UN PERIODISTA (YUCATECO) MISTERIOSO


Mario R. Menéndez Rodríguez originario de Yucatán, empezó su carrera periodística en 1958, emigró a la Ciudad de México en 1963, donde colaboró en diversos medios, entre ellos la Revista Sucesos, del cual llegó a ser su Director. Durante su estancia en dicho periodismo, se dedicaba elogiar al Presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz.

Quizás por eso, en 1966 fue invitado por el Presidente de la República para cubrir la visita de éste, en su gira a la República de Guatemala. Eran los tiempos en que la oficina de la presidencia, pagaba a la prensa y hasta el sueldo de los periodistas, a través de “salarios” no reconocidos oficialmente, llamados “chayotes”, mediante los cuales se les “estimulaba” a reporteros, periodistas, “columnistas críticos” y hasta intelectuales, de esa clase política emergida en el priato.

No solamente, se pagaba la prensa mexicana con los recursos públicos que otorgaba el gobierno priísta revolucionario de aquellos ayeres, pagando publicidad gubernamental, sino también, el régimen se daba el lujo de suministrar el papel a través de su empresa monopólica PIPSA, con el que se editaban todos los diarios, revistas, semanarios y hasta los cuentitos de memin pinguin, que circulaban en los puestecitos de periódicos, distribuidos éstos, a través de una organización cuasi sindical-empresarial, que monopolizaba las plazas y las calles del país e impedía a través de un ejército de golpeadores y “madrinas”, el ejercicio de la prensa libre, para editar, distribuir y comercializar, los periódicos y revistas, que pudieran representar, una crítica al gobierno.

Fue así que el periodista yucateco Mario Menéndez Rodríguez entendió cuál era su posición dentro del régimen. Ser un lacayo del sistema y hacer cualquier nota, respecto a las obras y discursos demagogos pseudorevolucionarios, que encabezara el Ciudadano Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y de su camada de fieles súbditos, todos ellos pertenecientes, al Partido Revolucionario Institucional.

Pero algo le paso al periodista yucateco que lo haría cambiar de postura.

Quizás fue ese viaje, el que hizo pensar a Mario Menéndez, el sentido de su vida. No solamente acompaño al Presidente Díaz Ordaz a su gira por Guatemala, sino que fue contactado, por el grupo guerrillero de las “Fuerzas Armadas Rebeldes” de ese país. Convivió con ellos en sus campamentos y desde ahí, no solamente entendió, sino vivió la experiencia revolucionaria propuesta por el Comandante Ernesto Guevara, la de focalizar la rebeldía, en “un Vietnam”, “dos, tres, cuatro Vietnams” y los necesarios para liberar América Latina del imperialismo yanqui.

Corría el año de 1966 y Mario Menéndez regresaría a la Ciudad de México, para continuar con los ediciones de la revista Sucesos y contactar desde su posición como Director de dicho semanario, a su amigo, el comunista Víctor Rico Galán, quien lo invitara a formar parte, del Movimiento Revolucionario del Pueblo.

Nada le hubiera gustado al joven periodista, participar activamente en la conformación de dicho grupo, pero lo hacía quizás desde su trinchera, ejerciendo su gran pasión el periodismo, la búsqueda de la noticia o de la verdad. Pero también quizás, el periodista cayó en su propia trampa. Se convirtió de un profesional de la información a todo un activista político o mejor dicho, a un militante guerrillero.

Así pues, a Mario Menéndez le gustaba imaginar que algún día, la revolución socialista estallará en México, pero luego se entristecía, eso parecía imposible. Las conciencias más nacionalistas del siglo XX, habían traicionado los ideales de la revolución mexicana. Vicente Lombardo Toledano y Lázaro Cárdenas del Rio, habían traicionado ambas la causa revolucionaria, al aliarse con la burguesía nacional y haber apoyado la candidatura presidencial del priíista Gustavo Díaz Ordaz.

Era triste reconocer la situación. América Latina se sacudía en la constante rebelión contra los gobiernos autoritarios impuestos por Washington, tal como lo había hecho Cuba; mientras que en México, la clase media, proletaria y campesina, consentían la represión contra médicos, telegrafistas, maestros, ferrocarrileros. Lo peor de todo, votaban por el PRI. El eterno partido político que había llegado para quedarse.

En ese año de 1966, Mario Menéndez Rodríguez, recibió una invitación del Comandante Fidel Castro para visitar la isla. Acudiría al IV Congreso Latinoamericano de Estudiantes, además de participar en los festejos del inicio de la revolución cubana, el célebre asalto del 26 de julio al Cuartel Moncada. Fueron días gratos, más aún, la inolvidable experiencia, de lograr la primera entrevista exclusiva concedido a un latinoamericano con uno de los lideres revolucionarios más importantes del mundo y compartir con él, sus eruditas opiniones, marxistas-leninistas sobre la lucha por el comunismo mundial.

Regresaría muy motivado a la Ciudad de México e inspirado, por los periodistas americanos que alguna vez entrevistaron a Fidel Castro antes del triunfo de la Revolución, fue que se lanzó a Venezuela, a internarse en las montañas de Iracara y entrevistar al Comandante en Jefe, de las fuerzas Armadas de Liberación Nacional, Douglas Bravo. Dos meses convivió en la Sierra, antes de tomar la cual fue su decisión más importante de su vida. Buscar y entrevistar a como diera lugar, al segundo hombre más importante de la América Latina revolucionaria: al Comandante Ernesto Che Guevara.

Convivió con los guerrilleros venezolanos, le señalaron éstos el camino al Departamento de Santander Colombia, donde pudo contactar con el Ejército de Liberación Nacional. Ellos lo llevarían a Bolivía, donde se encontraba en la insurgencia armada en comandante Che Guevara. ¡Era el año de 1967¡.
Mientras eso ocurría, el ELN asentaba fuertes golpes a la burguesía colombiana. Mientras que el periodista Mendendez corría inmediatamente a su hotel Torquemada, ubicado en Bogotá, para dar nota propagandística de la revolución colombiana; hasta que sin haberse dado cuenta, fue seguido y aprehendido por los agentes del servicio secreto colombiano (la DAS), quienes procedieron a interrogar al periodista mexicano, para que diera los nombres, las coordenadas y demás datos y referencias para encontrar a los guerrilleros. La información que proporcionó el periodista mexicano a las autoridades colombianas, lo hizo ver más como un periodista extranjero o un militante guerrillero disfrazado de periodista, como un “infiltrado” de la CIA.

Encarcelado Mario Menéndez, pidió el apoyo del consulado mexicano, quien intervinó para interceder ante el Presidente de Colombia Carlos Lleras Restrepo, para que lo indultara y lo dejará en libertad. Seguramente el Secretario de Relaciones Exteriores Antonio Carrillo Flores, informó de lo anterior, al Secretario de Gobernación Luis Echeverría y éste al Ciudadano Presidente Gustavo Díaz Ordaz. El nombre de este periodista sería clave, para la conspiración internacional que se planearía en contra de México.

Luego de las gestiones diplomáticas del gobierno mexicano, Mario Menéndez fue liberado de las cárceles colombianas y regresaría a México, quedando frustrada su intención de entrevistar al Comandante Ernesto Guevara. Triste fue su sentir, cuando se enteró que al Che Guevara había sido capturado en Bolivia y posteriormente ejecutado.

Sin embargo la revolución tenía que continuar. Durante los días en que fue encarcelando el periodista mexicano, le habían encontrado la cantidad de 20 mil dólares en su habitación de hotel. Quizás eran recursos que días antes la guerrilla disfrazada de “delincuencia común”, habían obtenido tras asaltar un banco; o posiblemente era el pago que la CIA le daba a su agente infiltrado. Fuera una u otra hipótesis, lo cierto es que Mario Menéndez logró juntar “algunos fondos”, quizás algunos préstamos otorgados por el propio gobierno priísta para editar ahora su propia Revista, el Semanario ¿Por qué?. Nada mejor que la técnica priísta de tener a los enemigos cercanos para poderlos controlar; el Secretario de Gobernación Echeverría no tenía la mínima duda sobre la calidad de “espía” Mario Menéndez Rodríguez, o se trataba de un infiltrado del comunismo internacional al servicio de Fidel Castro o bien, se trataba de un Agente de la CIA.

Los trabajos de investigación de la Dirección Federal de Seguridad, daban nota de que el periodista Menéndez, también había estado en Guatemala, Cuba, Venezuela y en Colombia. Se detectó pues que dicho periodista, era realmente un agente secreto del gobierno soviético cubano, pero también existían algunas pequeñas inconsistencias de su misterioso comportamiento, que pareciera que también servía al otro bando, es decir a la CIA, pues la información que había dado a las autoridades colombianas durante los días en que fue encarcelado en ese país, información precisa, sirvieron mucho para que el Ejército Colombiano diera un fuerte golpe a la guerrilla de ese país.

Fuera una u otra cosa, existía la evidencia clara y contundente, de que la conjura contra México, estallaría sin duda alguna, en aquel olímpico año de 1968; y que sería nada menos y nada más, la Revista ¿Por Qué?, su órgano de propaganda y difusión.

La Revista “Porque?”, sería un semanario donde se ejercería un periodismo “crítico” a base de insultos, difamaciones, noticias falsas y sensacionalistas. Un periodismo cuyos lectores podría fácilmente embaucar, pues jugaría directamente con las emociones de coraje, enojo e indignación, más que con la razón y la verdad. Revista que para variar, sería impresa por la Editorial Life, (para variar una empresa estadounidense), con el papel que le suministraba la entidad paraestatal mexicana PIPSA y con una inversión que obraba en las cuentas bancarias del señor Menéndez, de dudosa procedencia, quizás de los recursos obtenidos por asaltos bancarios realizados por la guerrilla colombiana a quien había traicionado o por lo que pagaba la nómina secreta de la CIA. Esa interrogante, solamente la podría contestar el Secretario Luis Echeverría.

La revista aparecería en febrero de aquel 1968 y tendría una circulación demasiada cuantitativa de cientos de miles de ejemplares para poderse adquirir fácilmente en cualquier puesto de periódicos. Así pues, las condiciones estaban dadas para la revuelta de “mayo mexicano”. Luis Echeverría Álvarez le informaba al Presidente, desde antes de que estallara el movimiento, de que los estudiantes de las principales universidades públicas del país, se levantarían casi en armas, en una revuelta popular, financiada, promovida, por el comunismo internacional, cuyo objetivo sería boicotear los próximos Juegos Olímpicos e implementar en Mexico una revolución socialista; movimiento que sería esta difundida, en un pasquín de quinientos mil ejemplares semanales, con fotografías sanguinarias de niños asesinados o soldados analfabetas golpeando a jóvenes estudiantes indefensos; Revista de amarillismo político que alcanzaría el número de ventas que llegó alcanzar la popular Revista Alarma, cuando a través de su “periodismo policiaco” o “nota roja”, dio cuenta pormenorizada del escandaloso caso de las “poquianchis”.

Así pues, el conflicto estudiantil en Mexico sería difundido, ya no por la Revista Alarma, sino por el Semanario Por Que?. El futuro movimiento estudiantil tendría su órgano de agitación, propaganda y difusión; y el periodista Mario Menéndez Rodríguez jugaría un misterioso papel, al servicio de quien le pagará.

Muy posiblemente, al servicio del Secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez.

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