Bruja”, el “Monovano”, el “Capullo”, el “Vejigas”, el “Manos de Palo”, el “Llanta Baja”, “Cuco Pelucho”, “Fakir”, el “Aracuan”, el “Turco”, el “Pelón valencia” y el “Upa el Cavernario”, por citar algunos de ellos. Encargados, no solamente de hacer desmadres en los eventos deportivos, sino también, a organizar eventos políticos, para ganar la legitimidad de la “representatividad estudiantil”, en las sociedades de alumnos, organizaciones estudiantiles como la la FNET Federación Nacional de Estudiantes Técnicos; aunado a contrarrestar, a los grupos de activistas católicos y comunistas.

Nadie podía con ellos, el Jefe de la Policía de la Ciudad de México, Manuel Mendoza Domínguez, estableció un sistema de “zonas de tolerancia”, en donde se encontraban las escuelas preparatorias para que estos porrillos pudieran hacer lo que se les pegara la gana. Muchos de estos porros, se convirtieron a la larga en “madrinas”, como lo fue el “Fakir”, Pepe López, el “Negro” Durazo, Manolo Prieto, Hugo Olvera, “Chato Pasta”; algunos de ellos se convertiría a la larga, en “abogansters”, como Bernabé Jurado, embaucador de sus clientes, capaz de comerse los documentos o bien, otros se convirtieron en diputados y hasta Jefes de la Policía.

Pero en fin, la organización porril creció en la Universidad, hasta conformar la Federación Estudiantil Universitaria, quien gozaría de algunas prerrogativas concedidas por las autoridades universitarias, como el otorgamiento de locales, así como “ayudas económicas”, financiadas por el PRI, para convocar a congresos estudiantiles.

El partido de Estado (PRI), se introduciría en las universidades y ganaría cada vez más adeptos, ya fuera entre estudiantes, porros, o inclusive, hasta en comunistas. Al grado, que un Presidente del PRI, Alfonso Martínez Domínguez se le atribuye la frase: “El PRI no necesita escuela de cuadros, para eso tiene al Partido Comunista”.

Sin embargo, el ascenso a la presidencia de Adolfo López Mateos (1958-1964) y sus declaraciones “revolucionarias”, de decir que su gobierno, “era de extrema izquierda, dentro de la Constitución”, volvió sin proponérselo y quizás a espaldas suyas, a dar impulso al activismo estudiantil de tintes católicos, o supuestamente católicos, ahora calificados como “conservadores” o de “derecha”, activismo que se destacó por ser oposición extrema, a los grupos estudiantiles de “izquierda” que se identificaban como comunistas, los cuales, eran sin duda alguna, simpatizantes de Fidel Castro y la revolución cubana.

Entonces, la paranoia del comunismo hizo que en la Universidad se conformara el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), el cual tenía como misión, “combatir la intromisión del comunismo en la UNAM”. Dicha organización adquirió fuerza, con sus campañas en contra del cine pornográfico, el tráfico de drogas, las “novatadas” o la intromisión soviética en la facultad de Economía; sirvió además de aparato de presión en contra del Rector Ignacio Chávez, así como de organización estudiantil que contrarrestaba el activismo estudiantil de los estudiantes “democráticos”, identificados éstos, como simpatizantes del comunismo internacional.

No era de extrañarse, que el MURO, fuera la organización porril más importante en el México de los 60’s y en la Universidad Nacional. En la época en que el Rock and roll y las ideas “exóticas” del comunismo internacional triunfante Cuba, pusiera en riesgo, a la “juventud mexicana”.

No era de extrañarse, que el Secretario de Gobernación del Presidente Adolfo López Mateos y posiblemente líder máximo del MURO, era el Licenciado Gustavo Díaz Ordaz, quien años después, sería nominado por el PRI, como Presidente de la República.

Entonces, las organizaciones porriles estaban consolidadas en el México de 1966, para poder expulsar y humillar a un Rector de la Universidad; consolidadas también, para poder servir de instrumento de control y represión, a efecto de poder denunciar y acusar, en cooperación con los policías y agentes secretos, a los comunistas y agitadores “saboteadores” de la olimpiada del México 68. Hechas, para servir a la patria, al partido y al presidente de la república y no responder jamás de sus fechorías.

¡La historia del porrismo, es una historia más de impunidad¡.

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